La prestigiosa directora italiana Emma Dante dirige en el San Martín
Es una de las realizadoras más renombradas y llegó para presentar Le sorelle Macaluso, en el ciclo internacional del CTBA
Una anciana agoniza y, en el delirio de sus últimas palabras, llama a su hija:
-En definitiva, ¿yo estoy viva o muerta?
-¡Estás viva, mamá!
-¿Viva? ¡Te burlas de mí! Yo estoy muerta desde hace tiempo, pero ustedes no me lo dicen para no asustarme.
La prolífica artista siciliana Emma Dante se inspiró en esta anécdota que le contó un amigo para escribir Le sorelle Macaluso, una obra que se presenta en el marco del ciclo Italia In Escena, en el Teatro San Martín, desde ayer hasta el sábado, organizado por el Complejo Teatral de Buenos Aires. Esta obra tan emotiva, surrealista y femenina recorre desde hace varios años los escenarios del mundo con un relato sobre el dolor que genera la pérdida de un ser amado y los vínculos que pasan el umbral del más allá. "Quería contar la historia de una familia como un cuerpo entero que, a lo largo de la vida, es mutilado", explica Dante. Siete hermanas en condición de miseria son tan cercanas entre sí que ni siquiera después de la muerte pueden separarse. Leales a la promesa que le hicieron a su adorada madre en el lecho de muerte, las Macaluso nunca dejan de bailar, de cantar y de reír. Son "un pelotón femenino", como define: "Son mujeres inmóviles en un tiempo que no es real, un tiempo que explota y que se quiebra, como lo hace la vida que nos atraviesa desde la juventud hasta la edad adulta y luego desde la vejez hasta la muerte".
Dante, nacida en Palermo en 1967, es una de las personalidades más prestigiosas del teatro italiano. Cuando era niña fue al teatro griego de Siracusa con la escuela a ver Antígona y aquella experiencia la deslumbró. Aquella tarde regresó a su casa y le dijo a su madre que quería ser actriz. Después de terminar el colegio, su madre buscó la convocatoria para entrar en la Academia: "Si querés hacer esta profesión, tenés que irte de aquí". Pronto la condujo a la estación y Dante, que nunca había salido de Sicilia, partió hacia Roma. Las mujeres en la obra de Dante son combativas, infatigables, muy parecidas a aquellas damas que conoció en Palermo: "Las familias sicilianas son predominantemente matriarcales. La mujer administra la casa, pero también el alma de sus habitantes". Via Castellana Bandiera, la película que dirigió y protagoniza (obtuvo el premio a la mejor intérprete del Festival de Venecia) es otro gran ejemplo, un duelo entre dos mujeres de distintas generaciones obstinadas que no están dispuestas a ceder el paso a la otra, literalmente, en una angosta calle de Palermo, un día de calor sofocante.
Además de dirigir e interpretar textos clásicos, es dramaturga y cineasta y su próximo proyecto está inspirado en esta pieza que presenta en Buenos Aires. En Le sorelle Macaluso se enfrentó a la complejidad de contar algo que los vivos desconocemos: "No sé qué es la muerte y esto no es un problema de los muertos, sino de los vivos. La muerte nos concierne a nosotros que nos quedamos y nos enfrentamos al duelo, nosotros que nos desesperamos por la pérdida de nuestra madre o de nuestro hermano, incluso si no recordamos bien cuál es el momento preciso en el que los hemos perdido".
En Le sorelle Macaluso aparece, en cierto modo, Diego Armando Maradona. El hijo de una de las hermanas siente pasión por el jugador. "El chico le pide a la madre el conjuntito de fútbol del 'pibe de oro', su héroe. La madre se lo compra y él morirá de un infarto, muy joven, mientras juega a la pelota, con su remera".
El recientemente fallecido Andrea Camilleri fue mucho más que personalidad influyente en la vida de Dante, fue un docente y un padre: "Andrea me enseñó todo lo que sé del teatro, de la vida, me ayudó a tener coraje, a superar los límites, a no tener prejuicios, me incentivó a apretar la cuerda sin tener miedo de colgarme. Fue mi padre de la poesía, de quien escuché el primer verso, el verso más lindo, aquel dicho con una voz carrasposa, profunda, desgarbada, la voz que sabe excavar adentro hasta llegar al abismo. Lo quiero mucho a Andrea, como se quiere a un padre que supo hacer de padre".
La convulsa realidad de su país, admite, la desorienta: "No me hace sentir libre como persona porque dicta principios lejanos de mi ética de ciudadana y de artista. La única cosa que puedo hacer es hablar, decir mi opinión, a través del teatro, tomándome la responsabilidad de todo lo que acontece en la escena, desde la mirada de un personaje hasta su camisa oscura, desde su frase más infeliz hasta su danza más bella", asegura. Así, transforma, por ejemplo, la ropa de luto y un cortejo fúnebre en una danza alegre. "¡Ellos lo hacen y este gesto para mí es un poco como cambiar el mundo!". Dante aspira a que los espectadores se marchen de sus obras con una flor, con una semilla, una metáfora del inicio del desarrollo de algo que tiene vida: "Doy este ejemplo porque el teatro es un proceso natural e inexplicable que cautiva siempre".