Córdoba: el misterio por la desaparición de una mujer que mantiene dividida a una ciudad y a una familia
María Eugenia Cadamuro, desapareció hace dos meses de Jesús María y el caso no se esclarece; la Justicia frenó la búsqueda y apunta al hijo de la víctima
CORDOBA.- María Eugenia Cadamuro, de 46 años, desapareció el 15 de marzo en Jesús María , 48 kilómetros al norte de la capital provincial. Dos meses después, el caso sigue sin resolverse, mientras su hijo, Jeremías, está preso.
El joven de 21 años fue el último en verla y está detenido desde hace 45 días: se le dictó prisión preventiva por privación ilegítima de la libertad agravada por el vínculo. La hipótesis de la justicia es que “Maru” está muerta.
El fiscal Raúl Almeyda, que lleva el caso, cree que Jeremías Sanz tenía diferencias económicas con su mamá, que le reclamaba dinero y que existían amenazas previas. Ignacio Carranza, abogado del joven, dijo a LA NACION que “esa hipótesis se basa en dichos y contradichos de testigos. No hay nada concreto”.
La hermana, Guadalupe, se refirió a la relación familiar y a la supuesta deuda que tenía su hermano con María Eugenia. "La gente dice que se llevaban mal. La relación siempre fue distante, porque viajaba mucho, pero no se llevaban mal", dijo la joven de 24 años a LA NACION
"No había problemas económicos, mi hermano le debía plata a mamá pero me la iba a dar a mí. Hasta tengo los tickets de transferencias para mostrar, pero no me dejan ser querellante porque soy del círculo familiar", agregó.
La investigación nunca fue muy clara y, con el pasar de los días, la Justicia dejó de buscar a María Eugenia y se enfocó en la hipótesis que señala como responsable a su hijo, la única que manejan. Los primeros días los rastrillajes fueron intensos, pero en las últimas semanas, se redujeron al mínimo. La denuncia de la desaparición de “Marilú” la hizo una amiga, Susana Dolci, quien se presentó en la policía después de que la noche anterior Cadamuro no llegara a un asado con conocidos.
En su casa, al día siguiente, encontraron las luces prendidas, pero no había nadie. "Mi mama vivía sola en la planta baja y le alquilaba la planta de arriba a unos gendarmes que van solo los fines de semana. Cuando entraron con el cerrajero, estaba todo como si mi ella estuviera ahí. Pensamos que iba a volver, pero nunca volvió", relató la hija, que apenas se enteró viajó para Córdoba, donde estuvo por casi dos meses. Luego tuvo que volver a Buenos Aires a organizar sus responsabilidades.
La ciudad, dividida
Jesús María está dividida por la desaparición y eso se transparenta en las marchas. Hubo cinco, una sola organizada por la familia y las otras por los amigos. La del último fin de semana la protagonizaron la hija, Guadalupe, su papá, los abuelos y los tíos. Salieron desde la iglesia con un cartel que pedía “busquen a Maru con Jeremías en libertad”.
"Hicimos una marcha el sábado que salimos desde la Parroquia con el lema 'Paz activa, respeto y claridad sobre la búsqueda'. Pero se arman dos marchas: los amigos de mi mamá están por un lado y la familia y su círculo de la familia está por otro lado", dijo Guadalupe a LA NACION.
"Desde el momento en que yo llegué a Jesús María, hubo una distancia de ellos para conmigo. Me conocen desde que nací, pero voy a sus marchas y siento que soy una X, cuando soy la hija de María Eugenia. Estamos todos juntos buscándola", agregó la joven de 24 años, que estudia y trabaja en Buenos Aires.
Las internas familiares son conocidas por todos los vecinos, por eso abundan los comentarios. La madre de “Maru” murió en noviembre y habría enfrentamientos por la herencia. Por otro lado, ella y su hermana Mabel están peleadas hace meses. Incluso hay denuncias policiales y una orden de restricción.
Jeremías y su hermana Guadalupe se criaron con su abuela materna y su tía, a quien llaman “mamá”. La justicia rechazó a Guadalupe como querellante en la causa. La joven, en su declaración como testigo, explicó la evolución del patrimonio familiar.
La hipotésis del asesinato
Desde la fiscalía confirmaron a este diario que las “contradicciones” en la declaración de Jeremías lo convirtieron en sospechoso. “Dijo que no había hablado ni visto a su mamá –indicaron- pero el análisis de las sábanas telefónicas y unos testigos dieron cuenta de que no era así”.
El abogado del joven admite que la primera declaración no fue contundente, pero que después Jeremías aceptó que “estuvieron en la puerta un rato y él se fue”. El abogado califica la relación entre la madre y el hijo como “normal”, aunque describe a “Maru” como una madre “no convencional; muy libre, que había viajado mucho, vivió dos años en Estados Unidos y antes en Buenos Aires con un emprendimiento comercial”.
A las horas de la detención de Jeremías, la división del pueblo respecto a las sospechas por la desaparición de la mujer se tradujeron en los memes y opiniones que circularon en las redes sociales, todos muy duros contra el joven, quien está en la cárcel de Bouwer.
La impresión de los investigadores es que “alguien de la familia” sabe un dato clave pero no lo da. Entienden que esa podría ser la pista que permita esclarecer el caso. Guadalupe niega que ellos oculten algo. Toda la familia descarta la participación de Jeremías y está muy enfocada en encontrar a María Eugenia.
El marido cubano
Pedro García, el esposo cubano de “Maru” –se casó con él en Miami-, habló hoy con la radio y el portal Jesús María 93.7. En ese diálogo indicó que está “al tanto de todo” lo que sucede en la ciudad. “Hablábamos constantemente, ella estaba haciendo una remodelación en una casa de amigos, con los que no tenía ningún problema. Ninguno la perjudicó económicamente, eran todos decentes; todos sus negocios eran claros”.
Respecto de los comentarios de Guadalupe sobre que el matrimonio de su madre con él era por interés en la ciudadanía, dijo: “Yo le pedí que se casara conmigo porque era una persona maravillosa. Ella no se debería haber vuelto; se fue porque su madre se estaba muriendo y porque temía que Mabel [su hermana] ‘la dejara en bolas’”.
Aseguró que Mabel estaba presente en una discusión entre “Maru” y Jeremías “cuando él la amenazó de matarla”. Fue después de una cirugía. “La otra mentira es de Guadalupe, que estaba cuando Maru me contó cara a cara que el joven le había señalado que ‘si se ponía en su camino la mataba’”.
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