
Arlequín / Cómo ver la obra
En esta tela pueden observarse los principales elementos simbólicos y plásticos que el autor desarrolló en sus trabajos
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Emilio Pettoruti abandona Europa en 1924. Había compartido por más de 10 años las experiencias renovadoras del grupo futurista italiano. Luego realiza una exitosa exposición en Berlín, y en París establece una corta e intensa relación con el artista Juan Gris.
Cuando llega a Buenos Aires se encuentra con un gran desarrollo económico e industrial, pero lánguidas manifestaciones artísticas. Sólo intentan aligerar esta situación los protagonistas del martinfierrismo y un puñado de poetas y pintores. Así, presenta una muestra en la Galería Witcomb. El revuelo que genera bien podría equipararse con el escándalo protagonizado por los impresionistas parisienses en el taller del fotógrafo Nadar. De allí en más se vuelca a la experiencia cubista. Renueva, junto con un reducido grupo de artistas, el sentido del arte. Incorpora definitivamente el espíritu de la vanguardia plástica argentina desde su producción artística, la docencia y la función pública.
La obra que comentamos es un trabajo ejemplar, pues reúne todos los arquetipos plásticos y simbólicos desarrollados por el autor. El arlequín aparece en el cubismo en franca alusión a la Comedia del Arte Italiana. En este óleo, el acordeón alude no sólo a la musicalidad del personaje, sino también al movimiento virtual que realiza mientras lo toca. Esta figura estática y central está plantada ante un fondo urbano reforzado por severas arquitecturas que recuerdan las construcciones de Giorgio De Chirico.
La pintura evidencia los procesos compositivos que caracterizan al artista platense: llevar adelante los efectos de los opuestos, el orden regular y obsesivo, acentuar la verticalidad y dinamizar la obra cromáticamente.
El bicornio, el antifaz, el acordeón, las manos y los puños alternan rítmicamente en claridades y oscuridades. Una luz potente ilumina desde la derecha la obra y pone en penumbras el lado opuesto. Así, otorga vitalidad y dinamismo a la hierática figura. La gama cromática es de tintas ocres y verdes dominantes.
Este Arlequín no es una pintura más. Se trata de una unidad profunda de trabajo, construcción, ensamblado de planos, luces y colores que subraya los contrastes y tensiones vibrantes. Esta unidad, calma y ordenada, encuentra al artista dentro de un clasicismo que renovará obra tras obra. Estos conceptos los desarrollará en su actividad docente. Con sus alumnos planteará esa constante necesidad de renovación que es la meta y el desafío más preciados por un artista.
Emilio Pettoruti
(1892-1971) Alentado por los futuristas italianos, se interna en el arte geométrico entre 1914 y 1917. También se vincula con el sector más radical del cubismo. Luego, desarrolla una personal variante de este movimiento, basada en las figuras esquemáticas, la síntesis y la modulación del color.
Datos útiles
- Año: 1928
- Técnica: óleo sobre tela
- Medidas: 114 cm x 70 cm
- Dónde encontrarlo: Museo Nacional de Bellas Artes, Avda. del Libertador 1473, 4803 - 0802





