Diputados: la noche en que Milei rechazó, junto a Máximo Kirchner, un acuerdo con el FMI
Ocurrió hace tres años, cuando el entonces ministro Martín Guzmán presentó un programa de refinanciamiento del crédito contraído por el gobierno de Macri; ahora, como Presidente pide el apoyo del Congreso para un nuevo acuerdo con el organismo financiero internacional
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El mismo Javier Milei que ahora, como presidente, reclama el apoyo del Congreso al acuerdo que estaría por firmar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es quien, como diputado, votó en contra del refinanciamiento del préstamo por US$ 44.500 millones que el organismo le otorgó a la administración de Mauricio Macri en 2018. Paradojas de la política: a la hora de votar, Milei y su colega Máximo Kirchner coincidieron y ambos lo hicieron por el rechazo, aunque por distintos motivos.
El episodio ocurrió en marzo de 2022 y fue la primera vez que el Congreso tuvo la oportunidad de pronunciarse sobre un acuerdo suscripto con el FMI. Hasta la sanción de la ley de sostenibilidad de la deuda, el año anterior, el Poder Ejecutivo era el encargado exclusivo de decidir sobre el endeudamiento con acreedores externos. En esa sesión, los legisladores tenían la responsabilidad, con su voto, de que el país se fuera o no al default.
“Se llegó al mejor acuerdo que se podía lograr sin necesidad de aplicar medidas de ajuste”, exaltó el entonces ministro de Economía Martín Guzmán. El acuerdo, dijo, le concedía al país un plazo de gracia de cuatro años y medio para empezar a pagar; a cambio, el gobierno argentino se comprometía a una reducción gradual del déficit fiscal y del financiamiento del Banco Central al Tesoro, además de incrementar su nivel de reservas internacionales.

Las palabras balsámicas de Guzmán, quien juraba y perjuraba que el nuevo programa no estaba condicionado a una reforma jubilatoria o laboral, no convencieron a quienes, dentro del oficialismo, creían ver en el acuerdo una claudicación ante el FMI. Uno de los más críticos fue Máximo Kirchner, líder de La Cámpora, quien ya tenía al ministro entre ceja y ceja. Así fue como, días después del anuncio, pateó el tablero y renunció como jefe del bloque de diputados oficialistas.
“Esta decisión nace de no compartir la estrategia utilizada y mucho menos los resultados obtenidos en la negociación con el FMI”, argumentó el hijo de la exvicepresidenta Cristina Kirchner. Aquel fue el primer gran cisma que atravesó la cúpula gobernante.
“Una porquería”
Desde el polo opuesto del espectro político, el entonces diputado de La Libertad Avanza Javier Milei también despotricó contra el acuerdo sellado por Guzmán.
“Es una porquería”, asestó, convencido de que fue diseñado “a medida de la casta política” para no ejecutar el ajuste del gasto público que, ya por entonces, agitaba como única forma de atacar el déficit fiscal y, con él, el principal problema de la economía argentina.
El libertario, que acababa de asumir como diputado nacional junto a Victoria Villarruel -por entonces eran amigos-, anticipó que votaría en contra en el recinto. Así lo hizo.
“Este acuerdo es cuestionable desde lo técnico y reprochable desde lo moral –enfatizó desde su banca-. No caigamos en el falso dilema. Sí, hay que cumplir con las deudas y honrarlas, hay que pagarle al Fondo, pero el ajuste no tiene que caer sobre el sector privado. El sector privado no puede seguir pagando esta locura. No podemos seguir sosteniendo esta economía parasitaria; no se puede seguir premiando a los parásitos en contra de los que producen. Es más, el acuerdo es tan inmoral que sobrerreacciona el ajuste sobre el sector privado para que siga la joda de la política”.
Después de un debate extenuante, en la madrugada del 11 de marzo de 2022 la Cámara de Diputados aprobó el acuerdo con una mayoría contundente: 202 votos a favor y 37 en contra: en este último lote, Milei votó junto al kirchnerismo duro y los diputados de izquierda. Lo acompañaron José Luis Espert y Ricardo López Murphy. Se registraron 13 abstenciones.
Semejante contundencia en la votación no habría sido posible sin el aporte de los bloques que integraban Juntos por el Cambio –UCR, Pro y la Coalición Cívica-, los mismos que integraron el abanico oficialista que acompañó a Macri en su decisión de acudir al Fondo.
Fue un apoyo a regañadientes: en todos los discursos opositores se advertía que el acuerdo no hacía otra cosa que patear la solución de los problemas estructurales de la economía para adelante. Pero estaban frente al dilema de colocar al país al filo del default con el FMI.
“Nosotros somos oposición. No estamos para cogobernar. Pero si nosotros no estuviésemos esta noche acá, el default sería inevitable en la Argentina. Esto hay que decirlo. Si hay default, no cabe ninguna duda de que vamos a ser parias internacionales en el sistema financiero. No habrá un crédito de un organismo. Eso afectará a la producción y no habrá insumos; y la inflación, si ahora corre, va a volar”, advirtió el por entonces jefe de bloque radical Mario Negri.
Al final primó entre los opositores el argumento de la responsabilidad, el mismo que esgrimirán, tres años después, para eventualmente apoyar el acuerdo que firme el gobierno libertario. Claro que Milei dirá que el suyo, a diferencia del anterior que suscribió Guzmán, se basa sobre el esfuerzo del ajuste fiscal, lo que de antemano se ganará –otra vez- el rechazo del kirchnerismo.
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