El cierre de la fábrica más importante cambió la rutina de Chivilcoy
CHIVILCOY.– Paquetá acaba de cerrar sus puertas. Después de doce años, después de sostener económicamente a gran parte de esta ciudad del interior bonaerense, la fábrica más importante de zapatillas dejó de funcionar. Hoy, Chivilcoy no tiene ambiente navideño. Los negocios están cerrados, los locales vacíos.
Paquetá era una fábrica que se ocupaba de ensamblar zapatillas para la marca Adidas. Abrió en 2006, y era un gran impulso económico para la ciudad. En ese momento prometió contratar a 12.000 trabajadores. Aunque en el último año eran unos 700 los que aún permanecían allí, la vida de Chivilcoy seguía pasando por la fábrica. La economía se movía, en gran parte, gracias a esos trabajadores. Eran 13 millones de pesos en sueldos que se gastaban en los negocios de la zona.
LA NACION insistió varias veces a la empresa para que explicaran el porqué del cierre, pero no hubo respuesta. Según sus voceros, prefieren no tomar una posición pública. Aunque no haya voz oficial, la misma versión se repite entre vecinos, trabajadores, el sindicato y el mismo intendente de la ciudad, Guillermo Britos: Adidas ya no le compra, Adidas tiene el stock lleno; es cada vez menos la gente que adquiere esas zapatillas, entonces se acumulan en algún depósito. A esto se le suma el aumento de las importaciones. Una combinación explosiva que ya provocó el cierre o el achique de varias fábricas en este rubro.
"El tema es que Adidas le daba pedidos a Paquetá. Paquetá es ensambladora de zapatillas. Eso generaba laburo para toda la gente de Chivilcoy. Adidas cerró los pedidos. No porque no le genere ganancias, el problema es que tiene los stocks de zapatillas muy llenos de productos. Al no tener ventas le están sobrando zapatillas", cuenta Rufino Alendre, trabajador de la fábrica, sentado en la mesa de su casa a medio hacer, junto a su mujer. Los dos llevaban más de diez años en la fábrica.
LA NACION consultó a Adidas sobre este punto pero no tuvo respuesta.
"La fábrica pasó a apretarnos con los retiros voluntarios. Al 140% mucha gente lo ha agarrado por miedo a quedarse sin nada", explicaba Alendre, por teléfono, dos semanas atrás. Él lleva 11 años trabajando en la fábrica. Su mujer, 12.
Para el intendente Guillermo Britos el problema va a ser en unos meses, cuando se queden sin el dinero del retiro voluntario. Pero advierte que hoy ya hay en la oficina de empleo del municipio 3000 currículums a la espera de noticias. Unas semanas atrás, Britos convocó a los trabajadores a un encuentro en un club para explicarles que el terreno donde está Paquetá es propiedad del municipio, y que ya hay dos empresas interesadas en instalarse y contratar gente. Que la prioridad estará en los ex Paquetá. Y que el Ministerio de Producción de la Nación se comprometió, a través del de Provincia, a pagar el sueldo mínimo de los trabajadores que sean contratados durante nueve meses. El resto lo pondría la empresa que se instalará allí.
Desde el Ministerio de Producción de la Nación confirmaron que ese "subsidio" se enmarca en el programa de transformación productiva, donde se buscan empresas dinámicas que necesitan incorporar personal. Y que durante nueve meses el ministerio cubriría una parte de los sueldos de la empresa que contrate a los ex trabajadores de Paquetá.
Pero todos siguen con miedo. Ángel Pérez y su mujer también trabajaban los dos en la fábrica. Tienen 33 y 34 años, y dos hijos. A ella, además, le descubrieron cáncer hace poco más de un año. Con el cierre de Paquetá pierden la mutual. "El tratamiento no se puede cortar, las drogas son carísimas", dice Ángel, y cuenta que lograron mantener la obra social, pero como monotributistas. Por ahora, ninguno de los dos tiene trabajo. Él piensa en poner un almacén o empezar a trabajar de remisero.
Sin clima festivo
Naldo está vacío. Naldo es un local de venta de electrodomésticos, uno de los más grandes de Chivilcoy, el que está en el centro, y en el que cada Navidad se hacen colas interminables para pagar en cuotas las heladeras, cocinas, secadores de pelo, televisores, que se regalen para las fiestas. Hoy no hay más de tres personas. Y ni siquiera están comprando. Solo vinieron a mirar.
"Hace 15 años que trabajo acá. Es la primera vez que veo esto así de vacío", dice Guido Martino, empleado de Naldo, apoyado en una heladera. El gerente, Silvio Casela, ve la ciudad triste, y con pocas palabras pinta la situación: "La ciudad está muy pobre, hay más gente buscando trabajo, cerraron otras fábricas también. En las calles ves que no anda nadie. No hay consumo. No hay clima festivo".
A ellos también los afecta el cierre de Paquetá. Muchos de sus clientes eran trabajadores de la fábrica. "Nosotros estamos a comisión con la cobranza. Y ya nos llamaron varios para decirnos que no pueden pagar las cuotas", cuenta Casela. Afuera, caminando por la calle, un vecino quiere hablar. Dice, igual que el intendente, que esto va a ser mucho más grave en marzo, cuando la gente se quede sin el dinero de la indemnización.
El miedo es que no se creen nuevos puestos de trabajo o no lleguen a contratar a todos. Y que con el dinero de la indemnización todos intenten salir por el mismo camino y la ciudad colapse.
A Alicia Moreno le faltaba un año para jubilarse en la fábrica. Tiene 59 y mucha incertidumbre. "No sé qué va a pasar. Nosotros solo queremos fuentes de trabajo. Yo soy el único sostén de mi familia. Soy vieja para el trabajo, ¿a dónde voy a ir a buscar?", cuenta, resignada.
Una situación delicada
Paquetá no es una excepción. En los últimos tres años, se ha perdido el 30% del empleo del calzado. Así lo afirmó a LA NACION Laura Barabás, gerenta de la Cámara de la Industria del Calzado de Argentina. "Es una situación muy delicada. Paquetá es uno de varios casos. La producción viene bajando", indicó. Esto se da, en buena parte, por el aumento de las importaciones de calzado.
Según datos del INDEC, si se toma solo los primeros diez meses, las importaciones de calzado en 2018 aumentaron 9% respecto a igual período que en 2017, y 36% más que 2016. En la Argentina, existen alrededor de 1500 empresas dedicadas al calzado y emplean a unas 65.000 personas. La situación es crítica para todos.
Paquetá nació el 20 de junio de 1945, en Sapiranga, Río Grande do Sul, Brasil. Tiene 13 sedes de producción en ese país y provee 18.000 empleos directos y unos 5.000 indirectos.
La fábrica Paquetá invertía en Chivilcoy 13 millones de pesos en sueldos por mes. Al año, son 156 millones de pesos que, desde hoy, ya no van a circular más por los comercios de una ciudad que no llega a los 60.000 habitantes.
La Unión de Trabajadores de la Industria del Calzado de la República Argentina (UTICRA) denunció ante la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) a la multinacional Adidas por el cierre de Paquetá. Y también lo explicaron en la calle. El día que se iba a jugar la final de la Copa Libertadores de América, UTICRA pegó carteles en las inmediaciones del estadio de River. Ahí se leía, debajo del logo de Adidas: "Esta empresa es símbolo de la explotación laboral. Más de 3200 despidos en Chivilcoy, Coronel Suárez y Esteban Echeverría".
La UTICRA realiza informes cada año con los datos del INDEC. Un dato que les llamó la atención fue el aumento en la cantidad de importadores: en el año 2016 la cantidad de empresas importadoras de calzado fue 274. En el 2018, hasta el mes de octubre, las estadísticas indican que las importadoras son 339 empresas, 65 firmas más en dos años. Esto, indicó Horacio Jerez, secretario adjunto de UTICRA, complica mucho la situación de las fábricas y los trabajadores.
"Esto es casi una tragedia para la ciudad", insiste Juan López, delegado del gremio del calzado. La forma que encuentra de definir el aire que se respira en la ciudad es el de un malestar constante.
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