Daniel Giaquinta aseguró en LN+ que los sicarios le pagaron mil dólares a Celeste Guerrero por el alquiler; “Ella me aseguró que no tuvo nada que ver con el triple crimen”, remarcó; su clienta forma parte de los primeros cuatro detenidos por el triple crimen
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Daniel Giaquinta es el abogado de Celeste González Guerrero quien, junto a su pareja Miguel Villanueva Silva, vivían en la casa del horror donde se cometió el triple crimen de Florencio Varela. “Celeste vio a las chicas cuando llegaron, pero me aseguró categóricamente que no tuvo nada que ver con el crimen”, relató el letrado en los estudios de LN+.
“La noche del crimen, Celeste y su pareja recibieron unos mensajes en donde les pedían alquilar la casa por una noche para realizar una fiesta. Una fiesta donde iba a haber alcohol, mujeres y drogas. Por el alquiler les pagaron mil dólares en la mano”, reconstruyó Giaquinta.

Según el abogado, cuando Brenda del Castillo, Morena Verri y Lara Gutiérrez arribaron al lugar, su clienta les abrió el portón para que ingresara el automóvil que las transportaba. Luego su pareja recibió el dinero del alquiler y ella se fue caminando hasta una parada de colectivo. “En ese momento Celeste estaba bajo los efectos de la cocaína”, detalló Giaquinta.
Consultado sobre los protagonistas del hecho, el abogado compartió su parecer. “Para mí, en la noche del crimen, tanto ”Pequeño J" como Matías Ozorio estaban en la casa“, subrayó Giaquinta. Luego detalló que, gracias al peritaje del celular de Guerrero, pudieron descubrir que a ”Pequeño J" también se lo conocía como “Montana”.
Sobre la participación de su defendida en el triple crimen, Giaquinta expuso: “Cuando asesinan a las chicas, Celeste no estaba en la casa. Apenas llegaron, ella se fue y se quedó bajo el techito de una parada de colectivos toda la noche. Durante la madrugada le pidieron que ordene diez hamburguesas y una gaseosa”.
En sus declaraciones en LN+, el letrado desmintió categóricamente que entre su defendida y “Pequeño J” haya habido algún tipo de relación sentimental.
“Si Celeste no les alquilaba la casa, los asesinos hubieran ido lo mismo, porque Villanueva Silva, su pareja, le tenía un temor reverencial a “Pequeño J”. Y todo lo que él le hubiera pedido, lo habría hecho“, concluyó Giaquinta.
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