Arrancó la cumbre del Mercosur con la visita de Lula a Cristina Kirchner en el centro de la agenda
Presidentes de los países miembro se reunirán el jueves y anunciarían acuerdos; hoy se reunieron cancilleres y ministros de Economía del bloque regional
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Con la tensión latente entre el presidente Javier Milei y su par de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, como principal motivo de atención mediática y política, mandatarios y ministros del Mercosur vuelven a reunirse a partir de hoy, para intentar limar asperezas y avanzar en acuerdos dentro y fuera del bloque regional.
Con deliberado y cerrado hermetismo en torno a una eventual visita a la expresidenta Cristina Kirchner, el presidente de Brasil llegará este miércoles por la tarde al país, con una apretada agenda que incluirá una recepción nocturna a cargo de su embajada en Buenos Aires, un desayuno con su par de Paraguay, Santiago Peña, y su participación en la cumbre de presidentes, el jueves por la mañana, en el Palacio San Martín. La Justicia autorizó finalmente a Lula visitar a Cristina en San José 1111.
La detención de la expresidenta es una de las tantas divisoras de aguas en el Mercosur: mientras Milei expresó su satisfacción con la labor de la Justicia, Lula expresó desde el inicio su solidaridad con la exmandataria, el presidente progresista de Uruguay, Yamandú Orsi, dijo hoy en una entrevista a Clarín que no visitará a Cristina y eludió un apoyo. El socialdemócrata chileno Gabriel Boric se mantuvo en silencio. Tampoco se manifestó el presidente de Paraguay Peña, que suele coincidir con Milei en su postura de alineamiento con Estados Unidos e Israel.
La actividad comenzó bien temprano, con la reunión, en el mismo sitio, de ministros de Economía y presidentes de Bancos Centrales de los cinco países miembro (Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia). Le siguió un encuentro del Consejo del Mercado Común, que integran los cancilleres. Luego de ambas reuniones se produjo el anuncio del acuerdo cerrado entre el Mercosur y el EFTA, la asociación de países que integran Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza, una especie de “previa” del acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, ya firmado y que aguarda la confirmación de la Comisión Europea, antes de fines de año.
“El Tratado de Libre Comercio creará un área de libre comercio de casi 300 millones de personas, con un PIB combinado de U$S 4,3 billones”, afirmó el canciller Gerardo Werthein, en una relectura del comunicado conjunto firmado por los protagonistas del acuerdo, y al finalizar la reunión con los representantes de ambos bloques comerciales.
La negociación
El final de la presidencia pro témpore del Mercosur llegará para la Cancillería con una buena noticia, ya que es un hecho el aval de sus socios a la ampliación de la lista de excepciones a los aranceles, vitales para que Argentina pueda lograr su ansiado acuerdo comercial global con Estados Unidos.
“Se ha trabajado muy bien, con mucha seriedad y dejando diferencias de lado”, afirmaron desde la Cancillería que encabeza Gerardo Werthein. Desde allí también definen como “avanzadas” las tratativas para “hacer más competitivo” el Arancel Externo Común, base de la existencia del Mercosur, pero que excluye rubros clave como automóviles y la industria del azúcar, caros a los intereses de Brasil.
El problema y los tironeos, comentan fuentes diplomáticas nacionales, llegará a partir del viernes, cuando Brasil se haga cargo de la presidencia del bloque, luego del traspaso formal.
“Va a ser una cumbre en buenos términos, con buena onda”, afirmaron fuentes del Gobierno en relación a la cumbre de presidentes, que tendrá asistencia perfecta de sus cinco miembros, y que el jueves por la mañana se transmitirá en directo en su totalidad, prometen las autoridades argentinas.
A pesar del optimismo oficial, que augura una cumbre sin los chispazos de antaño entre dos presidentes sin feeling personal, Brasil llegará a la reunión con una batería de propuestas que difieren de modo terminante con la cosmovisión y la estrategia internacional libertaria. Medidas como la creación de un “Mercosur verde”, un alineamiento con la agenda 2030 de Naciones Unidas ( blanco de repetidas críticas desde el gobierno libertario) y un mayor énfasis en la política de derechos humanos, desdeñada por el Gobierno y que Brasil intentará aplicar durante la presidencia del bloque.
Uno de los temas adicionales que seguramente será parte de la conversación es la negativa de Venezuela −suspendida del bloque por la cláusula democrática− a suministrar información sobre el paradero del gendarme Nahuel Gallo, detenido en diciembre pasado y acusado de espionaje por el chavismo. En el Gobierno confían en poner el tema sobre la mesa, a riesgo de disidencias internas en relación al gobierno bolivariano.
¿Y la visita de Lula a Cristina? “Es una decisión de él”, se atajaron en el gobierno argentino, relativizando la importancia de una eventual foto, leída como apoyo exterior clave para la campaña “Cristina Libre”, que motoriza el kirchnerismo.
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