Chechu Bonelli presenta a su hija y anuncia su boda con Darío Cvitanich

Es imparable. Inmediatamente después del último flash, cuando termina la producción fotográfica con ¡Hola! Argentina en su casa de Santa Bárbara, Cecilia Bonelli (29) se dispone para recibir invitados a almorzar. Ella misma prepara la comida, un tentador rissotto "à la Chechu", sin perder de vista a Lupe, su hija de un año y tres meses, que se pasea entre la cocina y el living. Justamente allí, en el sillón más importante de la casa, descansa Darío Cvitanich (30), su pareja desde hace tres años, el padre de la beba, que acaba de terminar un partido de golf.

Posiblemente, la breve estadía de la familia en el país [N. del R.: viven en Francia desde 2012, donde él se luce como delantero del Olympique de Niza] sea la razón por la que su agenda esté tan ajustada. "Cuando vengo a Buenos Aires quiero hacer todo: salir con amigas, visitar a mis familiares, comprarme ropa, encargarme de la huerta que tengo en el jardín… No me quedo quieta un segundo", confiesa la modelo y conductora. Pero esta vez no fue una visita más. La pareja llegó al país para hacer un importante anuncio: "¡Nos vamos a casar!".

–¿Hubo propuesta formal?

–[Se ríe]. En realidad no, pero nos casamos. Mientras esté afuera quiero proyectar mi vida personal. Por eso, me encantaría poder terminar de formar mi familia y una vez que vuelva al país, retomar a full mi carrera. El año que viene nos gustaría tener otro hijo y todo eso implica mucho tiempo, entonces si no nos casamos ahora, la boda se dilataría por años. Yo fui la que lo planteó formalmente. Le pregunté a Darío si quería que nos casemos durante el verano y me dijo que sí. Ya tenemos todo planeado, la fecha es el 27 de diciembre.

–Entonces se lo propusiste vos…

–En realidad, estaba hablado. Sabíamos que algún día nos íbamos a casar. Yo esperaba la propuesta, pero mi ansiedad pudo más. El quería pedírmelo y yo me anticipé.

–¿Ya decidieron dónde será la boda?

–En San Nicolás, mi ciudad natal. Nos vamos a casar por Iglesia y también haremos la fiesta ahí, en el Hotel Colonial. Para mí es un paso muy importante. Además, me puse tantas veces vestidos de novia para revistas o desfiles que, una vez, quiero que sea para mi casamiento. Pero también me caso por mi papá. En mi familia somos cuatro hermanos, tres son varones y su posibilidad de entrar a la Iglesia del brazo de su hija es una sola. Es una situación que cualquier papá quiere vivir.

–Viviendo en Europa, ¿cómo organizás la boda?

–Contraté una wedding planner. Ella me manda opciones y yo le doy el OK. Estas semanas acá también ayudaron para tomar decisiones. Elegimos las invitaciones, el lugar de la fiesta e hicimos la degustación. Por suerte, Darío no tiene problema y me ayuda bastante.

–¿Por qué decidieron dar este paso ahora?

–En realidad, siento que la pareja tiene que ir dando saltitos y demostraciones de afecto todo el tiempo porque motivan y enriquecen la relación. Y el matrimonio es un plus de amor porque estás apostando para toda la vida.

–¿Siempre quisiste formar una familia?

–Sí, y llegó en el momento justo. Cuando me puse de novia con Darío él estaba jugando a préstamo por un año en Boca, pero pertenecía al club Ajax de Holanda, así que sabía que iba a tener que tomar una decisión. Si yo me hubiese enfocado en mi carrera en lugar de dejar todo por él, creo que ahora estaría sola y malhumorada.

–¿Te costó dejar tu carrera en stand by?

–Bastante. En 2011 estaba trabajando mucho como modelo y coconducía Fútbol para Todos, por FoxSports. Y de un día para el otro me fui con Darío... Se dio así, a todo o nada, y fue perfecto.

–¿Dudaste en irte a vivir afuera?

–Lo pensé mucho. También lo conversé con mi familia. Para mi papá [Juan Carlos], Darío es un hijo más y antes de tomar la decisión me dijo que si yo creía que era el hombre de mi vida, lo acompañara. Lo mismo me dijeron mis hermanos [Juan Carlos, Juan Manuel y Juan Andrés]. Para mí fue muy lindo que ellos me apoyaran. Yo soy la única mujer de la familia [su mamá, María del Carmen, murió en 2008] y aunque cuando era más chica tuvieron muchos celos, esta vez están copados con mi pareja y eso me hace bien.

–A mediados de 2012 te fuiste a vivir a Europa y enseguida quedaste embarazada. ¿Lo estaban buscando?

–Inconscientemente, sí. Pero tampoco pensamos que iba a llegar tan rápido. Me enteré en Holanda, cuando todavía Darío estaba estudiando la opción de jugar en Niza. Finalmente aceptó y, veinte días después, nos mudamos a Francia. Yo no sabía si iba a sobrellevar mi embarazo en otro país y pensé en la posibilidad de volverme a Argentina, pero quedarme fue la mejor decisión, me ayudó a poder disfrutar de cada momento con mucha tranquilidad y sin exigirme laboralmente. Tuve mucha paz. No me arrepiento de nada.

–¿Cómo viviste el embarazo?

–Sufrí mucho no tener a mi mamá ahí porque tuve dudas y creo que la presencia de una madre es superimportante en ese momento. No tuve complicaciones pero sí pérdidas y yo no sabía cuán grave era y me asustaba mucho. Aunque soy impresionable, en el embarazo no tuve dolores. Durante cuarenta semanas solo una vez sentí molestias. En el parto, salió todo tal cual lo idealicé, fue divino. Minutos antes de dar a luz, Darío estaba comiendo pizza y yo jugando al Candy Crush.

–¿Cómo es Lupe?

–Tremenda, no para ni un minuto. También es coqueta, se pone mis collares y posa para las fotos sin problemas.

–¿Cuáles son los pros y los contras de ser mujer de un jugador de fútbol?

–Cuando sentís que el amor es seguro, real y sano, los celos no existen. Lo único difícil de vivir con un jugador es que te volvés nómada. Pero tengo lo que siempre soñé.•

Texto: Paula Galloni

Fotos: Tadeo Jones

Producción: Georgina Colzani

Maquillaje y peinado: Keku Rezzio, para Sebastian Correa Estudio, con productos Lancôme

Agradecimientos: Lacoste, Madia Leva, Mas Negro, Natalia Antolín, Paula Cahen d’Anvers, Rapsodia, Ricky Sarkany

LA NACION

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