Colectivos inseguros: pasajeros redujeron a un ladrón armado en Merlo y horas después hubo otro ataque en la misma línea
Los vecinos lo enfrentaron, lo desarmaron y lo entregaron a la policía; horas después, otro ataque se registró en la misma línea
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LA NACION
El martes se convirtió en una verdadera pesadilla para los trabajadores y usuarios de la línea de colectivos 504 que circula por el partido bonaerense de Merlo, ya que fue escenario de dos violentos episodios con pocas horas de diferencia.
El primer hecho ocurrió en el interno 393 de la línea 504, que realizaba el primer recorrido de la mañana, cuando un joven de 21 años armado subió al interno en la intersección de la Ruta 200 y la calle Mozart, en el barrio Matera.
Según advirtieron fuentes oficiales a LA NACION, el joven ladrón, que se encontraba visiblemente alterado, comenzó a amenazar a los pasajeros con un revólver mientras exigía que entregaran sus pertenencias: buscaba teléfonos celulares.
En ese momento, intentó quitarle el teléfono a uno de los pasajeros, pero este logró sostenerlo con fuerza e impedir el robo. Fue entonces cuando el joven agresor exhibió un arma en su mano y comenzó a gatillar, aunque ningún proyectil salió disparado.
Lo que parecía un robo más se transformó en una escena de tensión extrema cuando el chofer y varios pasajeros se unieron para enfrentarlo. En medio de gritos, empujones y un violento forcejeo, lograron desarmar al asaltante, arrebatarle el arma y reducirlo.
“Me duele el cuello”, alcanzó a murmurar el ladrón mientras era inmovilizado y atado con un cable en la escalera trasera del micro, hasta la llegada de efectivos de la policía bonaerense que tardaron 20 minutos en hacerse presentes.
El coraje de los pasajeros fue clave para evitar que el robo se concretara. Algunos testigos relataron a este medio que, mientras el delincuente estaba reducido, intentaba resistirse, pero a la vez se victimizaba. “Que me importa la puta que te parió”, le respondió uno de los usuarios mientras intentaba retenerlo con un cable. La tensión dentro de la unidad fue tal que varios pasajeros rompieron en llanto y otros llamaban desesperados al 911 para pedir auxilio.
Cuando los efectivos de la comisaría local llegaron al lugar, confiscaron el revólver y trasladaron al delincuente hasta la seccional. El joven de 21 años permanece detenido, y la investigación, a cargo de la Fiscalía Nº 1 de Morón, busca determinar si el acusado actuó solo o cuenta con cómplices, así como esclarecer si estuvo involucrado en otros hechos delictivos recientes en la zona.
Además, se intenta verificar la procedencia del arma secuestrada y si fue utilizada en asaltos anteriores, mientras se analizan las cámaras de seguridad del recorrido del colectivo para reconstruir cada detalle del intento de robo.
Una pasajera y un cuchillo
Pero eso no fue todo. Un segundo episodio de violencia sacudió nuevamente a la línea ese mismo día.
Horas después, dos personas intentaron subir al interno sin pagar el pasaje, en la parada de la estación de servicio YPF en el barrio Matera. Ante la negativa del chofer, uno de los agresores, una mujer, sacó un cuchillo, comenzó a amenazarlo e intentó herirlo con el cuchillo.
“Tanto por un boleto, tanto por un boleto. Yo vuelvo por tu casa, tu hija, todo”, le gritaba la mujer al conductor del colectivo, mientras intentaba atacarlo con el arma blanca.
En medio del caos, se escuchaban gritos de los usuarios, que estaban aterrados. A pesar del escándalo, el chofer logró mantenerse firme, cerró las puertas de la unidad y pidió ayuda, mientras los pasajeros intervenían para calmar a la mujer.
Los choferes y vecinos de la zona están conmocionados por la ola de violencia. “Hoy fue este hombre armado y después una mujer con un cuchillo. ¿Qué más tiene que pasar para que refuercen la seguridad? Estamos arriesgando la vida todos los días”, fueron los comentarios más repetidos por los usuarios que fueron consultados por LA NACION.
Desde el sindicato de transporte señalaron que exigen mayor presencia policial en las zonas más conflictivas y la implementación de controles en las paradas. “Estamos cansados de vivir con miedo. No puede ser que los pasajeros tengan que enfrentarse a delincuentes armados para salvar sus vidas”, manifestaron.
LA NACION
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