Belleza, locura y muerte: los minerales tóxicos que se usaban en los productos cosméticos no tan antiguos
En el pasado, las personas realizaban rutinas de belleza que ponían en peligro su propia vida
A pesar del cambio de los estándares de la belleza, esta siempre implicó algún tipo de “sacrificio” (lamentablemente). Uno de los más letales, pero más prolífico para las compañías del sector, fue el de la cosmética; aún desde tiempos remotos, el maquillaje facial con ciertos minerales en sus fórmulas enloquecía a las mujeres. ¡Literalmente! Uno de los primeros ejemplos fue el empleo del cloruro de mercurio (keifun) y el plomo blanco (empaku) por las geishas japonesas durante el periodo Edo (hacia el año 1600).
Los vestigios dan fe de que esta mezcla letal era el secreto de la blancura de su rostro, y por ello era el imprescindible en la cosmetiquera de las mujeres que morían lentamente por su maquillaje; y no tanto por su acabado como por su neurotoxicidad, que las llevaba a la locura asociada a fallas renales, óseas, hepáticas y, claro, dermatológicas.
A pesar de estos fatales reportes llegados de Oriente, por esa misma época, pero en Londres, la reina Isabel I cubría las cicatrices de la viruela con su fórmula magistral de plomo y vinagre, que bautizó cerusa veneciana, o el espíritu de Saturno. Además de despigmentación cutánea, causaba calvicie y debilitamiento y pérdida de piezas dentales.
Pero llama mucho la atención que a pesar de atribuirle varias muertes al uso inadecuado de ciertos minerales en la cosmética, todavía en el siglo XIX fue popular el consumo de unas pastillas que garantizaban deshacerse de las pecas y las manchas, y contenían arsénico entre sus ingredientes estrellas.
Inclusive, en nuestros días existe la polémica de las grandes marcas que emplean el mineral pionero del pintalabios rojo, cosmético creado por la reina sumeria Puabi de Ur en el 2500 a. C., a base de rocas rojas pulverizadas y carbonato de plomo, un mineral también conocido como cerusita, que usado con frecuencia resulta tóxico y hasta letal y es ampliamente detallado en el fascículo número 33 de la colección Minerales de la Tierra.
Qué es el ácido hialurónico, la sustancia de moda en la actualidad
El ácido hialurónico es una sustancia fabricada por nuestro propio cuerpo y el de muchos otros animales. Tiene la función de mantener la hidratación natural de las células que forman las capas internas de la piel, además de ayudar a sostener y rellenar este tejido.
“Con los años y el proceso de envejecimiento, perdemos la matriz extracelular de la piel, que se vuelve más delgada y floja”, explicó la médica Alessandra Grassi Salles, coordinadora del Grupo de Cirugía Estética, Cosmética y Láser del Departamento de Medicina de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil.
Esta “matriz extracelular” que menciona la especialista corresponde precisamente a todas las sustancias que “rellenan” la piel y mantienen unidas las células cutáneas.
Con el paso de los años y la disminución natural de estos compuestos, es normal que la capa superficial de nuestro cuerpo se vuelva flácida, gane arrugas y acabe tornándose más delgada. Acá es donde entran las aplicaciones de ácido hialurónico: el objetivo es reponer o aumentar la cantidad de esta sustancia, con el fin de mantener la piel con el grosor deseado. De esta forma, se convirtió en uno de los productos estrellas en el rubro de la belleza.
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