Pocos protagonistas de la cultura argentina trascienden su especialidad como Juan José Campanella . Con la misma naturalidad con la que da cátedra sobre cine y teatro -espacios en lo que se forjó un nombre a nivel nacional e internacional- Campanella disecciona las multiplicidades de la realidad argentina con armonía y, al mismo tiempo, contundencia.
Invitado a La trama del poder, el programa de entrevistas que Laura Di Marco conduce todos los viernes a las 22 por LN+, el realizador ofreció su punto de vista sobre el actual esquema de difusión del Gobierno y lo comparó con el kirchnerismo. "Hubo una confusión en la comunicación de este Gobierno. Veníamos de la omnipresencia del gobierno de Cristina, que estaba permanentemente presente haciendo cadenas y cadenas, a un liderazgo un poco más ausente. Hacer y que las obras hablen por sí mismas. Son dos extremos que en ningún país ocurren".
Crítico de esta situación, Campanella enseguida explicó su concepto de cómo tendría que manejarse un líder: "El líder siempre tiene que tener una cosa de docencia, de énfasis, de transmitir confianza. Especialmente si tenemos que atravesar el desierto. Me parece que todos nuestros políticos están muy ‘coacheados’".
También, y a partir de una aguda observación del entorno, de la que ya dio sobradas muestras en títulos cinematográficos como Luna de avellaneda (2004), El secreto de sus ojos (2009) o la más reciente El cuento de las comadrejas (2019), y piezas teatrales como ¿Qué hacemos con Walter?, Campanella esbozó, ante la pregunta de Di Marco, una radiografía del ser nacional: "Nosotros por ahí tenemos la visión de que nuestra característica propia es la del chanta. El caso de Isidoro Cañones, que es un personaje muy importante de la cultura popular. Yo no creo que sea así, hay muchísima buena gente en este país. Lo que creo que falla es el sistema de premios y castigos, la buena gente es doblemente buena porque no tiene ningún premio por serlo. Vivimos diariamente en torno a dilemas morales".