La Esperanza, un barrio donde el narcotráfico llegó a reinar a fuerza de balas y homicidios
Un dealer llamado "Imán" mandaba a sicarios a atacar a otros vendedores; un tribunal oral de San Isidro condenó a prisión perpetua a tres asesinos a sueldo; las causas por otros hechos no prosperaron por el temor de los vecinos de Tigre
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La Esperanza es un barrio de Benavídez , en el partido de Tigre que estuvo tomado por una banda de narcotraficantes, que, en cinco meses, asesinó a los dos dealers de la zona y atacó a otros tres distribuidores para eliminar la competencia. Los sicarios entraban en las viviendas de los vendedores de cocaína, les robaban la droga y el dinero, y los mataban. Ayer, tres de los integrantes de esa organización fueron condenados a prisión perpetua por uno de los homicidios.
En el juicio oral que terminó con la sentencia contra los tres supuestos sicarios, se puso al descubierto cómo operan las bandas de narcotraficantes, cómo se instalan y dominan un barrio y cómo quitan del medio a los vendedores que pueden disputarle el territorio para vender los estupefacientes.
Cristian Maximiliano Porcel de Peralta fue asesinado el 15 de octubre de 2009 de un balazo en la cabeza en la puerta de su casa, situada en Pacheco al 1900. Debido a que había sido investigado por la denuncia que hizo un vecino, que lo acusó de vender droga, no le sorprendió que cinco hombres que se identificaron como policías le hubieran pedido que saliera de su casa.
No bien cruzó el umbral de la puerta, le dispararon a la cabeza y lo asesinaron. Luego, los agresores abordaron una camioneta Ford F-100 celeste y efectuaron varias ráfagas de disparos para cubrir su huida.
Por el homicidio fueron condenados a prisión perpetua Carlos Saúl Romero y los hermanos Diego y Brian Molina. Después de la sentencia, la banda de narcotraficantes que los convocó para concretar los ataques quedó desbarata.

"Estaba claro que el móvil del homicidio no fue un robo. Llamó la atención el despliegue logístico. Cinco hombres con semejante armamento podían haber robado un banco. Después, al revisar las imágenes de las cámaras de seguridad del Centro de Operaciones de Tigre, se advirtió el paso de la camioneta. Era el mismo vehículo que algunos testigos señalaron en los ataques a otras cuatro personas. Los agresores entraban en casas de gente de bajos recursos, donde se vendía droga, para «mejicanearlos». Se llevaban la cocaína y la plata. En algunos casos los mataban", expresó un oficial de la policía bonaerense que declaró en el juicio y que tuvo a su cargo parte de la investigación.
A partir del análisis de este testimonio y de otras pruebas que se revelaron en el juicio oral, el Tribunal Oral N° 7 de San Isidro, integrado por Mónica Tisato, María Coelho y Eduardo Lavenia, condenó a prisión perpetua a los tres sicarios por el homicidio de Porcel de Peralta.
El dueño de la zona
"Tenía el dato de que había llegado un transa al barrio al que le decían «Imán» y mandaba a sus soldados a «mejicanear» a los dueños de los quioscos de droga que había en el barrio para echar a la competencia. Cuando vi la camioneta celeste, me cerró todo. Hice un plano con los domicilios de «Imán», de Porcel de Peralta y otras víctimas de ataques. Estaban en un radio de ocho o diez manzanas. Los atentados fueron con la misma modalidad, a la misma hora y con las mismas armas", agregó otro policía.
Al fundar la sentencia contra los tres acusados, los magistrados tuvieron en cuenta los mencionados testimonios y los reconocimientos positivos de los imputados que hicieron durante el debate el padre y un hermano de la víctima.
"El móvil del ataque fue una «mejicaneada», urdida por un transa o dealer , que se había instalado en el barrio La Esperanza para eliminar a la competencia y quedarse con la exclusividad de la venta de drogas en la zona", concluyeron los magistrados, en los fundamentos de la sentencia.
Además de la camioneta, que constituyó un punto en común con la mayoría de los ataques, las víctimas afirmaron que los agresores usaron una pistola plateada calibre 40 y una ametralladora, ambas consideradas armas de guerras.
"Debido a que los agresores eran vecinos y conocidos del barrio, había mucho miedo entre los testigos. Nadie quería declarar, por tal motivo, las investigaciones de los ataques contra los otros cuatro dealers no prosperaron", concluyó otro de los uniformados que declaró en el juicio oral.
En la sentencia contra Romero, los jueces también incluyeron la fuga que protagonizó de la comisaría de El Talar un mes después del homicidio de Porcel de Peralta. Utilizó una sierra metálica de acero con un mango hecho con un encendedor para limar los barrotes de una puerta y de una ventana, y escapar de la seccional.
Para los jueces quedó demostrado, durante el debate, que el móvil del homicidio no fue un robo. "Se probó que en ningún momento del ataque hubo exigencia de dinero ni de otros bienes", sostuvieron los jueces al fundar la sentencia contra los imputados.
Una organización que imponía miedo
Cómo actuaba la peligrosa banda de narcos en Benavídez
- "Mejicaneada"
Entraban en las casas de los dealers y se llevaban la droga y el dinero. Las víctimas no hacían las denuncias
- Los sicarios
El dealer conocido como Imán mandaba a asesinos a sueldo para matar a los competidores en el barrio
- Los ataques
En cinco meses en un radio de 8 o 10 manzanas atacaron a cinco vendedores de droga y mataron a dos "tranzas"
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