Ropa sucia afuera

En El club, Pablo Larraín indaga en temas complejos como son los crímenes perpetrados por sacerdotes católicos y el encubrimiento de la Iglesia, con un tratamiento alejado de los clichés de este tipo de historias.

Cuatro curas mayores y una monja viven en una "casa de retiro" en un pequeño pueblo de la costa chilena. Sus días tienen una rutina fija, organizada alrededor de los rezos y las comidas. Aunque también incluye el entrenamiento de un galgo al que llevan a competir en carreras, en las que apuestan dinero.

Los curas están ahí por haber cometido distintos crímenes, entre ellos, abuso de menores y robo de bebés. Fueron separados de la Iglesia, castigados pero también protegidos de la ley. Hasta que un incidente provoca el suicidio del nuevo integrante del club y un sacerdote joven llega al lugar a investigar a los curas y con intenciones de cerrar la casa.

Como hizo en No, acá Larraín también elige un tratamiento estético que lo aleja de lo convencional, con los colores lavados y la imagen un poco difuminada, como marcando la poca transparencia y luz que tienen estos personajes siniestros. En cuanto a lo narrativo, el director utiliza toques de humor negro, que en el desarrollo de la película termina siendo ganado por la oscuridad.

Por María Fernanda Mugica

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