Varios pedidos puntuales pero absoluta libertad en el diseño fueron el punto de partida para este departamento de tres ambientes en Barrio Norte. La paleta neutra con detalles en terracota marca el tono en un espacio cálido y contemporáeo.
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Si algo tenía en claro su cliente cuando convocó a la arquitecta Lucía Guerberoff para dar forma al departamento que acababa de comprar a su hijo, era que al lugar le faltaba calidez. Con esta demanda como horizonte y con el único requisito de no caer en una obra, la arquitecta e interiorista trabajó durante un mes para dejar el tres ambientes en Barrio Norte listo para la mudanza. “Tuve mucha libertad para trabajar en el interiorismo. Como era un edificio recién terminado, mi aporte pasó por la iluminación, revestimientos y mobiliario”, explica.

Con poco presupuesto pero mucho ingenio, la arquitecta resolvió el revestimiento del living-comedor con un tablero varillado en melamina: “Era la primera vez que usaba ese material y quedé muy contenta con el resultado”.
Un toque de color
“Si bien los pisos son de madera, el hormigón le daba un aspecto muy moderno y frío. La propuesta fue armar una paleta de base neutra que transmitiera calidez y le aportara un poco más de humanidad”, cuenta Lucía. Una de las primeras decisiones en esa búsqueda fue apostar por las paredes y textiles en crudo, algunos detalles en negro y el color ladrillo o terracota como protagonista para guiar el recorrido visual por la propiedad.

Para resolver el pedido de calidez de su cliente, Guerberoff propuso una paleta de colores neutra con un sutil protagonismo del terracota que recorre los diferentes espacios.

Dimensiones pequeñas, grandes aportes
Todos los espacios se mantuvieron según el plano original, excepto la cocina. El primer cambio acá fue el reemplazo de una alacena por un estante colgante que liberara la vista. La otra modificación fue el sumar una boca de luz indirecta sobre la pared (Huup) que supliera la falta de ventanas.

Ambiente clave
Espacio fundamental en las vistas y en la vida social, todos los ambientes tienen salida al balcón. Al estar ubicado en un primer piso con vista al pasaje interno del edificio, los paneles corredizos de la fachada cumplen un rol fundamental no sólo en la identidad del edificio sino también como resguardo para la intimidad.

Como el balcón es suficientemente amplio, apostamos por una mesa y sillas para sentarse a comer afuera. Pensando en la continuidad de los espacios, se eligieron las mismas sillas del comedor en su versión metálica y un sillón a tono.”
— Lucía Guerberoff, arquitecta a cargo del proyecto
Espacios continuos

Tanto el dormitorio principal como el de huéspedes comparten la salida al balcón, algo que suma vistas y una doble circulación por demás funcional.
En el cuarto principal, la arquitecta culminó la idea que comenzó en el living comedor: con la misma melamina dio forma a un respaldo de cama con dos mesas de luz colgantes.

El cuarto más chico fue pensado para recibir visitas, pero también como posible espacio de trabajo. Siguiendo la estética y materialidad del mobiliario del living y la cocina, Lucía diseñó una biblioteca con escritorio incorporado.

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