Futuro incierto. Vecinos de una exclusiva zona porteña frenaron la apertura de un centro de wellness
Alegan que el proyecto altera el carácter residencial del barrio; sus dueños sostienen que actuaron dentro de la ley; el papel de la Justicia
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El centro “The Living Club” iba a inaugurarse este sábado en una casona histórica de Barrio Parque, pero la presión de los vecinos y una denuncia colectiva ante la Agencia Gubernamental de Control (AGC) derivaron en la suspensión del evento. La dueña del espacio pidió “empatía” y aseguró que actuó “bajo la ley”.
La calle Juez Tedín es una de las más silenciosas de la zona. Sin embargo, la tranquilidad se alteró hace algunos días con el descubrimiento de un cartel donde se leía “The Living Club” frente a una de sus mansiones. “Vimos el cartel y no lo podíamos creer. Acá nunca hubo un comercio. ¡Jamás!”, contó Alberto San Miguel, abogado y vecino del barrio.

Al investigar, los residentes descubrieron que en la vivienda se preparaba la apertura de un centro de wellness con clases de pilates y spa, lo que encendió la preocupación de quienes ven amenazados el carácter histórico y la calma de su entorno. “En este barrio vivimos todos hace treinta años. Es como si fuera un edificio horizontal: nos conocemos, nos cuidamos. No podemos permitir que cambie la fisonomía del lugar”, insistió San Miguel.
Tras el hallazgo, los vecinos comenzaron a organizarse. “Empezamos a hablar entre nosotros y decidimos redactar una denuncia”, recordó el abogado. El documento, presentado este miércoles 15 de octubre ante la AGC y redactado tres días antes, ya lleva la firma de al menos setenta residentes.
“Deseamos dejar expresamente asentado que Barrio Parque es una zona estrictamente residencial, en la que no existen comercios habilitados de ningún tipo. Por ello, la instalación de una actividad comercial representa una alteración sustancial del carácter histórico, patrimonial y urbano del barrio, afectando directamente la calidad de vida y el entorno de sus vecinos”, sostiene la denuncia enviada a las autoridades.

Tras el enfrentamiento con los vecinos, la inauguración del centro de wellness fue suspendida. El proyecto, que ya tiene presencia en redes y acumula cerca de 2900 seguidores, había anunciado en su cuenta de Instagram que abriría mañana, 18 de octubre, con charlas de yoga, mindfulness y pilates.
Anoche, la página oficial del centro publicó un comunicado: “Debido a situaciones externas a nuestro wellness, nos vemos en la obligación de posponer nuestra inauguración. Vamos a comunicar por este medio la nueva fecha y enviar un mensaje a todos los que ya se habían registrado para el evento”, informaron.

Francine Joubert, la creadora del proyecto junto con su pareja, Martín Fridman, aseguró que: “En ningún momento la intención fue molestar a nadie de Barrio Parque ni de ningún lugar”. En diálogo con LA NACION, explicó que la decisión de posponer la apertura fue tomada “por empatía y respeto hacia los vecinos”.
“Cuando alguien manifiesta que se siente incómodo, lo mejor que podemos hacer es poner paños fríos. Algunas personas mayores me dijeron: ‘Yo vivo acá porque es un barrio tranquilo, fue mi barrio durante muchos años y me da miedo que con tanto movimiento me pueda pasar algo’. Y la verdad es que cuando te dicen esas cosas, me cuesta mucho no ponerme en su lugar. No quiero generar incomodidad en nadie”, expresó Joubert.
La emprendedora aclaró que, antes de iniciar el proyecto, verificaron con su novio que la propiedad estaba habilitada para uso comercial. “Entiendo perfectamente que sea un barrio residencial, pero lo hice bajo una ley, no fue algo improvisado. Averiguamos todo con la persona que nos alquiló la casa, que la tenía inscripta como local comercial, y actuamos con base en eso”, explicó.
También remarcó que el centro de wellness “no implicaba obras ni ruidos”. “Teníamos ganas de hacer algo muy silencioso, con pocas personas. El espacio no tiene capacidad para mucha gente; la casa está intacta, no es un gimnasio ni un restaurante. El parque, la planta alta y la cocina están tal como estaban. Es un espacio de bienestar, con yoga, meditación y spa. No se escucha música y las actividades terminan a las seis de la tarde”, detalló.
“Triunfo vecinal”
Por su parte, San Miguel destacó que “la decisión de postergar la apertura fue un triunfo vecinal”. “Más allá de cómo se siente uno, lo importante es preservar los lugares que tienen historia. Este barrio tiene 110 años y un estilo de vida que no debe convertirse en un polo comercial. No hay sentimientos de venganza ni de victoria; solo la satisfacción de mantener un lugar histórico en las condiciones que siempre debió tener”, afirmó.
Joubert se mostró abierta a dialogar con los vecinos y dijo estar dispuesta a aceptar condiciones si finalmente se habilita el emprendimiento. “Si me dicen que no se puede venir en auto, buscaré un estacionamiento fuera del barrio; si me piden que las actividades terminen a las seis, así será. Lo importante es que la resolución sea justa”, señaló.
La comunidad, compuesta en su mayoría por personas mayores que han vivido allí por más de tres décadas, compartieron varias preocupaciones sobre la posible abertura del centro. Según advirtieron, habilitar un local podría abrir la puerta, a futuro, a decenas de nuevos emprendimientos. “Podrían habilitar cuarenta o cincuenta más, y eso cambiaría la demografía del barrio por completo”, señalaron.
Temían que Barrio Parque siguiera el camino de Palermo Viejo, un antiguo barrio residencial que con los años se transformó en un polo gastronómico y turístico. “Cambia la gente que viene, cambia la actividad, los horarios, los ruidos, la contaminación, la cantidad de autos... cambia todo”, enumeró San Miguel. “Hace veinte años Palermo era solo casas; hoy está lleno de bares y negocios. Eso es lo que nosotros, como vecinos, queremos evitar”, añadió
Al recorrer la zona, varios habitantes abrieron sus puertas para hablar de la posible apertura. Entre ellos, Mariano Grondona, uno de los firmantes de la denuncia e hijo del periodista y presentador homónimo: “Por el movimiento que habría en el barrio, porque acá casi no hay lugar para estacionar. Si tenés un lugar comercial con clientes que vienen y tratan de parar, no es compatible con el barrio. Siempre fueron lugares sin comercios”, señaló.
Unas casas más adelante, su madre, Elena Lynch —vecina histórica de Barrio Parque— también expresó su preocupación: “Estoy en contra porque el barrio tenía un código, era vivienda solamente, no había negocios. Nunca hubo nada, jamás un comercio. Cuando abrieron el Malba también hubo preocupación, pero eso fue otra cosa, una gran obra para la ciudad. Esto, en cambio, no sé cómo va a resultar.”
La posición de los vecinos choca con una modificación legal reciente. Desde la Agencia Gubernamental de Control confirmaron que el nuevo Código Urbanístico, aprobado en marzo por la Legislatura porteña, habilita ese tipo de actividades de hasta 200 metros cuadrados. En la lista figuran rubros como salón de estética, instituto de remodelación corporal, pilates y centro de yoga. “Está dentro de la ley. Si supera esa superficie, debe contar con una consulta favorable de la DGEUR (Dirección General de Interpretación Urbanística)”, explicó un vocero del organismo.
Sin consultas
Los vecinos, sin embargo, sostuvieron que nunca habían sido consultados ni convocados a una audiencia pública sobre ese cambio de zonificación, algo que consideraron “una omisión grave”. “Nadie nos consultó sobre ese cambio —reprochó San Miguel—. Si hubo una audiencia pública, no fuimos convocados. Y si el gobierno de la ciudad modifica la zonificación de un barrio con ochenta años de historia, deberá afrontar las consecuencias. Las casas van a valer menos. Que lo sepan: todos vamos a demandar por el daño patrimonial”.
Hoy, varios vecinos acudieron nuevamente a la AGC, donde, según contaron, les confirmaron que el centro no cuenta con habilitación para funcionar. Además, “un profesional presentará la próxima semana un recurso de amparo para que un juez defina si corresponde habilitar o no el emprendimiento”, confirmó San Miguel.
Mientras tanto, el futuro de “The Living Club” es incierto. Joubert aseguró que no sabe si abrirán más adelante o si buscarán otra ubicación. “Será lo que tenga que ser. Hay cosas que no se dan simplemente porque no tienen que darse, y uno tiene que aceptarlo. Soy muy de esa filosofía: si algo tiene que suceder, sucederá; y si no, no pasa nada. Hay que estar preparado para eso. Pero, bueno, ojalá que la decisión que se tome sea justa”, concluyó.
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