Cuáles son los cereales más nutritivos para el desayuno
Incluir alimentos funcionales desde la mañana es clave para activar cuerpo y mente; conocé cuáles son las opciones que combinan fibra, energía y micronutrientes
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La búsqueda precisa de los alimentos para cada momento del día se vuelve cada vez más relevante ya que cada comida puede influir en el rendimiento físico y mental. Dentro de este enfoque, los cereales en el desayuno representan una excelente estrategia para comenzar con energía y equilibrio.
El desayuno es la primera comida del día y rompe el ayuno nocturno. Después de varias horas sin recibir nutrientes, el cuerpo necesita combustible de calidad para activar sus funciones físicas y mentales. No se trata solo de “comer algo” por la mañana: un desayuno adecuado mejora la concentración, la memoria, el rendimiento físico y ayuda a mantener estables los niveles de glucosa en sangre.
Para lograr este efecto, los expertos en nutrición coinciden en que un desayuno completo incluye una fuente de carbohidratos complejos que aporte energía sostenida, como cereales o pan integral; una fuente de proteínas, como yogur, leche, huevos o frutos secos; fibra y micronutrientes, presentes en frutas y cereales integrales; y grasas saludables, como las que ofrecen las semillas o la palta. El equilibrio entre estos grupos permite al cuerpo rendir al máximo desde temprano.

Dentro de estos componentes, los cereales ocupan un lugar clave. Particularmente, incorporarlos permite sumar fibra, vitaminas del complejo B, minerales como hierro y magnesio, y energía de liberación lenta. A diferencia de las harinas refinadas o los productos ultra procesados, los cereales naturales o con bajo grado de procesamiento favorecen la digestión, la saciedad y el buen funcionamiento intestinal. Además, resultan versátiles y se adaptan a múltiples preparaciones.
Los cinco cereales recomendados para el desayuno y cómo incorporarlos
Cada uno de estos ingredientes destaca por su perfil nutricional y lo sencillo que resulta integrarlos a una rutina matutina saludable.
Avena
La avena se ganó un lugar privilegiado en la alimentación saludable por su equilibrio entre nutrientes y beneficios funcionales. Según una revisión científica sobre este cereal, su contenido de beta-glucanos, una fibra soluble que ayuda a reducir el colesterol LDL y estabiliza los niveles de glucosa en sangre, la convierte en un aliado cardiovascular. Además, contiene magnesio, fósforo, antioxidantes y pequeñas cantidades de proteína vegetal, lo que la transforma en un alimento versátil para comenzar el día con energía y saciedad prolongada.
Cómo sumarla: preparar un porridge con leche o bebida vegetal, agregar frutas frescas y una cucharada de semillas. También se puede usar en panqueques, muffins o granolas caseras.

Quinoa
Aunque suele clasificarse como pseudocereal, la quinoa reúne todos los aminoácidos esenciales, lo que la convierte en una fuente proteica de alto valor biológico. Rica en hierro, magnesio y calcio, contribuye a la formación de glóbulos rojos, la contracción muscular y la salud ósea. Su bajo índice glucémico y su contenido de fibra favorecen la saciedad y el control metabólico, por lo que se valora especialmente en planes alimentarios plant-based (a base de plantas), explican científicos indios.
Cómo sumarla: cocinar quinoa en agua, dejarla enfriar y mezclarla con yogur natural, frutas cortadas y un toque de miel o canela.
Trigo sarraceno
Este grano, a pesar de su nombre, no pertenece a la familia del trigo ni contiene gluten, lo que lo vuelve apto para personas celíacas, indica un estudio científico de la India. Su perfil de aminoácidos incluye lisina y arginina, poco comunes en otros cereales, lo que lo convierte en una excelente opción para mejorar la calidad proteica de la dieta. Su combinación de carbohidratos complejos y fibra facilita una digestión lenta y sostenida, ideal para mantener la energía a lo largo de la mañana.
Cómo sumarlo: tostarlo y usarlo como topping crocante sobre frutas o yogur, o preparar panqueques con su harina.

Amaranto
El amaranto es un pseudocereal milenario que destaca por su densidad nutricional. Para un grupo de científicos polacos, contiene una elevada proporción de proteínas de buena calidad, junto con calcio, hierro y fósforo. Su aporte resulta especialmente valioso para prevenir deficiencias nutricionales en dietas vegetarianas y para fortalecer la estructura ósea. Además, su fibra ayuda a mejorar la digestión y prolonga la sensación de saciedad.
Cómo sumarlo: cocinar el amaranto como si fuera arroz, mezclarlo con compota de manzana, canela y un puñado de pasas. También puede usarse inflado, como alternativa a los cereales comerciales con azúcar.
Cebada
La cebada contiene beta-glucanos, el mismo tipo de fibra soluble que se encuentra en la avena, lo que la convierte en un aliado para reducir los niveles de colesterol y regular la glucemia. Además, su contenido de fibra insoluble promueve la salud digestiva y mejora el tránsito intestinal. Por su capacidad de generar saciedad, también contribuye a controlar el apetito y evitar picos de hambre, resume una revisión de expertos chinos.
Cómo sumarla: hervir la cebada perlada y mezclarla con frutas y frutos secos; o integrarla en smoothies con leche y banana para lograr un batido espeso y nutritivo.
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