Raúl Porchetto recordó el día que se escapó de una clase de Derecho en la universidad por la ventana
En un mano a mano con Jey Mammon, el cantante habló sobre su pasado como estudiante de abogacía y dijo que él fue “un traidor a la clase media”
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Pelo por los hombres, pantalones de jean de botamanga gastada y las ganas de ir en contra del sistema a flor de piel. Si hubiese que describir a Raúl Porchetto con tres características, esas serían las indicadas. Y, si pudiesen ser cuatro, habría que agregar talento por montones. Pero a quien hoy se conoce como un pionero del rock no siempre estuvo encaminado hacia ese destino ya que, en una época, era un estudiante que aspiraba a salir de la universidad con en título de abogado en mano.
Raúl terminó la secundaria y, a pesar de amar la música desde su infancia, su mente no era capaz ni de imaginar que algún día tocaría entre los más grandes. Muchos menos que él mismo entraría en esa categoría. Nacido en una familia trabajadora durante el ‘49, el camino que debía seguir estaba delineado frente a sus pies: del colegio a una carrera y directo a una oficina en donde debería pasar cada día de su vida hasta jubilarse.
Durante su paso por Los Mammones (América), el genio detrás de “Las puertas del acuario” recordó la secuencia completa de su intento fallido de convertirse en licenciado en ciencias políticas. “En ese momento había que ser abogado para poder recibirse en ciencias políticas”, comenzó narrando la historia, como se debe, desde el principio. Y agregó, con una pizca de picardía: “Siempre me gustó la política como ciencia, no como choreo”.
El deseo por recibirse o, al menos, la inercia de ya estar inmerso en el estudio lo llevaron hasta quinto año de la facultad. Pero ya llegando a la recta final, comenzó a gestarse dentro de él un conflicto: él quería ser músico. “En ese momento era inimaginable decir que querías ser músico. Hoy, yo creo, 9 de cada 10 pibes quieren ser músicos o hay una posibilidad de búsqueda artística”, manifestó, comparando las épocas.
Refiriéndose a los grandes de esa época en donde incluyó a Charly García -a quien, cariñosamente, le dice “Carlitos”-, Pedro y Pablo, y otros, dijo: “La camada mía casi fuimos traidores a la clase media. No entraba en el protocolo. Ni bien ni mal, pero no entraba”.
Las dudas, la pasión por el arte y la tendencia disruptiva natural a su personalidad comenzaron a combinarse y terminaron de estallar gracias a una película, de la cual no dio el nombre. Porchetto fue al cine y vio una obra que “le voló la cabeza”. Inmediatamente después, se dirigió a la clase que le tocaba.
“Era deontología de la abogacía que es la ética del abogado. Y el tipo empieza a hablar de algo que no tenía nada que ver. Entonces levanté la mano, siempre tenía conflictos con los profesores, y pregunté donde estaba la ética”, detalló. Y continuó: “Era una contradicción, dije un par de cosas y no aguanté mas”.
Su historia universitaria terminó con él huyendo por la ventana porque, según le comentó a su entrevistador: “El extraño de pelo largo ya era extraño”.
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