La práctica que plantea un profundo viaje interno de goce, libertad y exploración
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Surgió en el año 2000 en Hawái y desde entonces su comunidad de seguidores se extendió por todo el mundo. La danza extática o, mejor conocida por su denominación en inglés, ‘ecstatic dance’, es una experiencia en la que las personas se mueven libremente por un espacio y gracias al despojo de prejuicios y miedos entran en un estado meditativo profundo que les permite disfrutar plenamente del presente. Si querés vivir la experiencia, vení al Bienestar Fest: para sacar entradas y conocer la agenda hacé clic acá
Allí, la única regla es permitir que el cuerpo se mueva exactamente como quiere.
“Se trata de una propuesta de danza libre. Podemos llegar a bailar durante horas y horas, sin parar”, sintetiza Sofi Lofi, creadora de la escuela de DJs y facilitadores de Ecstatic Dance en Buenos Aires —la primera en Latinoamérica—. De acuerdo con ella, existen cinco pautas universales que enmarcan el espacio: se baila sin hablar, sin usar el celular, sin consumir drogas ni alcohol, estando descalzo y sin tener en mente la idea de “bailar bien” o “bailar mal”.
“Es una actividad para la que hay que tener cierto coraje porque es entrar un poco ‘desnudos’, es decir, sin nada detrás de lo que escondernos”, añade la experta.
Esta actividad será parte de la agenda del Bienestar Fest, el festival organizado por LA NACION junto a OSDE que se realizará el sábado 1 y el domingo 2 de noviembre. En la primera fecha se realizará a las 12 hs en el Escenario Principal Flux la propuesta “Salud, el nuevo lujo”, en la que Daniel Tangona, entrenador personal capacitado en Yale y Harvard en los Estados Unidos; Agustín Carmuega instructor de Animal Flow; y Sofi Lofi, pionera del ecstatic dance en la Argentina, darán cátedra de sus respectivas especializaciones.
Para conocer la agenda completa y dónde comprar las entradas hacé clic acá. Ya están en venta las entradas.
“Solo estás vos, la música y el facilitador —en este caso, yo—, con el micrófono, haciendo invitaciones al movimiento", anticipa, aunque advierte que no es obligatorio seguir las indicaciones, pero que, en el caso de algunas personas “ayudan mucho” porque los hace sentir más seguros.
A medida que uno se va adentrando en la danza y el nivel de atención está al 100% en el cuerpo moviéndose con la música se entra en un estado de meditación profunda. Según Lofi, cuando alguien consigue entrar en este estado aparece el “cuerpo humano animal”.
En ese movimiento total en el que todo el cuerpo se activa, se integran también la mente, el mundo emocional y el espiritual. “La danza nos lleva a nuestro estado humano más óptimo posible, momento a momento. Se limpian los pensamientos, se liberan emociones, aparece con claridad lo que necesita ser visto”, destaca.

Con Sofi Lofi como facilitadora, quienes asistan atravesarán un profundo viaje interno de goce, libertad, exploración, experimentación y éxtasis. Será un espacio seguro, de gran respeto y habilitación a ser.
Por último, la experta declara: “Si notás que en la sesión tu atención se va a la mente, redirigila hacia la planta de los pies o las palmas de las manos. Seguí a tu cuerpo, que este esté antes que tu mente”.
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