Los 68 años del actor que sufre demencia frontotemporal se hicieron eco en las redes donde se pudo ver la emotiva celebración familiar; los hábitos que ayudan a prevenir esta enfermedad
Bruce Willis cumplió 68 años y su familia lo agasajó con un cálido festejo en el día de ayer, 19 de marzo. Estuvieron presentes su exesposa, la actriz Demi Moore, su actual mujer, Emma Heming y sus cinco hijas. A través de las redes sociales mostraron la intimidad de la celebración donde reinaron los cantos y los aplausos.
Hace un año el reconocido actor de Hollywood, tuvo que abandonar su carrera debido a que fue diagnosticado con afasia, un trastorno que afecta la manera en que te comunicás, oral y escrita. Sin embargo, hace exactamente un mes, aquel diagnóstico tomó otra dimensión y se supo que sufre de demencia frontotemporal (FTD por sus siglas en inglés).
Esta enfermedad afecta principalmente los lóbulos frontal y temporal del cerebro, áreas que se asocian al desarrollo de la personalidad, la conducta y el lenguaje.
“Lo que sucede en este tipo de demencia es que parte de los lóbulos se encogen y causan distintos signos: a algunos les altera su carácter, otros, pierden la capacidad para usar el lenguaje de manera adecuada”, detalla un informe realizado por Mayo Clinic, la organización americana sin fines de lucro especializada en atención médica, investigación y educación para todo tipo de personas.
No obstante, hay maneras de prevenirlo o retrasarlo.
Una investigación sobre el riesgo genético de sufrir demencia y la influencia de los hábitos de vida publicada en mayo pasado y elaborada por investigadores de los centros sanitarios de la Universidad de Mississippi y de la de Texas revela que por muy alto que sea el riesgo que tiene una persona de sufrir Alzheimer, si mejora sus hábitos de vida, puede reducirlo.
¿Cuáles son los hábitos que disminuyen la demencia?
Estos buenos hábitos los suelen recomendar, sobre todo, los cardiólogos, pero cada vez resulta más evidente que sirven también para prevenir otros problemas; en este caso, referidos a la salud cerebral. En concreto, los especialistas aconsejan:
- Comer de forma saludable.
- No tener sobrepeso.
- No fumar.
- Hacer actividad física.
- Controlar el colesterol.
- Monitorear la presión sanguínea.
- Reducir el azúcar en sangre.
Un punto clave es que esos hábitos deben tomarse en la mediana edad: “Es decir, no vale que los empieces a hacer a los 70 años, hay que hacerlo sobre los 40 o los 50, que es cuando se empieza a acumular daño en el cerebro”, advierte la especialista en trastornos del movimiento y enfermedades neurodegenerativas del servicio de neurología del Hospital Puerta de Hierro, Pilar Sánchez Alonso, y añade: “Lo más importante que podés hacer es practicar deporte, no ser sedentario, no fumar, no tener exceso de peso y, si tenés el colesterol alto, tomar las medidas necesarias. Todo eso solemos oír que es importante para el corazón pero también lo es para las enfermedades neurológicas y para la demencia en particular. Y, por favor, hagan ustedes una vida activa intelectualmente”.

Los resultados del estudio pueden ser esperanzadores para quienes están preocupados por tener antecedentes de algún tipo de demencia, según explica el neurólogo Guillermo García Ribas: “Muchos familiares, hijos de personas con esta enfermedad, suelen preguntar si se puede hacer algo. Lo que nos dice este estudio es que, llevando una vida con una dieta más adecuada y evitando factores de riesgo vascular y el tabaco, estas personas reducen la probabilidad de tener Alzheimer, aunque tengan un riesgo familiar”.
En la misma línea, la neuróloga del Puerta de Hierro agrega que “modificando tu estilo de vida, estás cuidando tu cerebro para cuando llegues a las edades en las que se ve afectado”, añade
Según Sánchez Alonso, “solo el 5% de las enfermedades de Alzheimer (la más común de las demencias, que puede representar entre un 60% y un 70% de los casos) son hereditarias, con una mutación que se pasa de padres a hijos. El otro 95% de los casos se debe a múltiples factores genéticos sumados que suponen un riesgo”, subraya.
El dato alentador es que aunque haya predisposición genética que son factores de riesgo, se pueden quitar los otros riesgos. “Es decir, a igualdad de factores de riesgo genéticos, si cambiás todo lo demás, tenés menos enfermedad”, explica la neuróloga. En otras palabras, la genética por sí sola no determina que una persona desarrolle demencia en algún momento”.

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