Junto al rey Guillermo Alejandro, derrochan encanto, cercanía y glamour en sus múltiples compromisos repartidos entre Bonaire, Aruba, Curazao y St Maarten
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A medida que se acerca el final de la gira oficial de dos semanas que los reyes de Holanda y la princesa Amalia, su hija y heredera del trono, iniciaron el 29 de enero por el Caribe, quedan claras varias cosas. La primera, que Máxima y Guillermo Alejandro también son reyes en el arte de acompañar amorosamente a su hija en su debut en una gira oficial. La guían con sutileza frente a los ojos del mundo (su agenda contempla cerca de setenta actos, con actividades al aire libre y hasta una visita a las cabañas donde vivían los esclavos de Witte Pan, en las salinas de Bonaire) y dejan que brille en este recorrido que implica un gran aprendizaje para convertirse, algún día, en reina de los Países Bajos. La segunda es que, a sus 19 años, Amalia es una joven carismática y con personalidad, que sabe tomar nota de su herencia y de lo que se espera de ella. Aunque está claro que en ciertos temas tiene en su madre un faro que mira con atención, es capaz de sumar su propia impronta.
PARECIDAS, PERO DIFERENTES
Según contó Amalia en la biografía que publicó en 2021, al alcanzar la mayoría de edad, de chica ya merodeaba el vestidor de su mamá. También amaba las joyas y sabía a la perfección los nombres y las historias de las tiaras y las piezas más emblemáticas del cofre real. Por eso hoy, cuando vestirse dejó de ser un juego para ser una parte importante de su función real, no es extraño que Amalia siga hurgando en el vestidor y en el joyero personal de Máxima.
A su paso por destinos paradisíacos como Bonaire, Aruba, Curazao o St Maarten, madre e hija sorprendieron con looks frescos, cancheros y de tendencia. Los vestidos fluidos, los caftanes, las estampas geométricas y los pantalones cómodos fueron protagonistas en las valijas de ambas. La princesa Amalia, además, sumó diferentes aros y pendientes de gran tamaño e inspiración bohemia con “cara conocida”, y varias carteras de fibras naturales y sobres de cuero de su propia colección.
Las dos empacaron prendas de marcas de lujo, como Zimmermann, Natan, Hermès, Jacquemus o Max Mara, pero también otras de Zara o Massimo Dutti, dos de sus marcas low cost favoritas. En algunas oportunidades, además, se divirtieron coordinando sus looks cromáticamente. Por ejemplo, al aeropuerto de Bonaire llegaron vestidas de azul y blanco, aunque cada una se decantó por equipos bien diferentes. Amalia eligió un wrap dress de Diane von Fürstenberg y los pendientes largos con piedras de colores del joyero de su madre realizados por Miriam de Bulgaria; mientras que Máxima optó por un conjunto de pantalón y top Massimo Dutti, blazer Max Mara y maxipendientes con brillantes blancos de Fahoma, una de las firmas argentinas que suele “pasear” por el mundo.
EL RITMO DE UNA REINA
La espontaneidad y cercanía son, desde siempre, dos características de Máxima muy elogiadas. En Aruba, durante el Festival Bon Boni, uno de los grandes eventos culturales del país, la Reina bailó encantada, moviendo las caderas a puro ritmo. Detrás de ella estaban su marido, el rey, y Amalia, que seguía sus pasos con cierta timidez pero con exacta decisión. En Curazao, donde estuvieron el 2 de febrero, fecha en que los Reyes cumplieron veintiún años de casados, Máxima adhirió a la tradición de colgar en una escultura un candado con sus iniciales y las de Guillermo, como símbolo de su amor, tal como hacen a diario miles de turistas enamorados. Y, más tarde, hasta se animó a manejar una lancha.
Este lunes, en tanto, conocieron a los bomberos de Cay Hill, en Phillipsburg, y se interiorizaron sobre los trabajos de reconstrucción tras el huracán Irma, ocurrido en septiembre de 2017. También visitaron el Centro Médico SXM y, muy empática, Amalia asistió a un paciente con una dolencia en el pie. Esa calidez ya había quedado al descubierto en Oranjestad, cuando una multitud les dio la bienvenida y los alumnos del colegio Princesa Amalia, que tienen una foto de ella en su colegio y hasta hacen una celebración el día de su cumpleaños, la rodearon emocionados y la abrazaron, algo que ella enseguida correspondió.
Este miércoles, la gira sigue por San Eustaquio y luego van a Saba, donde pondrán el broche de oro a esta gira que quedará registrada en el documental Amalia y el Caribe holandés, que se emitirá en la televisión pública neerlandesa este viernes.
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