Los comienzos de Javier Faroni: de su Córdoba natal y su relación con Carlos Calvo a su vínculo con el escándalo de la AFA
El empresario teatral despuntó en el espectáculo en Mar del Plata, durante su adolescencia; con el tiempo se convirtió en un jugador clave del circuito comercial, que gestionó obras con reconocidas figuras
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Desde el domingo 28 de diciembre, cuando LA NACION dio a conocer que detrás de la ticketera Deportick que comercializa las entradas para ver a la Selección Argentina aparece el nombre de Javier Faroni, el reconocido empresario teatral pasó a ocupar las noticias principales de los portales de noticia. Este martes, el juez federal Luis Armella ordenó el allanamiento de su casa, tras una presentación de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) a partir de la investigación de LA NACION.
Hasta este momento, el nombre de Javier Faroni siempre estuvo ligado a la producción de obras de teatro del circuito comercial. Hace unos años, su productora era una de las que más títulos aportaba al circuito de nuestro país, al menos antes de su incursión en la política -fue electo Diputado provincial por Unidos por una Nueva Alternativa (UNA) en 2015- y de su vinculación actual con el mundo del fútbol, en el que asumió diferentes roles. De todos modos, su relación con la producción teatral se ha mantenido hasta la actualidad.

Nacido en General Roca, Córdoba, en 1971, de chico la familia de Javier Faroni se mudó a Mar del Plata. “Cuando tenía 11 años vivía con mis padres en Mar del Plata -contó en la primera entrevista que dio en su vida, en 2004-. Una vez, caminando con mi abuela por la puerta del Provincial, nos encontramos con Silvia Montanari, quien estaba presentando un espectáculo con Carlos Calvo, Alberto de Mendoza y Zulma Faiad. Yo la saludo y le pido que me invite al teatro, pero le aclaro que quería ver la función de atrás del escenario. A la semana me habían tomado como la mascota del elenco y Carlín pasó a ser una especie de padre. Mi trabajo era controlar las personas que entraban al teatro y, cuando terminaba, me mandaban a las otras salas a ver los tableros con la venta".
Al principio, sus padres no estaban tan contentos con aquella actividad. “Carlín habló con mi viejo -siguió contando en aquella oportunidad, desde una oficina cercana al Obelisco- y me dieron permiso para estar en el teatro hasta las 12 de la noche. Así fue que los veranos siguientes hice la asistencia de dirección de todas las obras de Carlín, hasta los 16 años.”

Un año después se mudó Buenos Aires para trabajar en la producción de un espectáculo. La primera vez que arriesgó dineros propios fue para el espectáculo El Zorro, con Diego Torres y Pablo Rago. Tenía 18 años. “No fue nadie. Tenía un elencazo, pero el show de las Tortugas Ninja nos reventó”, contó aquella vez, en febrero de 2004, cuando tenía ocho espectáculos en cartel: Money, money, El show de las divorciadas, Porteñas, Mega Humor, Un viaje con Caramelito y el show de Carmen Flores, en Mar del Plata; El protagonista, en Buenos Aires; y Made in Argentina, el título de Made in Lanús cuando se presentó en Barcelona.
“Para ganar plata”
“No digo que todos mis espectáculos sean de calidad. No. Soy un empresario, y no todos los empresarios deben estar contentos con sus productos. Yo estoy empezando a estar conforme con todos mis productos. No hago las cosas para ganar plata solamente. Eso me da la ventaja de hacer lo que tengo ganas de hacer. A veces peco de muy comercial. Hago Romeo y Julieta con Gustavo Bermúdez, que venía de tener 40 puntos de rating, no soy tonto”, contaba en aquella entrevista.
Desde siempre le gustó el teatro comercial. “Desde bien temprano a la mañana ya estoy laburando en esto y, si por mí fuera, me iría a dormir temprano. Mis únicas salidas nocturnas son después de los estrenos o cuando se cumplen 100 funciones de una obra. Si me acuesto a eso de las tres de la mañana, al otro día estoy hecho un zombi”, apuntaba quien, según la página Alternativa Teatral, a lo largo de estos años gestionó con Faroni Producciones más de 60 títulos a cargo de reconocidas figuras. Durante los primeros años, nunca puso el logo de su productora a sus títulos. “Mi cara no vende, lo que vende son mis productos”, le gustaba decir. En otro encuentro con LA NACION mientras ocupaba funciones como director de Aerolíneas Argentinas, dijo: “Soy ignífugo a los egos”.
Actualmente, Faroni Producciones está ligada a dos títulos teatrales: Una clase especial, con Damián De Santo y Martín Seefeld en sus presentaciones en las Costa Atlántica; y la comedia La función que sale mal que, en pocos días, volverá a una sala de la Avenida Corrientes.
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