“Hay tres posibilidades”: qué pasará con el único parador de cemento que sobrevivió en Pinamar, hoy abandonado
Cabo Blanco, al norte, está abandonado; habría novedades para la próxima temporada
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PINAMAR (enviada especial).– La renovación del frente de playas, que comenzó aquí en 2016, arrasó con 45 de los 46 paradores de cemento y hormigón que copaban los 22 kilómetros de costa de esta ciudad. Hoy, solo sobrevive uno de ellos: Cabo Blanco, en Pinamar norte, con unos 2000 metros cuadrados construidos y más de 600 metros cuadrados subterráneos. Está grafitado y abandonado, rodeado de botellas, cascotes y papeles. Quedó tapado por médanos, aunque la entrada al mar se utiliza, al igual que el estacionamiento.
El inmueble estuvo durante más de diez años involucrado en un proceso judicial, que terminó con la resolución de la Suprema Corte de Justicia bonaerense a favor del municipio. El máximo tribunal provincial hizo lugar a los argumentos presentados por la comuna y le devolvió posesión de esas unidades, que las concesionarias buscaron retener a fuerza de medidas cautelares.
Su demolición está pendiente y prometen desde el municipio concretarla para la temporada que viene. Aún puede ser resuelta mediante, según indicaron, la licitación para adjudicar la concesión que se frenó por la judicialización.
“Hay tres posibilidades. Una de ellas sería demolerlo y convertirlo en playa pública. También se puede licitar para transformarlo en un balneario nuevo. En ese caso, la demolición estaría a cargo del concesionario”, indicó a LA NACION Sebastián Cufari, secretario de Planeamiento de Pinamar.
La tercera opción es reconvertirlo en una nueva base de la Prefectura Naval Argentina. “Está la posibilidad de que se utilice como un edificio de Prefectura, que necesita una nueva unidad operativa en Pinamar. En ese caso, serían ellos quienes se tendrían que encargar de la demolición. De ser así, quizá no demolerían la construcción subterránea, lo que también puede tener un gran impacto ambiental”, apuntó Cufari.
Y cerró: “Podemos realizar cualquiera de las tres opciones una vez terminada la temporada. Queda analizar cuál de las tres conviene”.
El anterior sobreviviente fue el parador Pinamar Golf, también en Pinamar norte, que se demolió en mayo de 2022. Al no presentarse ningún oferente a la licitación para esa concesión, quedó desierta y hoy, según lo establecido en el plan general de renovación del frente marítimo, es playa pública.
“Hemos recuperado una superficie de 110.000 metros cuadrados y 1100 metros lineales de playa pública para que los disfruten pinamarenses y turistas”, dijo Martín Yeza, por entonces intendente.
Definido en 2009, iniciado en 2016
El Plan de Reconversión del Frente Marítimo se definió en 2009, pero recién se puso en marcha en 2016. Implicó la demolición de los balnearios y exigió diseños más sustentables y amigables con el ambiente con el objetivo de recuperar la playa y la duna costera, y también controlar la erosión marina.
Las nuevas formas de construcción en seco, basadas en acero y madera, protegen los médanos al permitir la libre circulación de la arena. Es por eso que también los nuevos paradores están levantados sobre pilotes. Además debieron reducir su tamaño: las unidades fiscales que funcionan como paradores con servicios de playa no pueden superar los 325 metros cuadrados de superficie, apenas el 10% del área que abarcaban las estructuras eliminadas, lo que permitió ganar metros cuadrados de playa pública. Algunas edificaciones, en el centro de Pinamar, alcanzaban hasta los 1500 metros cuadrados con balnearios que incluían, junto con carpas y sombrillas, restaurants, bares, pileta, galería comercial y hasta canchas de papi fútbol iluminadas.
Tampoco pueden superar los 3,50 metros de altura. Son concesiones que tiene vigencia desde 2009 y con un plazo de 20 años. A la renovación ecofriendly, se sumó la protección del frente costero: unos 30 kilómetros de enquinchados para regenerar los médanos.
La Avenida del Mar
La reconversión de Avenida del Mar, uno de los principales proyectos del intendente de esta ciudad, Juan Ibarguren, también forma parte de la reconversión del frente marítimo que se inició durante la gestión de Yeza, que estuvo al frente del gobierno municipal los últimos ocho años. Es la última calle antes del mar y una de las principales arterias de la ciudad balnearia. De hecho, es la única de las cuatro localidades que integran el partido –las otras son Cariló, Valeria del Mar y Ostende– que tiene una avenida de cara al mar, que la recorre de sur a norte.
La intervención de la avenida empezó por el sur, que registra muchos más chicos caminando por la calle: allí se delimitó, en unos 500 metros desde Bunge y el mar hasta el muelle, un espacio peatonal. Una especie de vereda para los transeúntes marcado por troncos y materiales que pertenecen al ámbito de la playa. Priorizando la naturaleza y con una visión que hace tiempo remarcan desde la municipalidad, esta obra que llaman “blanda” intentaba ordenar los espacios peatonales y también la circulación vehicular. Según indicaron en ese momento, en 2020, fue la primera intervención.
Para el sector norte la obra se proyecta distinta. El plan integral de reconversión, sin embargo, no está todavía presentado formalmente. Allí, donde los espacios entre balnearios son mayores y en algunos casos están separados por playa pública, pretenden armar una pasarela que conecte el sector de la avenida Bunge y playa hasta el último balneario.
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