Robo violento: un jubilado intentó defender a su hija con un paraguas, pero fue golpeado con brutalidad
Las víctimas fueron atacadas en la puerta de su casa por cuatro delincuentes que les robaron el auto
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El martes por la noche, el silencio en el barrio porteño de Flores se rompió en un instante, dando paso a una escena cargada de terror y salvajismo. Andrés, un jubilado de 78 años, y su hija María Fernanda quedaron a merced de una banda de delincuentes que, en menos de un minuto, les arrebataron el auto y un celular. La imagen del hombre intentando defender a su hija con un paraguas, en un acto de valentía desesperada, contrasta con el brutal final: ambos terminaron en el suelo, golpeados, con el cuerpo adolorido y el miedo grabado en la memoria.
Según confirmaron fuentes oficiales a LA NACION, la violenta embestida —registrada por las cámaras de seguridad del barrio— ocurrió a las 21.58, sobre la calle Salas, justo frente a la vivienda de la familia. Andrés y su hija María Fernanda acababan de estacionar su Renault Kwid rojo cuando, de la oscuridad, emergieron cuatro delincuentes que se movían con precisión de depredadores, listos para atacar.

María Fernanda caminaba unos pasos por delante de su padre, que avanzaba con lentitud y esfuerzo debido a una operación de riñón. Esa breve distancia entre ambos, esa fracción de vulnerabilidad, fue todo lo que los asaltantes necesitaron para abalanzarse sobre ellos.
“Dejá a mi viejo”
Las estremecedoras imágenes de las cámaras de seguridad capturan el instante en que uno de los asaltantes sujeta con crueldad a María Fernanda, decidido a arrebatarle las llaves del auto. Andrés, su padre, actuó por puro instinto y coraje: levantó el paraguas - como único recurso a su alcance para defenderla - pero uno de los ladrones lo tomó brutalmente del cuello y lo arrojó contra el suelo, dejándolo indefenso.
Con ambos reducidos en el piso, los delincuentes intentaron acallar cualquier grito de auxilio: uno de ellos apretó la mano sobre la boca de Andrés para silenciarlo, mientras otro buscaba inmovilizar a la joven. Pero María Fernanda, entre el terror y la impotencia, no dejó de resistirse. “¡Dejá a mi viejo, la puta madre!”, se escucha suplicar en el audio de las cámaras.

Ana María , la esposa de Andrés, revivió el horror con la voz quebrada por la angustia al relatar a A24 lo que presenció desde el interior de su casa. Contó que los delincuentes, aunque no llevaban armas de fuego, usaron el propio paraguas del jubilado como un arma improvisada, un símbolo de intimidación que volvió la escena aún más cruel. “Y encima, se lo llevaron”, confesó.
La fuga fue tan rápida como despiadada: en apenas un parpadeo, los ladrones desaparecieron con el auto y el celular del jubilado. Ana María, paralizada por los gritos desesperados de su esposo e hija, pudo activar la alarma vecinal, pero ya era tarde: los cuatro violentos habían huido antes de que nadie pudiera acudir en su auxilio.
Aunque el ataque fue brutal, el jubilado no sufrió heridas graves gracias a que no golpeó su cabeza durante la caída. María Fernanda, en cambio, terminó con un esguince en el hombro y una rodilla lastimada, producto del forcejeo. “Ella defendió a su papá”, explicó Ana María a A24.
La familia vive en Flores desde 1991. “Se había puesto muy difícil hace 10 años. Ahora parecía más tranquilo. Pero evidentemente estamos como todas las otras zonas. Me sigo moviendo, pero con un poco de miedo. Terminemos de una vez con la inseguridad. Tenemos que, como en mi época, disfrutar la vereda, el sol, el aire. No podemos estar encerrados entre rejas mientras los ladrones salen”, manifestó Ana María.

A pesar del miedo, Ana María asegura que seguirá moviéndose por el barrio, aunque ahora con más precaución. “Dios estuvo con ellos, sino no se hubieran salvado. Tuvimos suerte de que no estaban armados …. Y de que no entraran a casa. Me gustaría estar en un lugar más tranquilo, pero a mi barrio y a mi casa no los cambio”, dijo con voz temblorosa.
La investigación
Según informaron fuentes oficiales a LA NACION, el robo está siendo investigado por efectivos de la Comisaría Vecinal 7B y por personal de la Policía de la Ciudad, que trabaja con las imágenes de las cámaras de seguridad para dar con la identidad, el recorrido y el paradero de los cuatro delincuentes. Aunque todavía no hay detenidos, las autoridades pudieron localizar y recuperar el vehículo sustraído.

“El auto apareció el miércoles en la zona de Soldati y lo llevaron a la comisaría. Esperemos que esté en buenas condiciones y no tengamos que armarlo de nuevo. Recién fue a buscarlo Andrés. Somos los dos jubilados pero seguimos trabajando”, concluyó Ana María, quien en diálogo con A24 dijo que desde el robo llevan tres días sin dormir.
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