La australiana habla de su show para Netflix que cambió las reglas de la comedia, y de por qué sigue amando el género a pesar de todo
Hannah Gadsby sabe cómo hacer sentir bien al público. La comediante australiana ofrece sus chistes de manera seca y moderada, con una cadencia gentil y una sonrisa tranquilizadora que podría derretir el hielo de las salas más difíciles. Y es este talento el que la colocó en la posición de cambiar drásticamente el stand up como fuente de confort o como bálsamo para las heridas. En su especial de Netflix Nanette, Gadsby alterna entre anécdotas observadoras y amigables y una honestidad abrasiva, entre risas que te hacen doler la panza y el enojo más sincero, para ilustrar los modos en los que la comedia no logra lidiar con el trauma de la realidad. Probablemente quede como uno de los grandes sets de stand up de nuestra era, y al mismo tiempo se pregunta para quién funcionan exactamente estos chistes y estas historias graciosas.
Ciertamente no para la propia Gadsby. Gadsby es una lesbiana que se define como de “género-no-normal”. Se crió en la Tasmania rural, donde la homosexualidad era un crimen hasta fines de los 90. Como comediante, aprendió a recubrir los traumas de su vida real, desde la homofobia hasta agresiones violentas, con una capa de humor suave como el algodón. “Una aprende de la parte de la historia en la que se enfoque”, dice Gadsby en su especial. “Necesito contar mi historia bien.” En la mitad del especial, pasa de la comodidad del humor a la amargura de las verdades difíciles, y el resultado es una suerte de catarsis que te sacude físicamente (lo cual no significa que Nanette no sea también seriamente graciosa).
En plena época del #MeToo, cuando hay cada vez más mujeres contando sus historias y negándose a ser silenciadas o rechazadas, las confesiones y advertencias francas de Gadsby resultan más vitales que nunca. Parece más una conversación que una coincidencia el hecho de que su colega comediante lesbiana Cameron Esposito haya lanzado su especial Rape Jokes, centrado en su propia experiencia con abusos sexuales, exactamente al mismo tiempo: nunca hubo una época como esta para que las mujeres y las personas queer reivindiquen y reformulen sus propias historias.
Habiendo terminado una larga gira de presentaciones de Nanette en Nueva York (su última parada en una serie global de 18 meses que la vio ganar el premio al Best Comedy Show en Edinburgh Fringe de 2017), Gadsby está de vuelta en su casa en Melbourne, lista para tomarse un merecido descanso. Pero antes atendió el teléfono para conversar sobre la abrumadora reacción que tuvo su espectáculo revolucionario y explicar cómo, a pesar de todo, sigue amando el stand up.
¿Cuáles fueron los orígenes de Nanette?
Empezó como un chiste muy, muy furioso. Durante los últimos diez años estuve escribiendo shows de una hora. Así que empezó igual que todos: hay que escribir otra hora... ¿De qué demonios voy a hablar? ¿Quién es mi público? Esa era una de las preguntas principales: ¿A quién le estoy hablando? Y se estaba transformando en una pregunta particularmente difícil de contestar para mí. Como ser humano, no sé cómo conectarme con un público amplio. No tengo una familia ni un pasado que se parezcan a lo que la mayoría de la gente tiene. Así que la conexión entre lo personal y lo político verdaderamente dio forma a lo que era Nanette. Ganó Donald Trump, y mi abuela falleció; esas dos cosas fueron un foco emocional para mí.
Entonces, ¿qué público finalmente tuviste en mente cuando escribías el show?
Yo... y solo yo. Estaba escribiendo como si estuviera lanzando una bomba, y esperaba realmente que el programa me pusiera contra las cuerdas. Estoy schokeada, abrumada. Se convirtió en algo más grande que yo. Y eso me pone feliz.
¿Concebiste inicialmente Nanette como un especial de comedia más tradicional, o ese cambio en la mitad era parte del plan desde el principio?
Desde el principio. Estaba agotada de generar material nuevo año tras año. Pero sabía que el programa que yo quería escribir iba a ser rechazado críticamente, como un simple unipersonal femenino, porque ya lo viví antes. Y después pensé: bueno, es una mala idea criticarlo por eso. O sea, nadie acusa a los hombres de hacer shows unipersonales. Simplemente los hacen. Así que yo pensé: ‘A la mierda. Lo voy a hacer”. [Risas]
Aunque el show interroga y crítica la forma, también es en sí mismo una maravillosa pieza de stand up. ¿Cómo construiste la estructura del show?
Una de las primeras piezas fue la historia en la parada de colectivo [acerca de una vez en que fue abusada]. Mi comedia siempre pasó por contar historias, y uno de mis trucos preferidos es la referencia hacia atrás, es decir, meter un chiste o una historia, y después referirte todo el tiempo a él. Y el público entonces piensa: “Oh, nos estamos convirtiendo en la gente que está in”. Es una gran herramienta para crear una atmósfera de comunidad entre gente extraña. Así que esa fue la pieza fundamental con la que empecé: quiero mostrarle a la gente lo que hago para que mi historia sea graciosa, usando un método de prueba y error; no elevar la risa, sino usarla para revelar verdades.
También hablás mucho del poder que tiene narrar, o de cómo fue volver a examinar tus propias historias.
La comedia me dio un gran privilegio, porque para definir mi vida personal para la comedia, tuve la oportunidad de interrogar mi historia. Hay muchas historias que nos contamos y quedaron talladas en piedra desde que somos jóvenes, y permanecen así toda la vida. Pero yo no me escuchaba a mí misma a los 20. ¿Qué demonios sabía a los 20? Muchas de las historias que nos contamos son versiones inmaduras de los acontecimientos, pero una gran parte de nuestro entendimiento del mundo viene de ahí. Y creo que vale la pena reformular las historias que creaste cuando eras inmadura.
Hiciste Nanette por todo el mundo, desde Australia hasta el Reino Unido y Estados Unidos. ¿Los públicos reaccionan diferente depende de dónde estés?
¿Sabés lo que es extraordinario? Que no. La respuesta fue la misma, de una forma muy positiva, con mucha conexión. Hago que la gente entre en shock. Acabo de terminar una serie larga en Nueva York, y estuve de gira sin parar durante 18 meses... Debo haber hecho más de 250 shows. Y creo que me va a llevar un tiempo entender realmente lo que hice, tanto en lo personal como artísticamente.
¿Cómo fueron las reacciones ante el especial de parte de la comunidad de comediantes?
Una de las cosas de las que estoy más feliz es que los comediantes –en particular mis pares, que yo sé que son nerds de la comedia–agarraron mi deconstrucción de la forma artística y me agradecieron, se involucraron. Me preocupaba un poco molestar a la gente. Porque yo le hago un agujero a la comedia. Y la comedia es la vida, para mucha gente. Ciertamente, es mi vida. Lo hice por razones personales, no para desestabilizar la fe, la creencia o el amor de otra gente por esta forma artística. Y además creo que la comedia de stand up creó una plataforma increíble para que la gente cuente su historia desde su perspectiva.
¿Qué tiene el stand up que lo vuelve una plataforma tan útil?
La comedia no tiene guardianes. Podés venir de un ambiente socioeconómico bajo, como yo. No había forma de que yo llegara al teatro; no había forma de que yo llegara a un público tan grande en otra forma artística. De ninguna manera. No fui cortada con esa tijera. Así que eso creo que es lo genial acerca del stand up.
En Nanette, hablás de cómo, después de un tiempo, el humor autocrítico dejó de funcionar para vos, en particular siendo una artista de un ambiente tan marginalizado. ¿Pensás que hay una alternativa a ese estilo?
No me puedo imaginar alejada completamente del humor autocrítico. De hecho, pienso que es una gran forma de comunicarse, en particular si estás en un escenario con un micrófono; estás en una posición de poder. Pero yo personalmente sentía que primero tenía que afirmar mi poder. Porque yo soy una buena artista; sé cómo hacer chistes, entiendo cómo funciona el mundo. [Pero] pensé, bueno, ¿por qué estoy desautorizándome antes de decirle a la gente que tengo todo esto bajo la manga? Creo que hay un lugar para eso, pero que debería ser parte de una voz, y que debería haber más flexibilidad de abordajes.
Terminaste una gira bastante agotadora. ¿Tenés alguna idea de cuál será tu próximo proyecto?
Dormir mucho. [Risas]. Estoy terminando un libro, pero después me voy a tomar un tiempo antes de decidir qué hacer después. Lo que sea, va a involucrar humor y contar una historia. Pero creo... que antes de decidir voy a dormir una siesta.
Jenna Sherer
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