Robbie Williams, Rafael Nadal y Beyoncé lo implementaron para alcanzar el éxito; según los expertos, adoptar uno puede ayudarnos a ser más auténticos
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La idea de que una persona puede albergar dos identidades generó fascinación durante milenios. Pero no fue hasta el siglo XIX que Sigmund Freud introdujo el concepto alter ego en la imaginación popular.
El psicoanalista pensó en el yo como una colección de distintos estados de conciencia, cada uno con sus propias cualidades y rasgos. Hoy en día, el término alter ego se usa para describir una segunda identidad, diferente a la del día a día.
Pero, al igual que nuestras identidades principales, cada alter ego es único, con su propia historia de origen, su propia personalidad y carácter.
Para escapar
Los alter ego pueden liberarnos de nuestras propias mentes. Amrou Al-Kadhi, un guionista, artista drag y autor británico-iraquí, creó el alter ego Glamrou. Con peluca, tacones, purpurina y maquillaje, Amrou se convierte en Glamrou. Pero se trata de mucho más que del disfraz.
Cuando Amrou sube al escenario como su alter ego, entra en otra persona, otro mundo, donde pueden ser lo que quiera y sentirse seguro y poderoso. “Glamrou me permite sentir lo mejor de mí mismo”, dice Amrou. Y desde el principio, Glamrou alivió las batallas de Amrou con el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), una condición que describen como una “prisión cerebral”.
Actuar en el escenario proporciona un antídoto para el TOC: “Para mí, el drag es probablemente la experiencia más presente y fuera de mi cabeza que conocí”, dice el artista.
Para triunfar
Adoptar un alter ego puede ser una forma de mejorar el desempeño. Todd Herman pasó años trabajando con los mejores atletas, desde el equipo olímpico danés hasta los Yankees de Nueva York, ayudándolos a entrar en varios alter ego para agudizar su juego. Aprendió de los beneficios de la estrategia de primera mano.
“Me preocupaba el hecho de que ambicionaba ser un gran atleta, pero no lo era”, recuerda. “Yo era extremadamente escuálido y, cuando entraba al campo, no quería hacerlo como el flaco de Todd”. No había mucho que pudiera hacer por su físico, pero sí por cómo se sentía al respecto.
Así que decidió jugar a través de otra persona: “Jerónimo”. Era un nombre atrevido para un alter ego atrevido. “Me permitió jugar siendo mucho más grande de lo que realmente era”, dice Todd. Cuando comenzó a trabajar con atletas en su rendimiento mental, Todd se dio cuenta de que no era el único que usaba esta técnica.
“Los mejores entre los mejores sacaban a relucir una persona, un alter ego o una identidad secreta”. Por ejemplo, el peso pesado del tenis Rafael Nadal pasa cinco minutos frente al espejo entrando en su alter ego antes de cada partido. El Rafael fuera de la cancha puede ser un ser humano muy amable y humilde, pero el alter ego en la cancha es “un asesino absoluto”, dice.
Para crear
Los beneficios de usar un alter ego no se limitan al mundo del deporte, la estrategia también puede ayudar a liberar la fuerza creativa.
El artista Robbie Williams le habló a la BBC sobre la personalidad que adopta para sorprender al público cuando se sube al escenario, inyectar confianza adicional en sus espectáculos y liberar un nuevo tipo de fuerza creativa. “Robbie Williams es como un constructo. Es como un superhéroe“, dice la estrella del pop. “Mi nombre es Robert Williams, no Robbie Williams. Robbie Williams sube al escenario; Robert Williams cría a sus hijos”.
Beyoncé hizo público sobre su alter ego, “Sasha Fierce”(Sasha la feroz), en The Oprah Winfrey Show, el programa de entrevistas de la famosa presentadora estadounidense, en 2008. “Es como un personaje que creé a lo largo de los años”, admitió.
Sasha era feroz por su nombre, feroz por naturaleza, y Beyoncé podía recurrir a ella en esos momentos en los que necesitaba ser valiente. Su alter ego aparecía cuando escuchaba a la multitud; cuando se ponía nerviosa. “Sasha Fierce aparece en mi postura y en mi forma de hablar”, dijo la intérprete.
“El efecto Batman”
Todos podemos usar la técnica del alter ego en nuestras propias vidas, particularmente cuando se trata de lidiar con el estrés. El profesor Ethan Kross, de la Universidad de Michigan, estuvo investigando cómo cambiar nuestra perspectiva puede afectar la forma en que abordamos los desafíos. En sus experimentos, él y su equipo pusieron a niños bajo estrés, dándoles acertijos y tareas difíciles que resolver.
Luego les pidieron a algunos de los jóvenes que fingieran ser un personaje al que admiraban, como Batman o Dora la Exploradora.
“Lo que encontramos en estos estudios es que los niños que adoptan ese alter ego -la personalidad de un superhéroe- tienden a desempeñarse mejor en estas tareas”, dice Ethan. Persisten más y experimentan menos frustración.
El poder del autodistanciamiento
Kross y su equipo sospechan que parte de la magia de lo que denominaron “el efecto Batman” tiene que ver con el proceso que llaman “autodistanciamiento”. Consiste en nuestra capacidad para dar un paso atrás y pensar en nuestras experiencias desde una perspectiva psicológicamente más distante. “Puede ser muy útil para ayudar a las personas a superar experiencias emocionales problemáticas”, dice el científico.
Y no es necesario que uses una capa para cosechar las recompensas de esta técnica. Una herramienta es el “diálogo interno a distancia”, que implica ayudarse a sí mismo a resolver un problema como lo haría con un amigo. El lenguaje utilizado es clave.
Cuando usamos palabras como “vos” y “tu” en lugar de “yo” y “mi”, en realidad estamos activando diferentes partes de nuestro cerebro, aquellas que normalmente usamos para pensar en otras personas. Y a menudo somos mucho mejores en ayudar a otras personas que en pensar en nuestros propios problemas.
Cuando el alter ego y el yo se vuelven uno
Para algunas personas el alter ego puede comenzar siendo una forma de diferenciar dimensiones de su identidad, pero puede terminar integrando múltiples partes de ellas mismas en una identidad, con resultados transformadores.
Amrou descubrió que tenía que reprimir diferentes partes de sí mismo en diferentes entornos: en casa reprimía su sexualidad; con su disfraz, suprimía su identidad árabe; fuera de él, reprimía su feminidad. “Esa fractura me volvió un poco loco”, admitió. Algo cambió cuando Glamrou se volvió real.
“Comencé a hacer shows realmente auténticos respecto a lo que soy y a algunas de las cosas que sucedían en mi vida”, dice Amrou. Su espectáculo drag se convirtió en el pegamento con el que unir todo sobre sí mismo: “Desde sentir que es imposible ser queer y árabe al mismo tiempo a presentarme como un ícono árabe queer en el escenario; de sentir vergüenza por ser femenina a sentir de repente tan galvanizado por la feminidad”.
Hoy no considera que Glamrou sea un alter ego: “Es una manifestación tan honesta que no tiene sentido para mí conceptualizarla como algo alternativo. Glamrou soy yo”. En 2010, Beyoncé “mató” a su alter ego. Declaró que ya no necesitaba a Sasha Fierce. Ella ya era la persona en la que Sasha la ayudó a convertirse.
Reescribiendo historias
La cuestión del alter ego a menudo comienza como un juego de roles, pero si te mantenés firme, el tuyo puede terminar mostrándote de lo que eres capaz. Construimos una historia de lo que podemos y no podemos hacer. Así que entrar en el mundo de un alter ego puede ser una forma de reconstruir conscientemente nuestras propias identidades y reescribir nuestras historias.
Como herramienta para sentir más confianza en uno mismo, para participar en el autodistanciamiento, para actuar de manera más creativa y encontrar nuevas formas de expresarse, puede empoderarnos de manera increíble y ayudar a liberarnos de las limitaciones impuestas por nuestras propias inseguridades y por la sociedad.
Un alter ego puede ayudarnos a vivir como la versión más auténtica de nosotros mismos.
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