Inédito: un estudio revela patrones de un cáncer de alta letalidad en el país y advierte demoras en el diagnóstico temprano
La investigación, sobre más de 900 casos, muestra cómo se distribuyen los tumores y los factores que influyen en su aparición
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Una investigación desarrollada durante diez años en centros públicos y privados de referencia permitió elaborar el registro más completo hasta ahora sobre cáncer de vías biliares en la Argentina, un grupo de tumores poco frecuentes, pero de alta letalidad. El trabajo, coordinado por el Intergrupo Latinoamericano de Oncología Gastrointestinal (Ilogi), analizó más de 900 casos y logró describir cómo se distribuyen estos tumores en el país, qué factores de riesgo son más relevantes y en qué momento suelen ser diagnosticados. El análisis aporta una radiografía inédita para comprender un problema de salud que, aunque silencioso, impacta con especial fuerza en algunas regiones.
A nivel mundial, el cáncer de vías biliares constituye un desafío creciente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la incidencia de estos tumores podría aumentar más del 75% hacia 2040. Se trata de patologías que, en general, se detectan en etapas tardías porque no presentan síntomas claros en su inicio. Cada año se registran más de 165.000 nuevos casos y más de 130.000 muertes en todo el mundo, una cifra que da cuenta de su agresividad. La tendencia global encuentra correlato local: en la Argentina, la mayoría de los diagnósticos también ocurre en estadios avanzados, cuando las opciones terapéuticas resultan limitadas.

El registro argentino reunió datos de 928 pacientes de 20 centros oncológicos del país. De ellos, 577 correspondieron a cáncer de vesícula biliar, 184 a colangiocarcinoma extrahepático y 167 a colangiocarcinoma intrahepático. “Identificamos que el cáncer de vesícula biliar era el tumor digestivo más frecuente dentro de los casos analizados y que tenía una carga especialmente alta en el noroeste y el suroeste argentinos”, explicó el oncólogo Gerardo Arroyo, del Centro de Diagnóstico, Investigación y Tratamiento (Cedit) de Salta. En cambio, el colangiocarcinoma mostró mayor presencia en las regiones centro y este del país, lo que sugiere comportamientos geográficos diferentes dentro del mismo grupo de enfermedades.
Uno de los hallazgos más consistentes del estudio fue la asociación entre litiasis biliar y desarrollo de cáncer. En el 53% de los casos de cáncer de vesícula biliar y en el 20% de los colangiocarcinomas se registraron antecedentes de “piedras” en la vesícula. En las provincias del norte, esta condición es extremadamente frecuente: se estima que hasta el 80% de la población presenta litiasis en algún momento de su vida. “El grupo más vulnerable está compuesto por mujeres del norte del país diagnosticadas en etapas avanzadas”, señaló la oncóloga Carolina Ituarte, de Jujuy. En Salta y Jujuy, el cáncer de vesícula biliar es la tercera causa de muerte por cáncer entre mujeres adultas, una situación que refleja la combinación de factores genéticos, ambientales y sanitarios.
El estudio también observó que el 80% de los pacientes tenía antecedentes familiares de cáncer en padres, madres o hijos, un dato que sugiere la posible participación de componentes hereditarios. Aunque no permite establecer causalidad, abre la puerta a investigaciones futuras sobre susceptibilidad genética y factores compartidos.
En cuanto a los síntomas, la mayoría de los pacientes refirió dolor abdominal persistente en el cuadrante superior derecho, pérdida de peso involuntaria, ictericia, náuseas, debilidad general y distensión abdominal. La presencia de orina oscura también fue frecuente. “Ante un dolor abdominal que no cede, incluso si es leve, es fundamental realizar una consulta médica”, explicó Ituarte. Arroyo agregó: “Lo que aumenta el riesgo no es la intensidad del síntoma, sino su persistencia. Si un malestar continúa durante días, debe ser evaluado”.
El diagnóstico puede requerir estudios como ecografía abdominal, tomografía, resonancia magnética, colangiopancreatografía por resonancia magnética, análisis de función hepática o marcadores tumorales y, en ciertos casos, biopsia. Sin embargo, el acceso efectivo a estos estudios y la consulta oportuna siguen siendo barreras, sobre todo en regiones vulnerables. Esa demora se traduce en una mayor proporción de casos detectados en fases avanzadas.
Los especialistas coinciden en que la información generada por el registro permitirá orientar estrategias de prevención y diagnóstico oportuno. Entre las medidas sugeridas figuran promover la consulta temprana ante síntomas persistentes, mejorar la capacidad diagnóstica en el norte argentino, capacitar equipos de salud y trabajar sobre factores modificables como obesidad, sedentarismo o consumo de tabaco. También señalan la importancia de fortalecer campañas educativas para que la población identifique señales de alerta.
“Este registro nos ofrece una radiografía indispensable de los cánceres de vías biliares en la Argentina”, señaló María Alejandra Iglesias, presidenta de la Asociación Civil Sostén. “El desafío ahora es que esta evidencia se traduzca en políticas públicas, más información para la población y decisiones que reduzcan desigualdades evitables”, dijo.
Aunque no constituye un registro poblacional, la investigación de Ilogi coincide con tendencias observadas en estudios internacionales y representa un paso clave para comprender la epidemiología local de un conjunto de enfermedades que aún permanecen subdiagnosticadas. Su aporte, señalan los especialistas, es doble: permite iluminar un problema sanitario poco visible y, al mismo tiempo, ofrece herramientas para intervenir antes, cuando todavía es posible cambiar el pronóstico.
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