El estudio Mazzinghi-Sánchez Arquitectos diseñó esta vivienda que no se impone –pero tampoco se pierde– en medio de la arboleda.
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Las dos hectáreas del terreno y el monte que tiene al fondo pesaban al momento de decidir el planteo. Había espacio y entorno para explayarse, pero también un deseo expreso de los dueños de que su casa de fin de semana en Luján fuera simple. Debida cuenta de todo, el estudio Mazzinghi-Sánchez Arquitectos proyectó una vivienda de una planta con fachada gris oscura, techo a dos aguas, una galería liviana y ambientes que se enlazan con sencillez.
Buscando la uniformidad del proyecto, lo llevamos al extremo de la simpleza, para que se leyera como una única pieza minimalista sobre el paisaje.”
— Arq. Eduardo Mazzinghi, Mazzinghi Sánchez Arquitectos, al frente del proyecto
Una caricia interior
“Para que la casa no se perdiera en la inmensidad, la construimos alta (llega a 5 metros en la cumbrera). Y para hacerla acogedora, diseñamos este tímpano de madera natural, una suerte de ‘fachada interior’”, cuenta.
Entre el blanco y el negro, se destaca el revestimiento de Eucalyptus grandis seleccionado sin nudos (Mazzinghi-Sánchez Arquitectos). El sofá curvo (Bull Buenos Aires), que quiebra las líneas perpendiculares. La silla BKF, un regalo de casamiento.
Enlace
“El comedor y la cocina están integrados, pero no del todo. Si bien los conecta una abertura grande, conservan sus límites. Es más, la cocina tiene acceso independiente desde el jardín”, comparte el arquitecto.
Vintage actual
La ambientación que pensaron para la cocina remite a la de una antigua casa de campo, pero la concretaron con materiales absolutamente contemporáneos. Ventajas estéticas y funcionales.
Muebles de cocina (Mazzinghi-Sánchez Arquitectos) con laca poliuretánica en un tono entre gris y verde musgo. Las mesadas, de mármol claro, marcan un contraste junto a la madera de kiri.
Chispas de color
“El playroom tiene un uso íntimo, más familiar, sobre todo al final del día para jugar o ver algo en la tele. Para que fuera más relajado, pintamos el revestimiento de madera de blanco, y luego se sumaron detalles de color”, explican sobre las etapas de la ambientación.
El cuarto infantil nos llama la atención sobre un detalle del interiorismo que se aprovechó en todos los ambientes: usar el color y el motivo de las cortinas como ancla y recurso de identidad.
Refugio en suite
Ubicada en uno de los extremos de la casa, la suite disfruta de las vistas al monte de eucaliptos y a los sectores más ocultos del jardín.
En el baño principal, se reforzó la elección del gris con paredes de cemento alisado a tono con el piso de piedra ‘Tundra Grey’ (De Stefano).
Un quincho divino y autosuficiente
“Ubicamos el quincho sobre un lateral, a 40 metros de la galería, para neutralizar los ruidos. Como tiene las instalaciones para hacerlo autosuficiente, en verano pueden pasarse horas allí sin necesidad de volver a la casa”, explica Mazinghi.

La paisajista Clara Billoch generó diferentes espacios y circulaciones y “acercó” el verde a la casa. Para que esos sectores también se lucieran de noche, están cuidadosamente iluminados.
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