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Comenzamos hoy con una sección que se irá y volverá cada vez que nos silbe la cococha, la cual procederá a dar cuenta de señores y señoras reales que hicieron bien los deberes de este curso acelerado de rockstarismo incluso antes de que el mismo existiese. Decisiones excéntricas, limadas épicas, pelotudeces divinas y demás rasgos del rockstar nato, no en la fría teoría que nos ocupa día a día, sino en la más abyecta práctica.
Sí, Warren Cuccurullo tiene el peor apellido de la historia del rock. No, Warren Cuccurullo no es el personaje de Porcel en El profesor punk: ese era Pancurulo. El muchacho existe y no es ningún gil: a los 22 se consiguió un currito como guitarrista de un tal Frank Zappa y llegó a meter rítmicas y coros nada menos que en Joe’s Garage. Después fundó Missing Persons y por último se sumó a Duran Duran a fines de los 80, les regaló un par de hits resucitadores ("Come Undone" y "Ordinary World") y fue debidamente echado de un shot en el ocote cuando a LeBon le pintó otra gran rockstareada: reunir a la formación original, vieja y hecha mierda.
Ustedes se preguntarán qué convierte a Cuccurullo en una estrella hecha y derecha. Bueno, la cosa es así: además de guitarrista, el bueno de Warren es fisicoculturista y bien parecido. Mientras aún estaba en Duran Duran se prestó (o se alquiló) para una sesión de fotos en la revista brasileña G, consumida por muchachos que gustan de muchachos (aunque él no comulgaba en esos gustos, aclaró mil veces). Ahí hizo gala de otra de sus virtudes ocultas: 21 centímetros de nerca dispuestos en el lugar más provechoso de su anatomía. Y le tomó el gustito.
Al ser despedido, relanzó su site personal, se acordó de aquella experiencia como sex symbol y agregó una sección Members Only en la que no daba clases de guitarra, no te contaba historias ni subía fotos de perritos: se la pasaba garchoteando con gente, o consigo mismo, o con lo que venga. El tipo la limó y se dedicó al porno. Inigualable rockstareada.
Pero ojo, porque no se quedó con eso solo: también le pintó dejarte un souvenir, puerquita/o. Por eso lanzó Rock Rod, la mismísima recreación a tamaño natural del enano muerto que le cuelga entre las patas. Así se volvió el primer rockero en tener un dildo personalizado (los modelos en yeso que hacía la groupies Cynthia Plaster Caster sólo tenían fines ornamentales), hasta que Rammsten sacó su caja deluxe de Liebe ist für alle da en 2010, con una reproducción de cada uno de los nepes de los muchachos, más unas esposas y un tubito de lubricante. Las pruebas de que lo de Cuccurullo iba en serio, a continuación.

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