Myriam Bregman y Nicolás Del Caño advierten sobre el descontento social por “el incumplimiento de las promesas” del Gobierno
Los precandidatos a diputados nacionales por el Frente de Izquierda-Unidad cuestionan la gestión económica de Fernández; duras críticas a Milei: “Los valores que representa son sumamente peligrosos”
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Myriam Bregman y Nicolás Del Caño saben que no la tienen fácil. Los dos precandidatos a diputados nacionales que encabezarán la lista 1A del Frente de Izquierda-Unidad (FIT-U) –en la ciudad de Buenos Aires y en Provincia, respectivamente– se proponen encarar un desafío titánico: representar el “desencanto social” que, según interpretan, existe tanto con la gestión del Frente de Todos como con la alternativa expresada por el macrismo.
En una entrevista con LA NACION, ambos referentes del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) destacaron la importancia de la unidad lograda con el Partido Obrero (PO), Izquierda Socialista y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST). Y, entre otros temas, advirtieron acerca del lanzamiento político del economista Javier Milei. “Los valores que representa son sumamente peligrosos”, lanzó Bregman.
-Ustedes se plantean como objetivo ser tercera fuerza en las próximas elecciones. ¿Es posible romper con la polarización?
Myriam Bregman: -Nos planteamos como una tercera fuerza social y política. Esto excede al hecho de salir terceros en las elecciones. Tiene que ver con cómo nos posicionamos frente a dos coaliciones que no le dan respuestas al pueblo. Es cierto, venimos de una elección muy polarizada en 2019. Pero, a pesar de eso, y de la enorme cantidad de votos que sacó Alberto Fernández, lo que se está viendo ahora es el descontento social por el incumplimiento de las principales promesas de campaña, sobre todo en lo económico, que era lo que le preocupaba a la gente después de cuatro años de ajuste macrista.
Nicolás Del Caño: -Hay dos coaliciones que coinciden una cosa: renegociar y pagarle al FMI. La única fuerza que dice que hay que avanzar en un desconocimiento soberano de esa deuda es el Frente de Izquierda-Unidad. El planteo que nosotros hacemos está en las antípodas del debate que ellos tienen, que se reduce a cuál es el porcentaje de pobreza que quieren gestionar. Nosotros, en cambio, planteamos la reducción de la jornada laboral, al reparto de las horas de trabajo, para generar empleo sin afectar el salario, y un salario mínimo que cubra el costo de la canasta básica familiar. Son propuestas concretas para salir de esta situación tan crítica.
-¿Creen entonces que se puede canalizar el descontento social por izquierda?
MB: -Sí, vamos a poner todo nuestro esfuerzo para eso, que es básicamente buscar que la Argentina se ponga a tono con las movilizaciones que pueden verse en otros países de América Latina, enfrentando las medidas antipopulares. Aunque tampoco desconocemos que hay un gran interés político y económico en que ese desencanto sea canalizado por versiones aún más de derecha que Juntos por el Cambio.
-Javier Milei lanzó su campaña esta semana y muchos se sorprendieron por la cantidad de personas que reunió. ¿La rebeldía se volvió de derecha, como se pregunta el historiador Pablo Stefanoni?
MB: -La rebeldía nunca va a ser de derecha. Porque más allá de las formas que adquieran, o que jueguen con cierto aspecto antisistema, poniéndose en el lugar de la incorrección política, tienen una ideología sumamente conservadora. Es algo muy peligroso, porque tratan de dirigirse a la juventud y exaltan los peores valores, como el racismo, la misoginia o el negacionismo del cambio climático. Los valores que representan son sumamente peligrosos. Por eso, la única manera de rebelarse contra este sistema de una manera progresiva es que esa rebeldía sea de izquierda.
NDC: -La rebeldía realmente existente de la juventud de América Latina viene golpeando a todos los gobiernos que defienden el modelo de Milei o de [José Luis] Espert, que está claro que son expresiones de derecha que surgieron como reacciones a la conquista de derechos, como es, por ejemplo, la interrupción voluntaria del embarazo.
-¿La estrategia de campaña del FIT-U estará enfocada en polarizar con Milei?
MB: -No es por polarizar. Nosotros no usamos las campañas electorales para ver cuántos votos sacamos como una cuestión matemática. Entendemos que debemos registrar que ahí hay algo que es peligroso. Lo que nosotros queremos es empalmar con los movimientos sociales que representamos y que van por caminos antagónicos a lo de Milei, quien es un claro defensor de los privilegios.
NDC: -Yo creo que hay un engaño en lo que dice Milei en relación a la libertad. Una libertad sin una igualdad real, es una libertad para unos pocos. Una libertad que le sirve a los grandes empresarios para despedirte cuando quieran.
-Tanto el Nuevo MAS de Manuela Castañeira, como el MST de Alejandro Bodart plantean la necesidad de una “renovación” en la izquierda y “menos dogmatismos”. ¿Qué tienen para decir?
MB: -Yo no termino de entender qué sería eso de “renovar” a la izquierda. Es una palabra con una carga positiva, pero me gustaría saber qué significa realmente. En otros lugares del mundo fueron movimientos que dieron lugar a experiencias fallidas como la de Podemos, en España, o la de a Syriza en Grecia, partidos que también decían que la izquierda no podía seguir siendo dogmática y así terminaron.
-¿Pero esa no fue la consigna del PTS en las PASO de 2015 al enfrentarse con Jorge Altamira?
MB: -Cuando nosotros dijimos que la izquierda tenía que dar un vuelco, nuestra consigna tenía contenido: queríamos ser una izquierda que esté en la calle, que está en las luchas. La campaña nuestra del 2015 no era ambigua, estaba clarísimo lo que queríamos renovar. Acá el problema es para qué usas las palabras con carga positiva. Si es para ir hacia una izquierda de líderes y no de frentes, yo no estoy de acuerdo. Lo que está demostrado es que quienes no quisieron ir a una gran PASO de la izquierda, priorizaron proyectos personalistas.
- ¿Ese sería el matiz entre Bodart, que compite dentro del FIT-U, y Castañeira, que juega por afuera?
MB: -No es un matiz. Puede ser un matiz para los partidos burgueses, pero para la izquierda el personalismo es algo muy malo porque lo que se busca es construir proyectos colectivos. Nosotros, con la experiencia del Frente de Izquierda, hace diez años que venimos renovando a la izquierda y convocando a todos para que participen. Dejando mezquindades de lado, logramos reunir a los cuatro partidos más grandes de la izquierda en la Argentina. La unidad no se declama, la unidad se construye.
NDC: -El problema de la fragmentación de la izquierda favorece a los partidos tradicionales. Y creo que nosotros hemos avanzado un montón en el sentido contrario a ese. El planteo que hicimos en su momento en la discusión con Altamira fue cómo tiene que pararse, cómo tiene que plantarse una izquierda anticapitalista en la Argentina, qué hacemos con las conquistas parlamentarias que tienen que estar al servicio de la lucha de clases.
-Castañeira pone el foco en la cantidad de veces que fuiste candidato.
NDC: -No creo que ese sea un parámetro para medir a la izquierda. Nuestra política de rotación de bancas te demuestra que todos tienen espacio. Y si lo plantea desde el punto de vista de la edad, en 2015 podría haber tenido sentido, ahora no. La discusión es política.
-En la última semana fue noticia la personería social lograda por la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), que nuclea a los movimientos sociales afines al oficialismo. ¿Qué opina el FIT-U acerca de eso?
MB: -Yo estoy de acuerdo con la personería. Es un reclamo que venía hace mucho y lo apoyo y comparto. Sin embargo, entendemos que una propuesta como la del salario universal se comprende en el contexto de una emergencia. Nosotros no coincidimos con que esa sea la única perspectiva que le quede a la clase trabajadora. Al revés, planteamos que con el avance de la técnica se podrían repartir hoy las horas de trabajo, y con eso generar más puestos de trabajo.
NDC: -Hay un rol de los movimientos de desocupados en la Argentina desde su surgimiento en los 90, con una lucha por trabajo genuino, que después se fue institucionalizando. Nosotros planteamos que es necesaria la unidad de todos esos trabajadores desocupados y que la lucha sea por trabajo genuino.
-De todas maneras, ya no se reconocen como “desocupados” sino como “trabajadores de la economía popular”.
NDC: -Mirá, nosotros nunca nos vamos a oponer a que alguien que no tiene ningún tipo de ingreso, por lo menos tenga algo. Pero como perspectiva, como ideal, el salario universal no nos parece, no queremos que los desocupados ganen 9 mil pesos. Y más allá de lo que se diga ahora, respecto de una integración de la UTEP con la CGT, la realidad es que los sindicatos se olvidaron totalmente de los desocupados.
-Este año se juegan una parada importante al poner en juego las dos bancas que tiene el FIT-U en el Congreso. ¿Confían en que pueden llegar a ampliar su bloque?
NDC: -Vamos a dar la pelea. Sabemos que es importante revalidarlas porque lo que se viene es el acuerdo con el FMI y está claro que somos la única fuerza que no va a acompañarlo. Nosotros no creemos, como el Frente de Todos, que se puede conciliar el interés de los especuladores con el del pueblo. Son ellos o nosotros.
MB: -¿Quién va a levantar esta voz en el Congreso si no está la izquierda? Mirá que importante que es la unidad en este momento político del país. No es un problema solo de la izquierda que se decida priorizar intereses personales a costa del conjunto, porque eso termina teniendo consecuencias concretas.
-Una crítica recurrente que se les hace es que cuestionan el pago de la deuda, pero no proponen una alternativa.
MB: -El propio Alberto Fernández dijo que es “ilegítima” y lo denunció en la justicia.
NDC: -Ese argumento no tiene sustento porque hace años que la deuda se viene pagando y hoy en el conurbano bonaerense el 75% de las niñas y niños son pobres. Nosotros planteamos que los diputados de izquierda son una herramienta para pelear contra esa política. Además de que no pagarle al FMI permitiría, por ejemplo, construir más viviendas. Los recursos en la Argentina existen, el problema es que se los llevan los mismos de siempre.
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