Un violador serial al que la cárcel no frenó
Condenado por dos ataques sexuales, logró engañar a una mujer para que sea garante de su libertad condicional
Gabriel Ruiz Escalante es un violador al que la cárcel no pudo frenar. Poco tiempo después de salir de prisión abusó de la hija de la mujer que había salido de garante para que le otorgaran el beneficio de la libertad condicional.
El agresor sexual conoció a Victoria (nombre ficticio que se utilizará para no revictimizar a la familia agredida) cuando fue a visitar a un vecino preso en la cárcel de General Alvear. Ruiz Escalante le dijo a Victoria que había sido condenado por robos y estafas. Era mentira. Le ocultó que la condena a siete años y medio de prisión que le impuso un Tribunal Oral de Mercedes había sido por violar a una adolescente y por el intento de abuso a otra menor, a las que llevaba en su remise.
Cuando Victoria advirtió que había llevado a un depredador sexual a su casa era demasiado tarde. El 18 de septiembre de 2018, en la primera oportunidad en la que Ruiz Escalante se quedó solo con la hija de Victoria, de 14 años, le puso un ansiolítico en el agua mineral saborizada y violó a la menor.
"El novio de mi mamá me convido jugo. En ese momento, comencé a terne sueño. Cuando estaba medio dormida se me vino encima. No podía hacer fuerza. Sabía que algo estaba pasando. Pensé que estaba soñando, pero sentí el dolor. Me estaba violando", expresó la adolescente cuya identidad como la de su madre se mantienen en reserva.
En los últimos días, el Tribunal Oral N° 1, de San Isidro, condenó a Ruiz Escalante a 22 años y 6 meses de prisión por el abuso sexual agravado de la hija de su pareja.
Al fundar la condena contra el imputado, los jueces María Elena Márquez, Gonzalo Aquino y Alberto Ortolani tuvieron en cuenta como agravantes que la víctima tenía 14 años, el hecho de haberle dado a la niña una bebida con alguna sustancia que le impidió defenderse y que, además después el abuso, Ruiz Escalante huyó.
"No quería que mi mamá estuviera con esa persona, pero tampoco quería que hiciera una denuncia en su contra. Este hombre le pegaba, la amenazaba con que si lo dejaba o hacía una denuncia, me mataba a mí y a mis hermanos y a mi papá", relató la victima en una declaración realizada ante una psicóloga en una cámara Gesell.
Según se determinó en la investigación, después de abusar de la menor, Ruiz Escalante intentó borrar las pruebas que lo incriminaban. Lavó la ropa interior de menor, las sábanas y el colchón. Luego llevó a la adolescente a la casa de una compañera del colegio y huyó. Estuvo cinco meses y medio prófugo hasta que efectivos de la policía bonaerense lograron detenerlo en Santiago del Estero.
El hombre del remise
"Este hombre volvió, ella se iba a acostar y él la estaba mirando. Le preguntó si quería tomar algo. Entonces le convidó un jugo. No sé qué le habrá puesto, pero mi amiga no sentía el cuerpo. Percibió que lo tenía encima, la tocaba, como no podía moverse decidió hacerse la dormida. En ese momento, él le sacó la ropa. Había sangrado. Este hombre se burló de mi amiga. Ella me había mandado un mensaje y me contó que la habían violado. No nos dimos cuenta de llamar a la policía y esperarlo en la casa. Pero él la trajo en un remise. Cuando ella descendió del auto él miró y se dio cuenta que nosotras sabíamos, mi mamá lo reconoció. Era el carnicero del barrio La Lonja. Mi amiga me abrazó y el chabón se dio cuenta, porque yo vi cuando él miró por el espejo, apenas se bajó me abrazó y se puso a llorar", expresó la amiga de la víctima al describir el episodio.
Después, Ruiz Escalante descartó su celular y se escapó.
Victoria conoció a Ruiz Escalante cuando fue a visitar a la cárcel de General Alvear a un vecino. La madre del detenido le había pedido que le llevase medicamentos. Aparentemente, Ruiz Escalante le sacó el celular a su compañero de prisión y obtuvo el número del celular de Victoria. Así comenzó a llamarla. En ese momento, la mujer presentaba un perfil vulnerable debido a que atravesaba por el proceso de separación del padre de sus hijos.
"Gabriel me supo envolver. Nunca había concurrido a un penal de máxima seguridad. Lo visité en más de cinco oportunidades. Le llevaba cosas que me pedía. Después salió y se fue a vivir conmigo. Le dije al juez que él estaba cambiando, no averigüé la causa por la que lo habían condenado. Creí lo que me dijo y no escuché a las personas que me quisieron abrir los ojos", relató Victoria.
Ruiz Escalante nunca le contó a la mujer que se presentó como garante de su libertad condicional ante la Justicia que, en realidad, la condena a siete años y medio de cárcel, fue porque un Tribunal Oral de Mercedes lo consideró responsable de abusar sexualmente de una menor y del intento de violación de otra adolescente.
Cacería nocturna
Según la investigación realizada por una fiscalía de Mercedes, Ruiz Escalante se dedicaba a recorrer con su automóvil los locales bailables de Moreno. Se hacía pasar como remisero para engañar a las víctimas y que las jóvenes abordaran su automóvil.
En uno de los hechos por los que fue condenado, le dijo a una menor que era el remisero que había mandado su madre. La adolescente abordó el vehículo y cuando el acusado llegó a un descampado se pasó al asiento trasero y violó a la joven. Utilizó el mismo ardid con la segunda víctima, pero la adolescente se resistió y logró escaparse.
"Ruiz Escalante presenta inestabilidad psicoafectiva, baja autoestima, dificultades en las relaciones interpersonales, carencias afectivas de larga data, escaso umbral de tolerancia e implementación del mecanismo defensivo de disociación. En cuanto a la impulsividad, logra controlarla dentro de sus propios términos. Aunque ante factores exógenos importantes, la operatividad de los frenos inhibitorios puede fracasar, identificándose el acusado con la persona de su propio sexo, no logrando diferenciar lo femenino de lo masculino", concluyó el psicólogo que entrevistó al imputado durante el proceso por los abusos en Moreno.
Por su dramática historia de vida y por el proceso de separación que atravesaba en el momento en que conoció a Ruiz Escalante, Victoria se presentaba como la presa ideal para un psicópata como el acusado, quien aparecía como lobo con piel de cordero. Victoria había sido víctima de una violación cuando era niña, pero nunca logró que le creyeran y el caso no fue denunciado. Ruiz Escalante l se aprovechó de esa vulnerabilidad.
Un ataque planificado
"La madre había sido víctima de violación a corta de edad, fue como una herida sin cicatrizar y con lo de la hija se reabrió esa herida. Ella percibió que la Justicia nunca creyó que había sido víctima de un abuso. Entonces, ella no creía en la Justicia y escuchó y confió en lo que historia que le contó Ruiz Escalante", expresó la psicóloga que asistió a Victoria en el hospital, cuando se enteró que su hija había sido violada por el hombre que llevó a su casa.
Durante la investigación se determinó que Ruiz Escalante había planificado el ataque contra la adolescente. Decidió mandar al hijo que había tenido con otra pareja a su casa. Antes le cargó la tarjeta SUBE para que tomara el colectivo. Sabía que la adolescente no concurriría al colegio porque estaba descompuesta y la agredió mientras su madre estaba en la clínica en la que trabajaba.
"La madre de la víctima contó en el debate todo lo que hizo y lo que pasó para conocer al acusado y para ponerse en pareja, lo que incluyó hablar con el juez que llevaba la causa en la que Ruiz Escalante estaba cumpliendo una condena. Primero declaró para lograr su libertad y más tarde para que no lo volviesen a detener. Además le proporcionó al imputado plata y comida, no solo para él, sino además para sus hijos, ayudándolo en todo momento ha insertarse en el mundo social libre", explicó el juez Ortolani al fundar el monto de la pena.
"Existe una distorsión en cómo ella veía la temática del cuidado del amor. Había inseguridad en las personas que la rodeaban, su propio cuerpo lo veía ajeno, un cuerpo que lo sentía sumamente sucio, ultrajado, abusado con una estructura psíquica traumatizada", expresó uno de los psicólogos al describir en el juicio cómo siente su cuerpo la víctima de una violación.
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