El acompañamiento profesional es una herramienta clave para reducir posibles escenarios de peligro y sostener los resultados del entrenamiento con el tiempo
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El interés por correr en las ciudades y entrenar con rutinas de alta intensidad —inspiradas en disciplinas como el cross training— no deja de crecer. En parques, ramblas y gimnasios se ven cada vez más personas iniciando actividad física por cuenta propia, motivadas por la búsqueda de bienestar, la influencia de las redes sociales y la necesidad de mantenerse activas. Sin embargo, este entusiasmo también trae sus riesgos si no se acompaña de hábitos adecuados.
Según Ruth Izquierdo, directora del Máster Universitario en Fisioterapia Neurológica de la Universidad Internacional de Valencia, el auge del ejercicio urbano y los entrenamientos exigentes “se debe a su accesibilidad, el impulso de las redes sociales y la búsqueda de un estilo de vida más saludable”. Pero advierte que muchas personas empiezan sin un proceso previo, algo que puede convertirse en un problema más que en una solución.
Los errores más comunes al empezar a entrenar
El incremento de lesiones musculares y articulares está directamente relacionado con prácticas que, aunque habituales, son poco seguras. Para Izquierdo, los errores más frecuentes incluyen:
- Iniciar con cargas demasiado altas o rutinas de alta exigencia sin experiencia previa.
- Saltarse la valoración física o médica antes de empezar.
- Copiar ejercicios de internet sin supervisión profesional.
- Ignorar la técnica, el calentamiento y los tiempos de recuperación.

Muchas personas se inician sin una preparación física adecuada, sin evaluación previa o con excesiva autoexigencia, lo que incrementa el riesgo de lesiones, explica la especialista. El aumento del running recreativo y de disciplinas intensas llevó también a una mayor consulta por esguinces, tendinopatías, sobrecargas y dolores de espalda que podrían evitarse con una progresión adecuada.
La experta destaca que el acompañamiento profesional no es un lujo, sino una herramienta clave para evitar lesiones y sostener el entrenamiento en el tiempo. Los entrenadores tienen un rol central en diseñar programas seguros y personalizados, adaptando las cargas de trabajo y corrigiendo la técnica, asegura.
Además, los fisioterapeutas pueden aportar información útil desde el inicio: identificar desequilibrios musculares, evaluar la movilidad y detectar factores de riesgo antes de que se transformen en dolores crónicos. La educación física, agrega, cumple un rol importante al ayudar a entender cómo funciona el cuerpo, cuáles son los límites saludables y qué impacto tienen la nutrición y el descanso en el rendimiento.
Recomendaciones para entrenar sin lastimarse
Los especialistas coinciden en cuatro pautas esenciales que ayudan a practicar deporte de forma segura:
- Hacerse una valoración física o médica previa. Es fundamental para conocer el punto de partida real del cuerpo.
- Progresar de manera gradual. Tanto en running como en entrenamiento funcional, la regla es “más despacio, más lejos”.
- Cuidar la técnica. Ejecutar mal un movimiento puede ser más lesivo que no hacerlo.
- Respetar las pausas. El descanso también es parte del entrenamiento: es cuando el cuerpo se recupera y se vuelve más fuerte.
Con estas medidas, es posible disfrutar del ejercicio dentro de un margen seguro, adaptado a cada persona y sostenible en el tiempo. Porque el objetivo no es solo empezar a entrenar, sino poder seguir haciéndolo sin dolor y con bienestar.
El País (Uruguay)
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