En el marco del America Business Forum, recibió el premio “Mujer ícono de América Latina” por su trayectoria
Enfundada en un vestido de estampa floral, de Dolce & Gabbana, Susana Giménez participó de la sexta edición de America Business Forum, un evento que reunió en Punta del Este a líderes políticos, líderes de empresas y a las celebridades más relevantes de la región.
Ante la mirada atenta de su hija Mecha Sarrabayrouse, sus hermanos Carolina, Patricio y Federico, sus amigos Gustavo Yankelevich y Rossella della Giovampaola, Luisito Cella (hijo de su histórico productor, Luis Cella), la diva recibió el premio “Mujer ícono de América Latina” por su trayectoria. Pero la gran sorpresa para ella fue que quien se lo entregó fue su adorada nieta, Lucía Celasco, algo que ella no sabía que sucedería (tampoco sabía que estaba en el Este) y que agradeció con un abrazo apretado.
Susana se prestó también a una charla sincera con el periodista Ismael Cala, y entre muchos temas que repasaron, reveló la angustia que vivió cuando estuvo internada por Covid en el Sanatorio Cantegrill de esa ciudad, rememoró anécdotas de su carrera (también hubo un video con fragmentos de sus trabajos) y no pasó por alto el amor. Tras asegurar que hoy no quiere un hombre a su lado, sostuvo sin rodeos: “He sido amada. He amado menos de lo que me amaron. Aparte, a mí me gusta la gente más joven que yo, y sufrís, ya no se puede (…). Una maldición árabe es ‘Ojalá que te enamores’ y es bastante cierta. O te meten los cuernos, o te engañan, o te afanan. Es la verdad”.
Antes de retirarse, Susana reveló que el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, estuvo comiendo en su chacra, La Mary. “Fue fantástico. Él es muy inteligente, brillante”, sostuvo.