La esquina de la barricada, donde la inseguridad se cruza con la desidia estatal en La Matanza
En el cruce de Cristianía y Garaboto la sombra narco es tan intensa como la ausencia del Estado, la basura y el abandono
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El cruce de Cristianía y Gaboto es una trampa mortal para los automovilistas y motociclistas que circulan por ese sector del barrio San Alberto, en el partido de La Matanza. La conocen como la esquina de la barricada. Allí, los asaltantes armaron una montaña de basura que ocupa por completo la mano de la avenida que termina en la ruta 21.
Hace más de dos años, la foto de esa barricada ilustró la nota publicada en LA NACION, sobre la sucesión de hechos delictivos en la zona y la falta de vigilancia policial.
En una nueva recorrida realizada por los mismos lugares que en abril de 2023, se advirtió que a pesar del paso del tiempo y el riesgo para la seguridad de la gente que circula por la zona, la barricada permanece en el lugar.
La montaña de basura que constituye un obstáculo que obliga a los automovilistas a cruzar a la mano contraria, con el peligro de chocar con un vehículo que venga de frente, está más grande, con el agregado que se robaron la tapa del desagüe.
No se trata de una esquina cualquiera. Cristianía es una de las principales avenidas del partido de La Matanza, comunica las rutas 3 y 21. A quince cuadras de allí, en el cruce de Crovara y la calle 700, está la parada de colectivos en la que, el 4 de junio pasado, mataron al pequeño Thiago Correa. Mientras que, a 17 cuadras, en Cristianía y Maciel, en Laferrere, fue asesinado el fin de semana pasado Ricardo Emanuel Benítez.
La esquina de la barricada puso al descubierto el creciente abandono del estado en ese sector del partido de La Matanza. Para llegar hasta el mencionado cruce, este cronista ingresó en el partido de La Matanza por Yapeyú y General Paz.

En los casi 15 kilómetros hasta Cristianía y Gaboto no se observó ningún móvil policial. La desprotección era absoluta. La única presencia policial en la zona fue una camioneta, estacionada en la esquina de Cristianía y Crovara. Después en el camino de regreso, dos efectivos a bordo de una patrulla, recorrían la esquina de Formosa y Juan Manuel de Rosas (exruta 3), en el perímetro del asentamiento Santos Vega. Mientras que, al final de la recorrida, a pocos metros de Mosconi y General Paz, dos efectivos de Infantería de la fuerza de seguridad provincial, junto a dos conos y un minibús estacionado en la vereda, realizaban un control vehicular aleatorio.
Estos tres móviles, dos de ellos en situación estática, constituyeron la única presencia policial en casi 35 kilómetros de recorrido por un sector del partido de La Matanza.
La sombra narco es tan intensa como la ausencia del Estado, la basura y el abandono. A 17 cuadras de la esquina de la barricada, después de pasar la bomba de agua, en dirección a la ruta 21, en Laferrere se respira el humo de la marihuana.
El bar situado en la esquina de Cristianía y Maciel, en uno de los ingresos del barrio 22 de Enero está cerrado desde hace casi una semana. Allí mataron a Ricardo Emanuel Benítez, de 31 años y padre de dos hijas. Los agresores golpearon a Benítez hasta tirarlo al piso y, a pesar del estado de indefensión le asestaron patadas en la cabeza, en una escena que fue grabada por la cámara de seguridad de un comercio que está frente al pool. Después, otro de los atacantes remató de tres balazos a Benítez.
No tuvo que ir muy lejos la policía para encontrar a los sospechosos. Los testigos señalaron a dos hermanos que viven en el barrio 22 de Enero, un asentamiento que creó con una toma de terrenos en una zona de humedales, en 1986.
La principal característica del lugar radica en la marcada diferencia de altura entre la avenida Cristianía y el resto del asentamiento con edificaciones que se hunden a medida que se avanza barrio adentro. En ese contexto, llegar desde el interior del asentamiento hasta la avenida para tomar el colectivo se convirtió en un camino cuesta arriba para los vecinos que deben subir la pendiente y evitar que los asalten los delincuentes que cambiaran por droga lo que les robaron.
También está presenta la guerra narco a pocos metros de la parada de colectivos donde mataron a Thiago Correa, de siete años, cuando estaba en los hombros de su padre y un disparo efectuado por un efectivo de la Policía Federal, le pegó en la cabeza.
A la vuelta de la parada de colectivos donde mataron a Thiago, resultan habituales los enfrentamientos entre los transas de la calle 700 y los que venden droga en la calle 400. A fuerza de balazos pelean por el territorio y se roban droga de las casas, situadas en Villegas o Puerta de Hierro, donde acopian dosis de paco, pasta base, marihuana o papeles de cocaína.
El 4 de junio pasado, a las 23.20, sobre Crovara, a doscientos metros en dirección a la ruta 21, cuatro sospechosos, que habrían sido identificados por fuentes policiales como Brandon Daniel Corpus Antelo, Uriel Emanuel Leyva, Uriel Alexis Montenovo y Joaquín Otto López Zacarias, intentaron asaltar al policía Facundo Aguilar Fajardo, quien regresaba a su casa con su madre. “Te voy a matar. Estás robada, dame el celular o te mato”, le gritó uno de los asaltantes a la madre del policía.
Rodeado por los asaltantes, Fajardo se identificó como integrante de la Policía Federal y disparó once balazos contra los delincuentes que lo amenazaban con un revólver calibre ,32 Dos de los disparos mataron a Corpus Antelo, mientras que otros balazos hirieron a Montenovo y Leyva. En tanto que otro de los proyectiles hirió en la cabeza a Thiago y lo mató.
El policía pasó un mes detenido, acusado de homicidio cometido en exceso de la legítima defensa y fue excarcelado hace diez días.
Volvió al mismo barrio, donde viven los delincuentes que intentaron asaltarlo, los padres del niño, de siete años que mató y los narcos que se enfrentan a balazos casi todas las noches, en una guerra que tiene como campo de batalla la calle que comunica la avenida donde Thiago y su padre esperaban el colectivo con el territorio que dominaba “El Gendarme”, el subordinado de Chaki Chan, “El Patrón de la Droga de La Matanza”.
“A partir de las ocho de la noche ya no anda nadie ahí. Es un desastre ahí. Me causó mucha bronca que a la mañana siguiente un ejército de gente limpió Crovara, cuando nunca limpian y vinieron a arreglar las luces. Nunca hicieron nada. Nunca arreglaron las luminarias hasta que nos asaltaron. Es supliqué que vinieran a las 11 de la noche para que vean que no andaba nadie en la calle; ni los perros”, detalló en su declaración testimonial la madre del policía.
Sus dichos tienen una razón de ser: a los vecinos de esa zona de La Matanza si no los matan algunos de los balazos disparados por las bandas que se pelean por el manejo del territorio para vender droga los matan los ladrones que les disparan para robarle un celular o la mochila.
“Para no llegar tarde a su trabajo mi hijo salía a la noche, cuando todavía se podía caminar, porque si salía a las 3, lo asaltaban. Ya le habían robado y tiene hecha la denuncia por ese hecho. Mi hijo no salió a matar a nadie”, expresó la madre del uniformado.
La situación de violencia que describió la madre del policía aparece reflejada en las cifras. Según las estadísticas oficiales, La Matanza es el distrito más violento del territorio bonaerense. Las cifras oficiales indicaron que durante 2024 fueron asesinadas 155 personas. Dicha estadística reveló que, en el último año, hubo 11 víctimas más de homicidios que en 2023, cuando mataron a 144 personas.
De acuerdo con el estudio realizado por el Ministerio Público provincial, en 2024 fueron asesinadas 848 personas en territorio bonaerense. El 17,3 % de esas víctimas correspondió a asesinatos ocurridos en el partido de La Matanza. En dicho distrito también se registró una de las mayores tasas de homicidios de la provincia: 8,11 asesinatos por cada 100.000 habitantes.
Además de los homicidios, en La Matanza recrudecieron los robos de vehículos. Durante el último año de los 55.000 robos de vehículos en la provincia de Buenos Aires, 33.000 de esos robos fueron a mano armada.
Con respecto a la distribución geográfica de los hechos, las estadísticas oficiales indicaron que la mayor cantidad de episodios se registró en la denominada zona suroeste del Gran Buenos Aires, integrada por los partidos de La Matanza, Lanús y Lomas de Zamora. En esta área del conurbano se registraron más del triple del promedio nacional de robos de vehículos.
“Lo robos de autos son cosa de todos los días. Algunos delincuentes los roban para cometer otros asaltos y después los dejan tirados. En otros casos los robas para desarmarlos Los llevan hasta la villa San Petesburgo, donde la policía no ingresa y les sacan las piezas que pueden cargar y vender rápidamente”, expresó un vecino de la zona que solicitó mantener su nombre en reserva y que tiene una ONG que asiste a familiares de víctimas de la inseguridad.
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