Entre 1969 y 1970 hice dos películas en África" –nos contó Tippi Hedren–. "Por aquel entonces, los ecologistas estaban muy preocupados por la reducción de la cifra de animales salvajes debido a la caza deportiva. En esas dos películas tuve la magnífica oportunidad de ver leones, tigres y leopardos correr en libertad y fue precioso. Por todo eso, y por la amenaza de la pérdida de su hábitat, a nuestra vuelta a Estados Unidos, el que entonces era mi marido, Noel Marshall, y yo decidimos hacer una película sobre la fauna salvaje. Al principio íbamos a trabajar con animales ya crecidos. Pero nos recomendaron que adquiriéramos nuestros propios animales y conviviéramos antes con ellos".
Así comenzó todo, tal y como nos contaba la propia actriz desde su casa en la reserva Shambala, al norte de Los Ángeles, donde vive rodeada de leones, panteras y tigres desde mediados de los años 70. La película de la que habla la inolvidable estrella del famoso film Los pájaroses Roar (El gran rugido) y cambió, sin duda, su vida.
Aconsejados por un entrenador de animales para películas de Los Ángeles llamado Ron Oxley, Tippi y su marido entendieron que si querían filmar con felinos salvajes debían familiarizarse antes con su comportamiento. Así llegó Neil a sus vidas, que con el tiempo se convirtió en un miembro más de la familia. Como testimonio de aquella insólita convivencia "made in Hollywood" nos quedó la sesión de fotos de Michael Rouger, publicada por la prestigiosa revista Lifeen 1971 y que ahora traemos a estas páginas. Allí se puede descubrir a Tippi Hedren utilizando la melena del "rey de la selva" como una mullida almohada mientras lee el periódico y a Melanie, por ese entonces de 14 años, compartiendo la cama con su "mascota", que dormía acurrucada a su lado bajo una manta.
Poco a poco la mansión de los Marshallse fue llenando de animales, ocho cachorros se sumaron a Neil… y se trasladaron a la reserva Shambala, que establecieron en el desierto de Mojave, Los Ángeles. "La finca, de unas 30 hectáreas, la compramos en 1972 para filmar la película", contó Tippi en una entrevista a ¡HOLA!"Después, construimos la casa africana en 1976, donde finalmente hicimos la película y fue también entonces donde hicimos la casa en la que vivo actualmente".
La historia del rodaje de El gran rugido es considerada una de las producciones más peligrosas jamás realizada en la historia del cine. Con 150 animales en escena no fue, desde luego, tarea fácil. Lo que en un principio comenzó como un rodaje de unos meses se convirtió en una larga filmación que demandó entre cinco y once años. Y prácticamente todo el reparto –incluida Melanie, que sufrió el ataque de una leona– resultó herido. La producción llegó a costar casi 18 millones de dólares de aquel momento y recaudó apenas 2 en taquilla.
A pesar de que esos números no fueron los mejores, lo cierto es que esos mismos animales impulsaron la creación de la Fundación Roar y se quedaron en la reserva Shambala, donde Tippi encontró la felicidad. "El film me cambió la vida totalmente. Yo siempre fui amante de los animales. Siempre digo que es un defecto de nacimiento. Pero tener la responsabilidad de cuidarlos es una de las tareas que el amor lleva aparejado: yo lo denomino ‘mi dulce carga’. Soy muy feliz aquí. No podría imaginarme viviendo en otro lugar. Me encanta ver a los animales y conocer la personalidad de cada uno de ellos. Es una vida verdaderamente mágica".