Felipe tiene 9 años y jugar con LEGO lo ayudó a desarrollar su creatividad en familia
Sobre la pequeña mesa ratona de madera se encuentra una caja repleta de bloques de construcción de diferentes colores. Algunas piezas son azules, otras amarillas y en menor medida rojas. También hay algunas negras y grises. Felipe Viera, de nueve años , las mira detenidamente y escoge la que mejor encaja con el modelo que quiere crear. Primero toma las planchas, las encaja con las ventanas y por último coloca las piezas del techo. Es fanático de las cajas de LEGO City y en más de una oportunidad creó el camión de bomberos. "Estas son las ruedas para el camión. Me encanta jugar con bloques y crear porque deja volar mi imaginación. A veces con mi tablet también hago algunas construcciones", dice, mientras le pide a su papá que le alcance la pieza plana para la base de su máquina expendedora de gaseosas de su propia autoría. Felipe, tiene Trastornos del Espectro Autista (TEA) y desde pequeño que juega con LEGO. De bebé era fanático de los juguetes de encastre con ruedas y desde los cuatro años que arma y desarmarme construcciones de camiones, autos, edificios y hasta robots.
Jugar con los bloques es una de las actividades que más disfruta en el día. Al lado de su dormitorio, tiene un lugar especial para guardar todas las piezas para las construcciones. "Para mi cumpleaños siempre pido bloques y un Día del niño llegaron a regalarme más de cuatro cajas", expresa con una sonrisa. "Él es muy creativo. Primero arma lo que propone la caja, pero después deja volar su imaginación y desarrolla sus propias construcciones. Muchas veces, prefiere el juego libre. Una tarde armó un cubo mágico con LEGO él solo y otro día una pista para jugar con las bolitas", dice Dionisio, su padre.
Mercedes Varela, la mamá de Felipe, también lo acompaña en el juego. "Él me va pidiendo las piezas para armar el modelo que tiene en su cabeza y lo voy guiando. Le encanta compartir este momento con nosotros. El juego también lo ayuda a bajar las revoluciones. Este es su momento y su espacio. Él se concentra y desarrolla diferentes habilidades. Cada día nos sorprende más con su creatividad.", expresa.
No se trata de un caso aislado
En Estados Unidos, el neuropsicólogo infantil, Daniel Legoff desarrolló la LEGO Terapia "LEGO Based Therapy". Se trata de una intervención para el desarrollo social de los niños y adolescentes con Trastornos del Espectro Autista (TEA) en la cual a través del juego colaborativo y la construcción de diferentes creaciones con LEGO, se los anima a comunicarse unos con otros y de esta manera iniciar un contacto social con sus compañeros. La teoría surgió luego de observar cómo dos de sus pacientes, con síndrome de Asperger, comenzaron a dialogar y a jugar en la sala de espera de su consultorio. El detalle es que ambos tenían en sus manos bloques LEGO. A partir de allí, Legoff realizó diferentes estudios utilizando esta herramienta y tras varias publicaciones, comprobó mejoras significativas en la comunicación y las habilidades sociales de los niños.
Desde 2015, la licenciada en psicología y profesora de informática educativa, Alicia Paniagua coordina talleres de robótica con LEGO en Martínez. Actualmente, en Robotea dictan seis talleres especiales en los cuales los niños y jóvenes acompañados de cuatro terapeutas, logran desarrollar sus habilidades sociales a través del interés común con los LEGO, robóticas, consolas (Nintendo o PlayStation) y tablets. Para los talleres se utilizan los kits colaborativos de LEGO con sus respectivos instructivos paso a paso. Cada niño tiene un rol asignado (ingeniero o constructor) que va rotando. "Los juegos los ayudan a socializar. Los empodera saber que hay otros chicos de su edad con intereses comunes con los que pueden hablar, jugar y divertirse. Por otro lado, descubren que los problemas también son comunes y se ayudan entre ellos. Los ayuda tanto a ellos como a las familias ya que no nos centramos en sus debilidades sino en sus fortalezas. Focalizamos, potenciamos y hacemos visible lo que sí pueden y a partir de allí ampliamos hacia nuevas experiencias de juego", explica la especialista, quien asistió el año pasado al Taller de capacitación sobre LEGO Terapia que brindó Legoff en Buenos Aires. Con el acompañamiento de videos y fotos, los niños dibujan y escriben su plan de construcción y luego lo ponen en práctica con sus propias creaciones con LEGO. Con el LEGO Boost también llevan a cabo diferentes actividades: construyen su propio amigo robótico, programan su comportamiento y se divierten entre ellos. También expresan emociones a través de los colores de los bloques.
La Dra. Andrea Abadi, jefa del Departamento Infantojuvenil de INECO considera que el LEGO es un elemento mediador para el desarrollo de habilidades sociales. "Con este tipo de terapias los niños tienen un objetivo concreto en común que los ayudará a interactuar con el otro. Lo que tiene de positivo es que ellos no se dan cuenta que están en una terapia y lo toman como un juego. Con la interacción con sus pares se intercambian diferentes roles, se logra flexibilizar su conducta y tienen mayor capacidad para ponerse en el lugar del otro", dice.
Por su parte, Lucila Vidal, profesora de discapacidad mental y social especializada en TEA detalla que con esta terapia se fortalece la motivación y la comunicación de los niños. "A través del juego se comparten materiales e ideas y esto ayuda a seguir reglas sociales. Aprenden a tomar turnos, compartir con el compañero y practican la atención conjunta. A su vez, ponen en práctica su imaginación". Por otro lado, los ayuda a mejorar su flexibilidad y la adaptación: "aprenden a resolver conflictos y los ayuda a tener las herramientas necesarias para enfrentarlos. Comprenden que los otros compañeros en algunos casos pueden pensar diferente. Es decir, se trabaja la cognición social y la posibilidad de ser empático", concluye.
Felipe toma la pieza gris topo plana que le falta para terminar de diseñar su máquina expendedora de gaseosas. Luego, acomoda la caja con el resto de los bloques. Puede estar jugando horas, pero hay algo que nunca se olvida: dejar todo ordenado para el día siguiente. Los LEGO lo van a estar esperando, para su próxima creación.
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