La pelea por la AGN: cómo fue la negociación de los Menem con Máximo Kirchner y Saénz que desató la ira de Macri
Martín Menem y el jefe de La Cámpora tendieron puentes; el gobernador de Salta sumó apoyo de los mandatarios del norte; Pro quedó sin lugar en los tres auditores que ingresan por Diputados
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Era miércoles por la tarde y en el recinto había sesión. Mientras, el titular de Diputados, Martín Menem, y Máximo Kirchner estaban en conversaciones. Se gestaba por esas horas una movida para definir los cargos de la Auditoría General de la Nación (AGN) que dejaría con una herida letal a Pro.
Los nuevos auditores Juan Forlón (kirchnerismo), Mónica Almada (LLA) y Pamela Calletti (Salta-gobernadores norteños) juraron finalmente de madrugada y desataron la ira del partido amarillo, que sintió una vez más el destrato del Gobierno porque quedó excluido de la estrategia que comenzó a ser un rumor ayer mismo por la mañana.

Una decena de fuentes consultadas por LA NACION de LLA, el kirchnerismo y espacios aliados, que estuvieron al tanto de las conversaciones, coincidieron en que los primos Martín y Eduardo “Lule” Menem -principales articuladores de la secretaria General, Karina Milei- fueron los que orquestaron la movida, y que el estratega Santiago Caputo esta vez estuvo al margen.
Kirchner habló con Martín Menem, según pudo confirmar LA NACION de fuentes del espacio opositor. Los dos mantienen una relación institucional desde el comienzo de la gestión libertaria. No se comunicó ni con “Lule” ni con Karina. En la charla sí participó el jefe de la bancada de Unión por la Patria (UP), Germán Martínez.
LLA le dio garantías al kirchnerismo de que para contar con sus votos -fundamentales para avanzar- les mantendría la silla de la AGN que les correspondía, que siempre pensaron en destinar a Forlón, amigo de Kirchner y de larga trayectoria en el control de la administración pública. El jefe de La Cámpora dejó en claro que su espacio no acompañaría ni haría artimañas para que tengan aprobado ningún apartado del Presupuesto. Forlón esperó en Diputados hasta la hora de jurar.
En eso, los primos articularon con el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, que desde hace tiempo está activo y lleva la voz cantante del norte, donde abrevan el gobernador Raúl Jalil (Catamarca) y el exmandatario Carlos Rovira (Misiones), que todavía define los destinos de su provincia. Aseguran múltiples fuentes que también Osvaldo Jaldo (Tucumán) fue de la partida.
Comprometidos en las conversaciones con el ministro del Interior, Diego Santilli, que el miércoles estuvo instalado en la Cámara baja, los mandamás del norte le permitieron al Gobierno debilitar al kirchnerismo, debido a que tras las elecciones rompieron con Unión por la Patria (UP).
A cambio consiguieron fondos de ATN y entonces colaboraron con la votación troncal del Presupuesto a través de sus diputados, más allá de que en la Casa Rosada vieron que, cuando se trató el Capítulo XI -que incluía la derogación de las leyes de discapacidad y de fondos para las universidades, que salió rechazado- tres diputados que responden a Jalil votaron en contra, dos de Jaldo fueron por la negativa y uno estuvo ausente, y uno de los salteños también apretó el botón rojo. Caputo lo tendría registrado.
Pese a que se desmarcaron del tema más sensible, la colaboración de los norteños con el resto del texto fue clave para Menem y así Sáenz ubicó en la AGN a su ladera Calletti. También los primos consiguieron la silla propia para LLA, algo que no estaba contemplado en la conformación inicial que estaba ideada para la AGN.
Especulaciones
En medio de la estocada a Pro hubo especulaciones de todo tipo. La ineludible: que esta conversación entre el kirchnerismo y LLA pueda replicarse a un pacto mayor por los cargos en la Justicia, sobre todo cuando las vacantes en la Corte Suprema -siempre de interés de la expresidenta Cristina Kirchner- todavía están sin llenar.
Desde hace rato el espacio que se referencia en Cristina Kirchner muestra voluntad de charlar con el Gobierno los cargos judiciales. Sin embargo, por estas horas, desde el kirchnerismo dejan trascender que si hay conversaciones se harán tema por tema y que las idas y vueltas de ayer fueron solo por la AGN.

Otro nombre que circuló en el Congreso cuando se consumaron las designaciones en la AGN fue el del líder del Frente Renovador, Sergio Massa, socio del kirchnerismo y con años encima de buena relación con el salteño Sáenz.
Corrido de la función pública pero siempre activo en los temas importantes, esta vez el excandidato a presidente parece no haber estado involucrado en las negociaciones. Dicen que se enteró de las designaciones el miércoles a través de su principal terminal en Diputados, Cecilia Moreau.
El problema con Pro
En los primeros diálogos sobre cómo se repartirían las sillas de la AGN, Forlón siempre estuvo en danza como el nombre que ubicaría el kirchnerismo. Pero los otros dos lugares iban a destinarse a Jorge Triaca (en un acuerdo de Pro-LLA) y Emilio Monzó, impulsado por Nicolás Massot y con respaldo de otros variopintos sectores.

Cuentan los conocedores del Congreso que los primos querían poner a un puro en la AGN, pero que además Martín Menem tendría un encono con Monzó. En algún momento, a Monzó le dijeron que eso podría deberse a que en 2013, cuando era armador de Mauricio Macri, habría dejado afuera de una lista en La Rioja a Eduardo Menem, padre del presidente de la Cámara de Diputados. Otros creen que la fricción tiene que ver con que ambos ostentaron el mismo rol al frente de la cámara: Martín Menem ahora y Monzó durante el macrismo.
La cosa es que, tras el acuerdo con Sáenz, los primos lograron colar a Almada y dejar afuera de la AGN a Monzó.
Con Triaca también apartado de la Auditoría en un movimiento consumado ante los ojos de Cristian Ritondo, jefe de la bancada de Pro y principal articulador con los libertarios, fuentes ligadas a Mauricio Macri dijeron a LA NACION que la relación con el Gobierno “vuelve a foja cero”. Incluso, aseguraron que el expresidente considera que es un nuevo daño que la gestión de Milei le hace a la institucionalidad.
“Pro atribuye toda la responsabilidad a los Menem, con principal foco en Martín Menem”, señalaron desde el entorno del exmandatario, indignados porque el titular de Diputados montó la jura sin avisarles y les sacó la silla de Triaca.
En la cúpula de Diputados desoían el escándalo y mencionaban que todo forma parte de los intercambios lógicos en la praxis política. Hablaban asimismo del extenso currículum vitae de Almada como máster en Finanzas y abogada, y de su larga experiencia profesional en el ámbito público. Alegaban incluso que Pro no puede estar en contra de la designación porque, además de haber pasado por el gobierno de la Ciudad, es “súper idónea”.
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