Nutricionista explica qué lata de atún tiene menos mercurio y cuál evitar en el mercado
Hay una variedad de atún que se especifica en la lata que es la que contiene menos metales pesados
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El consumo de conservas de pescado es un hábito frecuente en muchos hogares, pero la preocupación por la ingesta de metales pesados, específicamente el mercurio, ha generado dudas a la hora de realizar la compra.
Ante esta incertidumbre, la nutricionista Blanca García-Orea ofreció a través de sus redes sociales una guía práctica para diferenciar qué productos son más seguros basándose en su etiquetado y en el tamaño de las especies utilizadas.

La especialista, conocida como @blancanutri, advirtió sobre la importancia de leer bien la denominación del producto.
Según su criterio, la confusión entre los términos comerciales puede llevar al consumidor a ingerir mayores cantidades de contaminantes sin saberlo. “Siempre escoge las latas de atún cuya denominación sea ‘atún’ y no ‘atún claro’, es la especie que menos metales pesados contiene”, aseguró la experta en su publicación.
El tamaño del pez determina todo
La razón detrás de esta recomendación radica en el peso y la longevidad de los peces. El denominado “atún claro” suele provenir de ejemplares de gran tamaño, que pueden llegar a pesar hasta 200 kilos.
Al vivir más tiempo y ser depredadores grandes, estos peces bioacumulan más mercurio en sus tejidos a lo largo de su vida.
Por el contrario, las latas etiquetadas simplemente como “atún” suelen contener especies más pequeñas, comúnmente del tipo listado o Pelamis, cuyo peso ronda los 35 kilos. Al ser animales de menor envergadura, sus niveles de mercurio son considerablemente más bajos en comparación con sus parientes gigantes.

Esta diferenciación cuenta con respaldo científico. Un estudio publicado en la revista Environmental Science and Technology analizó las concentraciones de este metal en distintas variedades.
La investigación concluyó que el atún blanco presentaba un promedio de 0,407 ppm de mercurio, frente a los 0,118 ppm encontrados en opciones más ligeras.
En la misma línea, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha emitido alertas sobre la exposición a metales pesados derivada del consumo de peces grandes, sugiriendo limitar su ingesta, sobre todo en grupos de población vulnerables.

Frecuencia de consumo y envases recomendados
Además de seleccionar la especie correcta, García-Orea ofreció pautas sobre la frecuencia y el tipo de envase. "Lo ideal es no consumir más de una o dos latas de atún a la semana y, siempre que sea posible, optar por conservas en envase de vidrio, lo que evita añadir contaminantes metálicos del proceso de enlatado", recomendó la nutricionista.
Para aquellos que buscan alternativas aún más seguras y con menor riesgo de acumulación de tóxicos, la experta sugiere optar por otros pescados azules que, debido a su reducido tamaño, presentan una carga de metales mínima. Entre las mejores opciones para un consumo más frecuente destacan:

- La caballa: un pez que ronda los dos kilos de peso.
- La melva: es la opción de menor tamaño entre las sugeridas, con un peso aproximado de 1,5 kilos.
Estas especies no solo son más seguras en términos de toxicidad, sino que mantienen los beneficios nutricionales del pescado azul sin los riesgos asociados a los grandes depredadores marinos.
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