Cómo preparar la heladera para el calor y evitar malos olores en verano
Una guía práctica para conocer cuáles son los peligros de no higienizar en tiempo y forma el electrodoméstico; cómo conservar los alimentos
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Una heladera en condiciones higiénicas óptimas no solo es crucial para prolongar de manera efectiva la vida útil de los alimentos perecederos, sino que, de forma aún más relevante, se erige como una barrera fundamental en la prevención de diversas enfermedades. Una deficiente limpieza de este electrodoméstico, particularmente con la llegada de las altas temperaturas, puede crear un ambiente propicio para la proliferación de bacterias y otros microorganismos.

Este escenario de falta de higiene puede desencadenar en consecuencias severas para la salud, con enfermedades tan preocupantes como intoxicaciones alimentarias, casos de meningitis o incluso insuficiencia renal, todas ellas potencialmente vinculadas a la presencia de microorganismos patógenos que encuentran un caldo de cultivo ideal en el interior de un refrigerador descuidado. La ausencia de una limpieza regular y profunda es, en este contexto, un factor de riesgo que se magnifica con el calor.
Guía práctica de cómo organizar la heladera
Para asegurar la frescura y seguridad de los productos, el uso de envases herméticos es fundamental. Se recomienda almacenar los alimentos en recipientes de vidrio o plástico con cierre hermético o contenedores al vacío. Esta práctica no solo evita la liberación de olores indeseados que podrían impregnar otros alimentos, sino que también contribuye significativamente a prolongar la frescura y la vida útil de los productos.
En el caso de líquidos o salsas, los frascos de vidrio son la opción más idónea. Cubrir adecuadamente los alimentos con papel film o aluminio es también una medida eficaz para impedir que los aromas se propaguen por el interior del refrigerador, especialmente durante el verano cuando los olores pueden intensificarse.

La limpieza y la organización frecuente son pilares esenciales para el correcto funcionamiento de un electrodoméstico. Un pestilente olor en el interior de la heladera es una clara señal de alarma, ya que indica la posible presencia de alimentos en descomposición o una acumulación de residuos que necesitan ser atendidos.
En estos casos se aconseja realizar una limpieza general exhaustiva al menos una vez al mes, lo que incluye revisar meticulosamente las fechas de vencimiento de todos los productos y reorganizar su ubicación para mantener el orden y facilitar el acceso, lo que evita la contaminación cruzada. Incluso si los alimentos están dentro de su fecha de vencimiento, pueden contaminarse por contacto con superficies sucias o por contaminación cruzada, de ahí la recomendación de usar bolsas cerradas al vacío.

Frente a la presencia de malos olores, existen soluciones naturales complementarias a la limpieza profunda. Una mezcla casera de bicarbonato, agua y vinagre puede ser aplicada para limpiar las superficies internas de la heladera, ya que actúa como un potente desodorizante y desinfectante. Adicionalmente, colocar un recipiente abierto con bicarbonato de sodio, café molido o carbón activado dentro de la heladera ayuda a absorber de forma continua los olores ambientales.
Sin embargo, es crucial entender que estas soluciones no sustituyen bajo ningún concepto la necesidad de una limpieza periódica completa ni el uso sistemático de envases apropiados para la conservación de alimentos.
Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA
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