Allanaron el estadio de Central por una causa de lavado de dinero que tenía a un barra asesinado como principal imputado
El operativo fue realizado por la Policía de Seguridad Aeroportuaria
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ROSARIO.- La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) realizó ayer un allanamiento en el estadio de Rosario Central, en un operativo que está vinculado con la investigación de lavado de dinero que tenía como principal imputado a Andrés “Pillín” Bracamonte, asesinado el 9 del mes pasado. La muerte del jefe de la barra de Central no frenó la causa que tiene en la mira a varios negocios ilegales que girarían alrededor de esa cancha durante los días de partidos.
De hecho, Bracamonte fue baleado en las inmediaciones del Gigante de Arroyito, poco después de un partido. Esta en la zona pese a que tenía prohibido el ingreso al estadio desde 2018. Se sospecha que monitoreaba las actividades ilegales que en la zona realizaban barras y delincuentes “autorizados” para operar en esa zona.
Trascendió que la fuerza de seguridad federal que realizó ayer el operativo en Central secuestró $18.000.000 y US$4000, además de material considerado de importancia para el avance de la investigación de esa causa, que en 2020 había llevado a prisión a Bracamonte durante seis meses.
Bracamonte había sido uno de los eslabones fuertes de la violencia en esta ciudad. El mismo se jactaba poco antes de la mortal emboscada de que su cuerpo tenía rastros de 29 intentos de asesinatos. Fue asesinado el sábado 9 de noviembre en inmediaciones del Gigante de Arroyito, tras el partido que Central perdió ante San Lorenzo. Pillín, que viajaba en una camioneta, fue baleado desde una motocicleta por al menos dos personas que le realizaron múltiples disparos de arma de fuego y huyeron del lugar.
Apenas unos meses antes había sufrido un intento de asesinato, también después de un partido de fútbol, en ese caso el ataque ocurrió luego del clásico que jugaron Central y Newell’s el 10 de agosto pasado.
En esa oportunidad, Pillín fue atacado en el parque Alem, a unas tres cuadras del estadio, cuando se había acercado a saludar a su pareja y su pequeña hija que estaban en un auto. Bracamonte recibió tres disparos en la espalda, pero salvó su vida de milagro. Esa noche, después de ir a una guardia, volvió a la calle. Los tiros no habían tocado ningún órgano. Se había vuelto a salvar, por la simple acción del azar.
Tenía prohibido entrar a las canchas del fútbol argentino desde 2018, por figurar en el listado de derecho de admisión del programa Tribunas Seguras. Bracamonte, de todas maneras, monitoreaba todo desde las inmediaciones del Gigante. Dentro de la cancha estaba prohibido robar y vender droga. Fuera solo podían hacerlo quienes estaban autorizados por la conducción de la barra, es decir por el propio Bracamonte. Así lo señalan los investigadores.
Ese sábado a la noche, Pillín hacía su “trabajo”. Daba vueltas en una camioneta Chevrolet S10, con un hombre de su confianza, Daniel Attardo. Por donde transitaba, las luces de las calles estaban apagadas. La oscuridad era total. En Reconquista al 700 dos jóvenes empezaron disparar de manera desenfrenada contra la camioneta. Pillín y su amigo murieron en el acto. Bracamonte, que iba en el asiento del acompañante, quedó sentado con la cabeza hacia atrás. Llevaba un sombrero de tipo piluso.
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