Adiós mandatos: renunció a un puesto corporativo y creó una marca de juegos para adultos
De librito: así era Flor Bagnardi a los 22 años, cuando, recién recibida de ingeniera industrial y primera en egresar de su camada, empezó a trabajar en una multinacional. Durante tres años estuvo en el área de Marketing de esa empresa hasta que se dio cuenta de que lo corporativo no era para ella y renunció a ese trabajo: "Mis papás no me entendían, me decían: ‘Pero ¿qué vas a hacer?’, y yo lo único que sabía era que quería renunciar. Después, nada más", recuerda. Y así, sin mucho pensar, Flor dejó todo y se fue a viajar por Asia durante tres meses.
"El viaje me ayudó. Porque, si bien la empresa en la que trabajaba era espectacular y su gente también, yo no me conectaba con el propósito de la marca: no me sentía conectada con vender pañales, champú ni nada de lo que vendía esa empresa en ese momento". Este era su segundo viaje a Asia y Flor iba decidida a buscar un cambio: "Quería un viaje más espiritual: por eso, una vez allí, me quedé un mes y medio en Bali y me hice un grupo de gente, toda de distintos países, con una forma de pensar totalmente distinta: muchos eran artistas y hacían las cosas por hacerlas y nada más. El fin último era el proceso de hacerlo. Eso me inspiró muchísimo", asegura.
Y entonces, al regresar a Argentina, Flor siguió con su búsqueda, probando cosas nuevas: trabajó en una agencia de viajes, siguió viajando... y ahí arrancó a emprender. "Me interesaba el mundo de los juegos y arranqué con una marca de juegos para adultos con una socia". Pero, a los tres años de esa sociedad, algo no le terminaba de cerrar y Flor vendió su parte: ella quería expandir el proyecto y crear una marca que no solo abarcara juegos, sino también experiencias, hobbies.
Y ahí sí, más segura de lo que quería, arrancó Bentejuego, para buscar eso mismo que había encontrado en Bali: el placer del hacer por hacer. "Desde que empecé con Bentejuego hice de todo: empecé vendiendo juegos y kits de hobbies, después tuve una experiencia tipo taller/bar que se llamaba BenteLab, a donde la gente venía a hacer proyectos creativos, y empecé a hacer talleres de juguetes; esos juguetes que hacíamos los donábamos a instituciones benéficas", cuenta.
Increíblemente, a fin de 2019, Flor tuvo una corazonada y decidió empezar también a hacer juegos virtuales: "Fue como una bajada divina que me anticipó lo que se iba a venir en 2020. Empecé con un desafío por WhatsApp de 21 días de juego. Era gratuita toda la movida, pero se prendió tanta gente que me sirvió para crear una gran base de datos. Fue increíble, la gente se re copó y tuve un nivel de interacción con mi público que no te da ninguna red social".
Ya este año, cuando arrancó la cuarentena, Flor estaba canchera y lanzó otro desafío de juegos virtuales en el que se anotaron 2000 personas. Gracias a toda esta movida, empezaron a llegarle clientes nuevos de un segmento al que siempre había querido apuntar: las empresas. "Empecé a hacer juegos a medida para ellas y sus audiencias y también algunos de team building para equipos internos. Lo que se genera es increíble en este tipo de juegos porque se vincula entre sí gente de una empresa que, de otra manera, no tendría interacción, como un pasante con el CEO".
Como proyecto para los próximos años, Flor quiere seguir ampliando los juegos y propuestas para empresas y fortalecer sus ventas con clientes internacionales. "Cada vez que logro un cliente nuevo de empresas, lo siento como un gran paso. Y saber que lo hice sola, remándola, es una gran satisfacción".
Minibio
- Nombre, edad y profesión: Flor Bagnardi (34), ingeniera industrial.
- Desafío cumplido: creó una marca de juegos y experiencias que conecta a la gente con el disfrute y con su esencia, con su lado más infantil.
Cómo lo hizo
- Pateó el tablero. "Solté los mandatos para escuchar qué era lo que yo quería, sin hacerles caso a las presiones de la sociedad, de mi familia, ¡ni las mías propias! Porque a veces son mandatos que una misma se impone".
- Se puso en marcha de manera ágil. "Arrancá sin pensar tanto. Todas mis mejores decisiones fueron por no pensar: lanzate y después corregís sobre la marcha. Podés hacer el mejor plan de negocios megacalculado y aun así fallar. Así que mejor no perder tanto tiempo".
- Armó una red de confianza. "Si bien trabajo sola, procuré rodearme de gente en quien confío: a veces son proveedores, socios por proyectos, agencias externas. Aunque no sean mis empleados o socios, son personas que me dan confianza y con quienes generé una relación".
- Vive recalculando. "Yo freno y recalculo cada dos meses porque el contexto es muy cambiante. Ni hablar con la pandemia: el escenario cambia todo el tiempo. Entonces es necesario reinventarse".
Los consejos de Flor
- No apuestes todo a las redes sociales. "Son geniales para muchas cosas, pero no me gusta depender de ellas. Prefiero mis propias redes: el boca en boca, el WhatsApp".
- Tené contacto con tus clientes. "Aunque crezcas, nunca pierdas esa cercanía. Es genial ver las reacciones y es una fuente de información para seguir creciendo".
- No tengas miedo de vender afuera. "Está bueno tener una pata en el mercado internacional porque Argentina es muy cambiante y nunca sabés qué se viene".
En números
Inversión inicial: US$10.000
Su producto estrella (el kit de termoformado) cuesta $3000
110 empleados participaron del último gran juego corporativo que hizo Flor.
A los desafíos virtuales se suelen sumar más de 2000 personas por juego.
16.200 seguidores tiene el Instagram de Bentejuego.
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