
Greenpeace le devolvió a una fábrica los desechos que arroja al río
Por Ricardo Luque (Corresponsal en Europa)
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ROSARIO.- En la Gira Mundial Contra la Contaminación, Greenpeace desembarcó ayer por la mañana en el cordón industrial rosarino con el fin de denunciar el grave problema de las plantas industriales de la zona que vuelcan desechos tóxicos en el río Paraná.
Al mismo tiempo, por otra acción similar realizada contra la petroquímica Atanor, se emprendieron acciones judiciales contra la organización y se pidió la incautación de su barco.
Una brigada de Greenpeace realizó ayer una acción simbólica en la planta que la empresa Celulosa Argentina SA posee en la vecina localidad de Capitán Bermúdez, que consistió en devolverle parte de los contaminantes que arroja en el curso de agua bombeándolos mediante una gruesa manguera de bombero.
"Les dimos a conocer al país y al mundo lo que esta compañía está virtiendo y, además, quisimos que sepan que deben hacerse cargo de los residuos que generan, por eso les devolvimos la basura que ellos están tirando al río", dijo a La Nación la coordinadora de la Campaña de Tóxicos, Verónica Odriozola.
Todo comenzó a media mañana, cuando el buque MV Greenpeace ancló frente al complejo industrial y la tripulación bajó cuatro gomones en los que un equipo integrado por una quincena de voluntarios llevó adelante una operación destinada a señalar a la papelera como una de las responsables de la contaminación de las aguas.
De inmediato, las embarcaciones se dirigieron al lugar donde la firma vuelca los desechos industriales. Allí, protegiéndose de las emanaciones tóxicas con máscaras y anteojos plásticos, los miembros de la brigada abrieron una brecha en la barrera dispuesta para impedir que los residuos flotantes se difundieran en el curso de agua.
La operación, que se demoró varios minutos, alertó al personal de la empresa, que se reunió al borde de la barranca para observar cómo los voluntarios de Greenpeace intentaban abrir una brecha en el encadenado de flotantes metálicos que impide el acceso a los conductos en los que vuelcan los residuos.
Una vez logrado, un gomón puso proa a tierra y sus dos tripulantes señalaron la boca del caño del que, a borbotones, salía una sustancia oscura que teñía las aguas del río de negro con un cartel que simbolizaba, con la imagen de un pez tachado con una raya roja, que en el lugar estaba prohibido contaminar.
Unos pocos minutos después, alertada por las autoridades de la firma -que no quisieron hacer declaraciones-, llegó al lugar una delegación policial. El grupo de manifestantes se puso en situación de alerta. La tensión se disipó una vez que se procedió a la identificación de los manifestantes. Los efectivos policiales abandonaron el lugar.
Luego del incidente, la protesta continuó según lo previsto. Frente a las vertientes de residuos industriales, uno de los equipos cargó dos barriles metálicos con agua del río que, sin demora, fueron trasladados hasta el buque MV Greenpeace con el fin de que se determinen los niveles de contaminación del líquido.
Entretanto, en otro sector, se montaba sobre uno de los gomonesinflables un sistema para bombear agua por medio de una manguera y se desplegaba una enorme pancarta en la que se podía leer el slogan de la campaña mundial lanzada en la Argentina por la organización ecologista: "No hay derecho a contaminar".
Balance
Mientras -como se dijo- las autoridades de la planta prefirieron no emitir opinión, los organizadores del acto evaluaron lo ocurrido como positivo.
"Se pudo denunciar una situación que encierra desde hace ya largo tiempo un grave peligro para los habitantes de la zona", comentó con la voz entrecortada Odriozola.
La dirigente subrayó: "Celulosa no tiene ningún derecho a envenenar el río ni la salud de la gente, y una planta como ésta debería dar el ejemplo adoptando tecnologías limpias".
La elección no fue casual. "Esta es una de las tantas empresas que están contaminando el Paraná, y la escogimos por las sustancias que vierte al río", explicó Odriozola al concluir la acción, y añadió: "No tiene ninguna excusa para hacer lo que hace".
La protesta fue apoyada y aplaudida por los activistas ecologistas locales.
"Quizás ahora, que vino Greenpeace, las autoridades se hagan cargo del problema de la contaminación, que es grave, pero si se toman las medidas adecuadas, por suerte todavía se puede resolver", aseguró la coordinadora del Taller Ecologista, Elba Stancich .
Al menos ayer, para los rosarinos el problema del ambiente no fue un asunto secundario.
El lento paso del barco verde de Greenpeace frente al Monumento Nacional a la Bandera llevó el debate sobre la ecología a la mesa familiar.
El impacto que en los medios obtiene la estrategia de comunicación de Greenpeace generó un amplio debate sobre una cuestión que parece lejana y no lo es.
Informe
ROSARIO.- Los análisis de Greenpeace indican que en las muestras obtenidas se encontraron metoxifenoles clorados, dicloro y triclorofenoles, metoxifenol, alquilobencenos, sulfuro de dimetilo y una serie de hidrocarburos. La entidad sostiene que si se eliminara el uso de cloro en el blanqueo de la pasta de papel, se evitaría el volcado de gran parte de contaminantes al río.
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