Grande o chica, en ambientes minimalistas o clásicos, con sillas net o vintage: el emblema de la mesa redonda siglo XX no falla nunca
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“La parte inferior de las sillas y mesas en un interior típico crean un ambiente feo, confuso y nada relajante. Lo que quise fue limpiar ese conventillo de patas”. Con esta cita bien documentada, el diseñador industrial Eero Saarinen (norteamericano, nacido en Finlandia, 1910-1961) explicó el origen de su serie ‘Tulip’, que incluye mesas, sillas y sillones. Pasa el tiempo y la seguimos amando.
El juego completo
El arquitecto Javier Goldenberg, socio de Estudio Hermanos Goldenberg, es un avezado buscador de antigüedades y junto con Ina, su mujer, que es diseñadora de moda y creadora de la firma de indumentaria House Dos, plantearon la ambientación tanto con reproducciones de muebles de diseño como con modelos originales que combinaron con obras de artistas jóvenes.

Con la experiencia
“Esta mesa ‘Tulip’, que antes teníamos como de comedor principal, era de la abuela uruguaya de mi marido. Descubrí lo genial de las mesas redondas con el uso. Es la forma ideal para que no haya cabecera. Además, si se sienta un número impar de personas, no incomoda, como pasa en las rectangulares”, dijo la directora de Living, Mariana Kratochwil hablando sobre el comedor diario de su casa.

Tres versiones de clásicos combinados
Dentro de lo que alguna vez fue un conventillo de La Boca, la arquitecta María Carballo creó un loft integrado, cristalizando así el sueño de comprar (y diseñar) su propia casa. Para su pequeño comedor, tomó el blanco y la madera del mueble y el piso y los reiteró en una mesa ‘Tulip’ mini y sillas Thonet.

Por otro lado, en casa de los dueños del prolífico Estudio Falco Arquitectos, la misma mesa con otro modelo de sillas Thonet se enmarca en un racionalismo de líneas netas que se amplifica sobre el blanco puro y atemporal.


Dos potencias
En Intervista, Curaduría de Objetos, su local a puertas cerradas en San Telmo, Fernanda Malvitano va más allá de ofrecer muebles y objetos vintage y de diseño: los agrupa en rincones ambientados para que podamos vislumbrar todas sus posibilidades.

Una genialidad
“Con este corredor convertimos un lugar de paso en uno de reunión, trabajo y también descanso. Además, es la principal salida a la terraza”, nos explicaba el arquitecto Tomás Magrane sobre su espacio de trabajo en casa. Para lograrlo, hizo ovalada su mesa ‘Tulip’.

Con un poco de pop latino
“Le escapamos al color excesivo en la casa”, dicen los dueños, que prefirieron rodearse de una paleta de tonos tierra con mucho blanco, fibras naturales y los vivos verdes de las plantas de interior.

Una fórmula fabulosa
“Esta casa está hecha con mucho amor y, sobre todo, ingenio. Hay cosas de pulguerío, de casas de remates, muebles de la calle. Me encanta lo reciclado: partir de algo que aparentemente ya no sirve para darle utilidad y una nueva vida”, así definía su casa el periodista Mario Massaccesi. Si no la vieron completa, no se la pierdan (click acá).

“Un pendiente es hacer pulir el mármol de Carrara de la mesa, que se marca con todo lo que uno apoya. Pero tampoco me quita el sueño. A mí, las casas-museo, las casas donde todo es impecable, me aburren”.

Acompañar la onda
“El ventanal curvo de la cocina fue una de las cosas que más me gustaron de la casa. Con el tiempo, reemplazamos las aberturas de hierro por PVC, pero la vista del jardín sigue siendo la misma: maravillosa”, nos contaba la ceramista Caro Malbrán en un alto en el recorrido de su casa de Tigre.

Hablando de curvas
¿Qué podía acompañar mejor a La Casa Curva que el recordado arquitecto Rodolfo Livingston creó como refugio de estudio y reflexión para un amigo? "Todo está pensado para generar sorpresas. “El comedor es un sublugar: integrado, pero protegido y contenido por las curvas”, nos decía Livingston. Algo para destacar: el contraste que le ofrece el piso de cemento alisado azul (por no hablar de la silueta serpenteante del pasillo superior).

Hecha por su dueño
“Siempre me gustó el modelo ‘Tulip’ de Eero Saarinen. Quería quna mesa redonda porque, al tener pocos metros, aporta a la circulación y permite que se sienten de cómodas de dos a seis personas cómodas”, nos dijo Federico Curutchet hace ya algunos años. Pero algo que no olvidamos es que se encargó el mismo de hacerla. La ensambló con un retazo de mármol y una pata de fundición de aluminio.

¡En versión mini!
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