Telenovela sobre mujeres apasionadas
"Mujeres apasionadas" , telenovela brasileña, realizada por TV Globo. Dirección general: Ricardo Waddington. Libro: Manoel Carlos. Con José Mayer, Tony Ramos, Carolina Dieckmann, Christiane Torloni, Suzana Vieira y elenco. De lunes a viernes, a las 14.45, por Telefé.
Nuestra opinión: muy buena
La nueva telenovela de Manoel Carlos (responsable de "Lazos de familia", con la que esta tira comparte más de media docena de actores) se centra en un mundo construido a partir de las relaciones que las mujeres forman entre sí. Un entramado de odios, envidias, amores -filiales, maternales, románticos-, indiferencias e intereses de todo tipo, en el que los hombres esperan, avanzan o retroceden, siempre sabiendo (en algunos casos, sólo inconscientemente) que son ellas -sus madres, esposas, amantes, hijas, abuelas, empleadas o jefas- las que definirán lo que será de ellos y para ellos. "Mujeres apasionadas" intenta reflejar a la mujer en distintas etapas de su vida, desdoblando la multiplicidad de experiencias en más de una docena de personajes protagónicos.
Ostensiblemente en el centro se encuentra Helena (Christiane Torloni), una directora de escuela que hace tiempo que se ha dado por vencida en su matrimonio con Teo (Tony Ramos), un popular músico de jazz. Hasta que, después de muchos años, aparece César (José Meyer), un exitoso, pero amargado médico que conoció en su juventud, que ahora es viudo y tiene serios problemas con su hijo, que lo acusa de haberse apropiado del dinero de su madre (la desconfianza llega hasta el punto de pedirle que abran el ataúd en su entierro).
Pero esto es sólo el principio, porque el volver a vivir de Helena -que no es, precisamente, una epifanía amorosa a lo Hollywood- está en directa relación con otras relaciones: un amor adolescente e imposible, un romance entre una mujer mayor y rica con un joven pobre y 30 años menor, la obsesión de una feligresa por un cura que no puede evitar ceder ante la tentación, dos mujeres enamoradas que intentan dejar de ocultarse; una madre soltera que defiende a su hija, amores violentos, amores obsesivos y un largo etcétera que habla no sólo de las ambiciones y la solvencia del libretista para llevarlas a buen término, sino de la creación de una verdadera comedia humana carioca, un tapiz en el que cada uno de los elementos que conforman eso que ha dado en llamarse "la vida moderna" se cruzan con los elementos prototípicos del universo femenino que una vez las telenovelas reclamaron como dominio exclusivo y que aquí están presentes en su faceta -digamos- más adulta, a través de las vidas de personajes falibles, fallidos y desconcertados ante la diferencia entre sus ilusiones y el resultado de su vida, donde cada uno es preso de sus circunstancias y sus decisiones. Lo único que diferencia a los "buenos" de los "malos" aquí es la insistencia de los primeros en luchar contra el destino marcado por la resignación y la falta de sinceridad para consigo mismos, y la determinación de los segundos porque todo continúe como era entonces.
"Mujeres apasionadas" saca provecho no sólo de los escenarios naturales de Leblón, Copacabana e Ipanema, los barrios más acomodados de Río de Janeiro donde transcurre la serie (con la altísima factura a la que acostumbran sus productos, a años luz del resto), sino de la vida cotidiana reflejada en ellos. Las telenovelas brasileñas siempre se han tomado muy en serio su habilidad para influir en la opinión pública y la educación de sus televidentes: entonces, "Mujeres apasionadas" se encarga tanto de suscitar polémicas, como la proliferación de muertes por balas perdidas, como de predicar con el ejemplo sobre temas como el uso del casco, la paternidad responsable y hasta de la necesidad de donar sangre.
Realismo brasileño
La ilusión de realidad de "Mujeres apasionadas" no sería posible, de todos modos, sin actores que pudieran dotar de esta suerte de "realismo amplificado" a los diálogos y conflictos propuestos por Manoel de Carlos (en los que hasta el drama más terrible no está exento de sutiles observaciones humorísticas acerca de la volubilidad humana). Y el elenco en su totalidad -marcado al milímetro- entrega composiciones sutiles, casi minimalistas, que privilegian el interés sostenido que el lucimiento personal. Quizá por eso se lamenta el doblaje al castellano neutro de origen -el único elemento artificioso en una novela tan estudiadamente natural-, cuyas inflexiones mecánicas diluyen el énfasis de las actuaciones y el libreto.
Enfasis que se desplaza de las relaciones amorosas a las relaciones en general, ya que "Mujeres apasionadas" intenta centrar el interés del público en un mundo completo en lugar de una pareja protagónica, rescatando la importancia de las familias de sangre y de elección para dotar de sentido a una vida que, muchas veces, no termina siendo lo que esperábamos, pero que en otras resulta, precisamente, eso que nunca creímos posible.
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