El acento francés se conjuga con el argentino en el Fin del Mundo

USHUAIA.- La naturaleza se impone, majestuosa, en los confines de la Argentina, destino mítico de viajantes y pioneros y hoy, lugar elegido por turistas de todo el mundo que llegan para recorrer lagos y glaciares, pasear por el Canal del Beagle, perderse en la belleza de los parques nacionales y sus lengas o descubrir la variedad de turbas en la zona más austral del país.

En la belleza de este paisaje deslumbrante se inscribe la primera edición de las Noches Franco-Argentinas en el Fin del Mundo, tres días de encuentros con científicos, escritores y artistas argentinos y franceses, convocados por el Instituto Francés en la Argentina y la Embajada francesa en la Argentina, desde el viernes último hasta el domingo 9, por la noche.

Es la primera vez que se realiza este ciclo, pero para Yann Lorvo, consejero cultural de la representación diplomática de Francia y, sobre todo, infatigable creador de puentes fraternales entre nuestro país y el suyo, estas jornadas en el Fin del Mundo tienen una larga vida por delante. ¨Para nosotros la ciencia tiene que ser siempre uno de los ejes centrales de estos encuentros", enfatiza Lorvo.

Por eso no resulta extraño que el Café Científico sobre el rol de las turberas en el medio ambiente haya colmando el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) por más de dos horas. ¿Cómo afecta a estos humedales de miles de años el veloz cambio climático producido por el hombre? ¿Es potable el agua de las turberas? Estas fueron solo algunas de las tantas preguntas que respondieron los investigadores Francois Vleeschouwer (Francia), Verónica Pancotto y Andrea Coronato (ambas de la Argentina) a curiosos, geólogos, guías turísticos e investigadores de distintas disciplinas. Poco después, en el Microcine Cultura Provincial, la artista plástica argentina Nicola Costantino mostró su película "La artefacta" y dialogó con el público, todavía impactado por su obra.

El programa continuó con una mesa redonda sobre los años 70, memoria e historia, con la participación de Diana Beatriz Viñoles, investigadora, docente y escritora argentina y la presentación de su biografía sobre Alice Domon, la monja francesa desaparecida durante la última dictadura militar, el 8 de diciembre de 1977, hace exactamente 41 años. El debate, coordinado por Lorvo y en el que se presentó también Hijos de los 70, el libro escrito por Carolina Arenes y Astrid Pikielny, tuvo un cierre altamente emotivo cuando una de las asistentes, una mujer de 42 años, contó, entre lágrimas, su experiencia personal. Como hija de militantes montoneros y exiliada en Bélgica, necesitó 30 años para contar su historia y lo hizo, junto a otros, en "Historias de Exilio", 30 relatos de argentinas y argentinos que debieron abandonar la Argentina y buscaron refugio en Bélgica.

La violencia de los 70 tuvieron en Lorvo, a un interlocutor agudo y sensible que, sobre el final, se refirió a la reciente visita del presidente Emmanuel Macron y su esposa Brigitte a la Argentina para participar del G-20. El agregado cultural de la Embajada francesa fue quien acompañó a la Primera Dama al Parque de la Memoria y a la exESMA, el centro clandestino de detención en el que desaparecieron 5000 argentinos y por el que pasaron, entre tantos, las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet. "Para la Primera Dama fue una situación íntima, muy conmocionante", finaliza Lorvo.

Otra mesa redonda abordó las historias de los pueblos autóctonos con la participación de Estela Mansur (Argentina), Guillaume Boccara y Amandine Péquignot (ambos de Francia).

Además, la investigadora francesa Melanie Roy, experta en hongos y terruños, dio el taller "In vino veritas: Catar el vino, anticipar el futuro" y se realizó la exposición de artevideo franco-argentino ¨Lo que provoca el fuego", con la participación de Nicola Costantino, Robert Cahen (Francia), Victoria Fermani Loekemeyer (Argentina) y el crítico y curador argentino Fernando Farina.

A partir del domingo a las 21 queda inaugurada "La Semana del Cine Francés", con Stéphanie Cuisiniez, en la sala Niní Marshall de la Casa de la Cultura.