Luna llena en Virgo y Sol en Piscis: cómo aprovechar la energía que está disponible
Durante estos días, el Sol está transitando Piscis. Esto implica energía pisciana disponible para que todos y todas la sintonicemos y aprovechemos. Aclarémoslo rápido: puede suceder más allá de que tengamos o no en nuestra carta natal esta vibración pisciana porque cuando el Sol recorre un signo, su energía configura el clima astrológico del mes. Si es temporada de lluvias, salimos con paraguas. Si es temporada de Piscis: ¿qué hacemos? Para saberlo, es necesario hacer una breve caracterización sobre qué significa Piscis en la secuencia del zodíaco. Piscis es el último signo, viene después de Acuario — momento de pasaje vertiginoso a una dimensión nueva, distinta y desconocida. Como Acuario, Piscis es un signo transpersonal; esto significa que su energía transciende el territorio de lo individual. Si Acuario entiende con su mente que somos una red colectiva de seres excéntricos, Piscis siente que somos una comunión de almas y percibe que en verdad juntos somos uno. Para Piscis, todo resuena en una unidad, aparece una dimensión de comunión y totalidad.
Piscis pertenece al elemento agua, y por eso su funcionamiento es siempre desde la emoción. El agua de Piscis es la del océano: inabarcable, magnética, mágica, profunda y misteriosa. Allí todo confluye. Como el océano, la energía de Piscis es receptiva: una esponja porosa muy absorbente; un pequeño estímulo perfora en capas subterráneas e inconscientes. Disuelve, desborda, erosiona. Sin dudas, los piscianos son los más sensibles del zodíaco. Suelen ser muy permeables y porosos a lo que sucede en el entorno, captan emociones, sensaciones, pensamientos, humores. No solo sienten con otros sino que a su vez pueden conmover con su gran sensibilidad a quienes interactúan con ellos. Su intuición es abismal, y muchas veces, inexplicable para ellos mismos, pero lo cierto es que pueden percibir lo que está por pasar casi premonitoriamente, o sentir lo que pasó aun a kilómetros de distancia. En ese sentido, otro rasgo de los piscianos puede ser el aturdimiento, la confusión. Es importante que esto se entienda energéticamente: por su gran sensibilidad perceptiva reciben muchísima información que psicológicamente se puede experimentar como desorientación, confusión, o ruido interno. Por eso, un aprendizaje para quienes tienen esta energía transpersonal es aprender a decodificar qué es lo propio entre tanta captación sensible. Es un gran desafío para los piscianos encontrar contención a su vastedad, armar borde, separarse. En la misma línea, otra temática pisciana puede ser cierta victimización, posicionarse en la vulnerabilidad extrema y escudarse ahí para no hacerse cargo de que igualmente toca habitar el planeta tierra, con sus vicisitudes hostiles.
Entonces, para el resto de los mortales, ¿cómo sintonizar la propuesta de la temporada de Piscis? Piscis nos propone conectar con nuestras emociones más profundas, con la vibración de una sensibilidad colectiva y humana, con la empatía y ayuda solidaria. Por eso, la temporada de Piscis es buen momento para pensarnos como seres sensibles, salir del individualismo yoico y comprender que vivimos con otros y sus emociones: entonces si uno la pasa mal, yo también. Piscis es el último signo del zodiaco y como tal simboliza la idea de culminación y final. Con el Sol transitando Piscis, se cierra el año zodiacal que empezó con Aries en marzo del 2019. La transición del Sol de Piscis a Aries habla de saber concluir para volver a comenzar. Por eso puede ser que en estos días se sienta sabor a cierre y recapitulación.
Toca hacer silencio, meditar, conectar con nuestro mundo interno. Es momento de descanso para poder escuchar qué sentimos, qué necesitamos. Es una oportunidad para ser compasivos, con nosotros y con los otros. Aprovechemos que la energía acompaña para revisar qué nos pasa internamente: si hay algo que necesita concluir, poner un límite, armar borde para calmar el caos emocional.
En el mandala zodiacal, Piscis está en eje con Virgo, cuya característica principal es una noción de sistema, de la importancia de la relación entre la parte y el todo. El lunes 9 de marzo es la Luna llena en Virgo, lo cual sucede una vez al año, siempre que el Sol transitando por Piscis está en oposición matemática a la Luna recorriendo Virgo. Sea cuál sea el signo por el cual circula, cuando hay Luna llena las emociones se iluminan, se realzan y es una vibración que dura unos días y por lo cual podemos estar especialmente más susceptibles, o con necesidad de quedarnos en casa y descansar, buscar la calma. En este caso, como Virgo tiene que ver con el orden y la organización, es una Luna que pone foco en la necesidad de ordenar las emociones, redefinir cuáles son nuestras prioridades, ver dónde estamos poniendo la atención. ¿Me sirve poner la mirada en ese detalle tan minúsculo? ¿O bien ese detalle es fundamental para lo que estoy buscando que funcione? La energía acompaña para limpiar la perspectiva, clarificar, digerir, metabolizar, revisar, reordenar prioridades afectivas, ver qué cuidado necesitamos nosotros o quienes forman parte de nuestro entorno directo y cotidiano. En la astrología Virgo, además, tiene que ver con la salud. Y Piscis tiene que ver con la idea de que todos somos uno. En tiempos del coronavirus no es casualidad que esta sea la energía astrológica actual: es un momento para pensar con conciencia colectiva, comprender que si hay un problema de salud mundial, en realidad, debemos cuidarnos todos, porque aunque nos percibamos como distintos y separados geográficamente compartimos existencia en el mismo territorio. A su vez, Virgo puede tener una manifestación neurótica y obsesiva que quiere entender racionalmente todo lo que pasa. En ese sentido, Piscis es su perfecto complemento: frente a la neurosis que busca explicar y analizar todo lo que pasa, Piscis pide comprensión desde un lugar sensible, silencioso. Es tiempo de entregarse a lo misterioso, saber que a veces toca incertidumbre.
Sin dudas, el clima astrológico del Sol en tránsito por Piscis puede ayudarnos para entrar en contacto con nuestras emociones más inconscientes, cerrar ciclos, honrar los finales y prepararnos para nuevos inicios. Por su parte, la Luna llena en Virgo nos acompaña para que nos ordenemos, para que decodifiquemos qué es lo importante de toda la información que recibimos, para que encontremos cuál es nuestra tarea cotidiana y sensible en los tiempos caóticos que corren. Una invitación para buscar el orden interno y sensible.