Ubicada a 35 kilómetros de San Martín de los Andes, la construyeron con materiales de la zona y todas las comodidades de una casa en Buenos Aires.
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“Queríamos hacer una casa de estilo rústico y artesanal donde sentirnos inmersos en la naturaleza”, nos contaron el arquitecto y artista Francisco Steverlynck y su mujer, Agustina Caputo, también artista, sobre su casa en Lago Hermoso.

Al momento de construirla, Francisco y Agustina aun no tenían hijos y vivían de manera permanente en Buenos Aires. “La imaginábamos muy personal, con nuestros cuadros y las pinturas de mi marido, un lugar para escaparnos siempre que quisiéramos, invierno o verano”.

“Lo que me motivó a venir al Sur, hace cinco años, fue que mi hermano, también arquitecto, me propuso trabajar acá con él”, nos contó Francisco. “Por ahora tenemos planes de quedarnos. Después, iremos viendo cuando nuestras hijas, de 1 y 2 años, sean un poquito más grandes, pero la infancia en el campo es linda”.
“Pasé muchos veranos e inviernos en el Sur, desde chico; no fue mudarnos de la nada a un lugar que no conocíamos.<b> </b>Me considero bastante patagónico”, repasa Francisco.
Siguiendo el Sol
“Por la mañana, el sol entra de lleno y entibia la casa; al mediodía, cuando está más fuerte, queda protegida; por la tarde, cuando comienza a refrescar, el sol vuelve a entrar para darle calor antes que anochezca. En arquitectura lo llamamos ganancia directa”, nos explica.

“El espacio social está vidriado al Este y al Oeste para sentirte abrazado por la naturaleza y, al mismo tiempo, aprovechar el recorrido del sol para templar la casa“.

La casa funciona de manera autosustentable, equipada con baterías y paneles solares que aseguran energía en un entorno donde no hay servicios de agua, gas ni luz eléctrica.

La zona de Lago Hermoso está en pleno desarrollo y cada vez son más los que eligen este destino para vivir todo el año. “Debemos ser como 30 personas viviendo acá. La montaña no es fácil, te las tenés que arreglar. Antes de venirnos, fue importante saber cómo íbamos a resolver la falta de luz. En esta zona estás desconectado de todo”.

“Cuenta con las comodidades de una casa en Buenos Aires, pero en el medio de la Patagonia. Nunca pasás frío, y eso que acá los inviernos son ásperos”.
La cocina
“A las casas que hice acá les di un toque rústico. Un poco como esta, que tiene algo de galpón industrial, con su madera en bruto y sus cañerías a la vista“, señala Steverlynck.

“Diseñamos la mesa en pino Oregón especialmente para este espacio. En las patas se repiten las mismas diagonales que pusimos en las ventanas.


Dormitorio en suite
“A la casa, siento que le aporté mi lado artístico porque tiene varios cuadros y una silla diseñada especialmente, hecha en mi taller” cuenta Agustina, que tiene junto a su hermana Taller de Rodríguez, donde venden obras de arte y objetos decorativos. “Arrancamos en 2017 y cuando surgió de venirnos para acá, me pareció una buena oportunidad para abrir un nuevo showroom de nuestra marca”.

Agustina, que vivió mucho tiempo en La Cumbre con su familia, confiesa que al principio le costó acostumbrarse a la cantidad de nieve. “Levantarte con todo nevado es increíble, pero después se complica: uno o dos días quedás aislado, hasta que limpian bien la ruta".

“Cuando cae una nevada fuerte, después hay un silencio total. Es la tranquilidad máxima“, dice Agustina.

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