Golf: cómo entrenar antes de salir para evitar lesiones
Hace poco, en un alto de una de mis clases de gimnasia, una alumna se me acercó y me preguntó qué opinaba de las lesiones producidas por el golf. Me dijo que veía mucha gente lastimada jugando, y que le parecía apropiado usar este espacio para concientizar al respecto. Va a estar contenta de saber que le hice caso.
Yo mismo soy un gran aficionado a este deporte. Lo soy desde que hace 30 años el empresario Carlos Oliva Funes, alumno y tremendo jugador, me enseñó la gracia de mirar a unos tipos caminar cuatro horas detrás de una pelotita. Sí, mi principal prejuicio era qué le veían de encanto los que miraban por TV este deporte. Al tiempo conocí al maestro Roberto De Vicenzo, y quedé impactado. Y no pasó mucho hasta que el bichito realmente me picó y empecé a jugar. Recuerdo que en ocasiones hasta me levantaba a las 5 de la mañana para no robarles tantas horas al día de trabajo y a mi familia.
Pero si bien en general una vez que te agarra el fanatismo lo más común es que quieras comprar el mejor equipo, la última bolsa y la ropa más tecnológica y eficiente, la gran mayoría de la gente pasa por alto el cuerpo y sus necesidades. El físico y su desgaste quedan relegados en busca de la técnica, cuando lo cierto es que para llegar a esto la preparación corporal es vital.
Es que parece simple: caminar, hacer algunos giros de cadera y golpear una pelotita. Pero para que todo eso salga a la perfección, es necesario tener fuerza, flexibilidad, potencia y una mentalidad ganadora. Y hasta puedo darme el lujo de contarte que eso mismo me dijo Tiger Woods, a quien entrené cuando vino a jugar a la Argentina en la Copa Mundial de 2000.
La naturaleza explosiva del golf y cómo se juega actualmente provocan una tensión muy grande en cuello, espalda, cintura y hombros. Y para evitar lesiones en esas áreas es imprescindible realizar un plan de flexibilidad y fortalecimiento. Pero no todos los cuerpos son iguales; del mismo modo que un hombre o una mujer no pegan la misma distancia y hay físicos laxos y otros mucho más rígidos, es importante armar una rutina personalizada para cada individuo. La cabeza del palo de golf viaja a una velocidad de entre 120 y 190 kilómetros por hora, ¡imaginate esa fuerza en un físico sin entrenamiento!
Cada músculo que interviene en el movimiento específico de este deporte tiene una función determinada. Los hombros deben ser fuertes, los abdominales funcionar casi como un resorte para desenroscarse con gran energía, las piernas estar firmes para dar una buena base. Y si algo falla, se nota: unas caderas sin fuerza harán que el cuerpo deba compensar esa carencia disminuyendo, por ejemplo, la velocidad de salida del golpe. Por eso, todo esto tiene que entrenarse antes para llegar en el mejor estado a la cancha. La frecuencia ideal debería ser de tres a cinco veces por semana en lo físico en el gimnasio y otras dos en un driving range para chequear lo técnico. Ese combo será la clave para un desempeño más que decoroso en los 18 hoyos del fin de semana.
Tips para llegar mejor a la cancha
1. La noche anterior: comé una buena comida, pero que sea liviana y fácil de digerir. Y dejá pasar unas horas antes de acostarte.
2. A la mañana: preparate un desayuno a base de cereales, frutas, tostadas y jugos. Es, sin duda, la dieta mediterránea ideal.
3. Calentamiento: antes de jugar, realizar la entrada en calor es fundamental para elevar la temperatura corporal y de ese modo evitar lesiones.
4. Hidratarse: durante todo el recorrido (4 horas es mucho tiempo), tomá líquido, especialmente en verano. La deshidratación no es un chiste.
4. Precaución: al sacar la bolsa del baúl del auto, tengamos los cuidados de tener las piernas flexionadas, los glúteos contraídos y realizar el esfuerzo sin forzar la columna.