El pecado de jugar sin reglas con el público

Telefe maltrató la telenovela brasileña El juego del pecado desde el mismo momento en que decidió programarla para reforzar sus tardes. Le impuso un caprichoso título local (A regra do jogo se llamaba en portugués) y recurrió para emitirla en la Argentina a toda clase de mutilaciones y escamoteos, desde los títulos de crédito completos (nunca supimos quiénes eran los actores, el autor y el director) hasta el bello tema musical original cantado por Alcione. En su lugar tuvimos que soportar el pueril "Dime que sí", un tema con las voces de Carla e Iván del que nadie se acuerda.

Lo peor es que faltaron escenas completas, decisivas para definir el perfil de algunos de los personajes más importantes o para darle un color genuino e identificatorio al relato. Este deliberado y gratuito ejercicio de amputación artística escondió una trampa más: hacernos creer que nuestro conocido Cauã Raymond iba a tener aquí un protagonismo similar al de Avenida Brasil. Los hechos demostraron muy rápido que el popular Jorgito era aquí nada más que un mero actor de reparto.

Los volantazos perpetrados en la sala de montaje impidieron, justamente, que El juego del pecado siguiese el camino de Avenida Brasil. Esta clase de argucias no pueden sostenerse en el tiempo. El juego del pecado se estrenó en la Argentina el 3 de octubre y ayer fue levantada del aire por Telefe. En su país de origen tuvo 167 episodios.

La desconsideración fue completa. Para quienes se encontraron desde el vamos con una versión distorsionada de la original y también para todos los que a pesar de las artimañas decidieron seguir con buena fe una historia que ahora concluye de golpe. Todos perdieron: el canal, la historia y el público. ¿Aprenderemos alguna vez la lección?

Por Marcelo Stiletano

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