OF. STUDIO diseñó un hogar en tres volúmenes que se integran con la topografía cuyana, creando una conexión armónica entre lo natural y lo construido, una continuidad material y sensorial con el entorno
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Los arquitectos Sebastián Andia y Valentina Cerroni, mendocinos de origen, se conocieron en Londres mientras cursaban una maestría. Allí se enamoraron, no solo de la ciudad y su vibrante comunidad profesional y académica, sino también el uno del otro.

Instalados definitivamente en suelo inglés, en 2017 fundaron OF. STUDIO -hoy galardonado a nivel internacional-, que cuenta con proyectos en diversas partes del mundo, entre ellas, claro, Argentina. Aquí, construyeron esta casa brutalista, movidos por el deseo de un coterráneo de volver a sus pagos después de una larga estancia en Buenos Aires. Muchas conversaciones con su familia le dieron forma a este hogar que hoy lleva el color de la tierra y se funde con el impactante terreno cuyano
El corazón de la casa
Como una formación rocosa más de Pedemonte, Brutal Honesty, como fue bautizada la casa, emerge del terreno en tres volúmenes habitados de forma permanente por una pareja y sus tres hijos.

La planta baja tiene un vestidor, sector de juegos y una cocina-comedor que funciona -como suele pasar- como núcleo articulador. Desde este sector, varias escaleras conectan con todos los niveles y terrazas.
“Los dueños de casa son grandes anfitriones y disfrutan de vivirla a pleno, recibiendo gente y participando en distintos eventos al mismo tiempo, con independencia y continuidad visual entre los espacios”, cuenta Sebastián. En parte por eso se instalaron puertas corredizas de peteribí que separan comedor y living. Estas siguen el diseño de la escalera principal y permiten dar privacidad cuando se organiza un encuentro.

Como una chimenea invertida que nace del techo, en el sector de los fuegos, una campana corona a la cocina industrial que sigue la estética del resto de los ambientes.
Un hogar sustentable

Un patio interior suma luz natural y verde. En él, crece un árbol original de la zona, respetando el requisito del proyecto de adaptarse a la vegetación preexistente. “No se taló ni un solo ejemplar”, asegura Sebastián.

Buscando hacer de este un hogar sostenible, se pusieron en juego estrategias para reducir el consumo energético, como el aislamiento térmico, la construcción de alerones que protegen del sol y la ventilación natural. Además, se incluyeron paneles y termotanques solares, y un sistema de reutilización de aguas grises.
Flotar sobre el subsuelo

Como una ilusión óptica alucinante, la escalera principal parece flotar sobre la losa. Fue prefabricada en peteribí e instalada al final de la construcción. Debajo se ve una segunda escalera, esta vez de hormigón, que lleva a la cava.

Aprovechando el desnivel natural del terreno, se construyó un subsuelo. Acá, además de la cava -infaltable en la tierra del buen vino-, se instaló una sala de juegos y otra destinada a las máquinas.
Belleza cruda y armoniosa
El interiorismo es minimalista. Su diseño se pensó para que la arquitectura sea la protagonista.

Trabajamos con materiales naturales y honestos -hormigón, madera, hierro y vidrio-, buscando una experiencia de belleza cruda y armoniosa, libre de adornos artificiales”
— Arquitectos Sebastián Andia y Valentina Cerroni

Pensado para recibir
Cortinados livianos tamizan la luz y un envarillado de madera hace de este cuarto un espacio cálido que destaca por su simpleza y calma.

En la planta alta está la habitación principal con vestidor. Tiene un baño y una oficina que permite trabajar o tener reuniones con acceso independiente desde la escalera exterior.
Parte del cerro
La terraza principal es una prolongación del estar-comedor. A un lado, el área de parrilla con mesa garantiza el disfrute de reuniones numerosas.

“El hormigón a la vista se eligió por su afinidad con la paleta material de la región y por su potencial expresivo al trabajar con mano de obra local”.

La vivienda se convierte en una extensión del cerro que no busca disimular su particular presencia. Muros de contención emergen del terreno como formaciones rocosas abstractas. Son de hormigón pigmentado, que emula el tono exacto de la tierra (resultado al que se llegó después de hacer varias pruebas in situ). Sus curvas, que siguen las líneas naturales del espacio, configuran las particiones interiores, definen las terrazas y protegen los ambientes del sol.

“En Mendoza, los árboles son vitales: cada ejemplar existe porque fue plantado y cuidado. Los clientes eligieron el terreno por su flora autóctona y su arboleda existente, algo que valoramos plenamente", contó el arquitecto Sebastián Andia.
Conexión vital

Coronando la vivienda, la meseta en la terraza propone espacios abiertos donde sus habitantes practican yoga y mantienen su propia huerta. El área tiene también fogón y jacuzzi.

“Brutal Honesty propone una arquitectura que celebra la presencia cruda de la naturaleza con sinceridad, oficio y respeto”, cierran los arquitectos.
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