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Un grupo de 27 instituciones, profesionales de la salud mental y activistas contra las drogas firmaron una carta abierta en repudio a la quinta edición de Expo Cannabis, que tuvo lugar el último fin de semana en La Rural. Se trata del evento sobre cannabis medicinal, industrial y de uso adulto más importante de América Latina, que se realiza en este centro de exposiciones porteño desde 2019.
Los firmantes se manifestaron especialmente en contra del sector para niños en la exposición, donde funciona una huerta, y de los puestos de la exposición donde se promociona el uso recreativo de esta planta. “¿Es lógico incorporar un área para niños cuando nos cansamos de repetir donde se nos pregunte que el cannabis es perjudicial para los jóvenes? ¿Cuál es la necesidad de ingresar a los niños en un entorno que fomenta el cultivo y consumo de sustancias perjudiciales?”, se lee en la carta, titulada “La industria de la marihuana y un negocio que florece”.
Entre los firmantes hay personalidades como Mariana Charpentier, madre del músico Chano Moreno Charpentier, y reconocidos profesionales de la salud mental como el psiquiatra Andrés Blake, ex director de Salud Mental de la Nación, la psiquiatra especialista en adicciones e investigadora Geraldine Peronace y la psiquiatra Norma Derito exdirectora del Hospital Moyano. También firmaron la Asociación de Especialistas en Adicciones, la Asociación de Psiquiatras de San Juan, la Asociación de familiares de enfermos de esquizofrenia y la diputada nacional Marcela Campagnoli, entre otros.
La carta destaca que “el consumo de cannabis afecta la función cerebral de manera directa, y afecta particularmente las partes del cerebro responsables de la memoria, el aprendizaje, la atención, la toma de decisiones, la coordinación, las emociones y el tiempo de reacción”.

“Un porro atrasa 50 metros la reacción de frenada en auto o moto”, escribieron los firmantes, quienes a su vez destacaron que el cannabis de consumo recreativo, de alto contenido de THC, lleva al enlentecimiento en los procesos cognitivos y las respuestas de reacción en los reflejos sensoriales. Lleva también, destacaron, a " la desregulación del control sobre los frenos inhibitorios al enlentecer la dinámica del lóbulo prefrontal, que es el lugar donde se procesan los razonamientos más elevados, como por ejemplo decir NO”.
“Sabemos que el riesgo de tener un brote psicótico aumenta 11 veces si se usa THC en la adolescencia. Es incomprensible que las autoridades no reconozcan los peligros que acechan en nuestra sociedad, donde el consumo de sustancias está extendido y la Ley no garantiza el derecho a la salud de los adictos”, escribieron.
Destacaron también la falta de acceso a tratamientos efectivos y a internaciones en tiempo y forma, que definieron como un “obstáculo grave” para la recuperación y la reinserción social de las personas adictas. “La indiferencia y la inacción de las autoridades frente a este problema son un fracaso en la defensa de la salud pública –sentenciaron–. La salud y la vida de los adictos no pueden seguir siendo ignoradas”.
Los firmantes consideraron, a su vez, que de este tipo de manifestaciones, como la exposición de la semana pasada, “solo se benefician unos pocos y se perjudica a miles de jóvenes que por falta de información quedan expuestos a riesgos y consecuencias irreparables para su salud mental y física, su futuro y su bienestar”.
La industria de la marihuana y un negocio que florece
Los abajo firmantes, instituciones y profesionales de la Salud Mental estamos preocupados porque una vez más se realiza en el predio de la Rural de Palermo, la Expo Cannabis.
Y este año vemos azorados que han decidido ir más lejos: han habilitado un sector para niños. ¿Es lógico incorporar un área para niños cuando nos cansamos de repetir donde se nos pregunte que el cannabis es perjudicial para los jóvenes? ¿Cuál es la necesidad de ingresar a los niños en un entorno que fomenta el cultivo y consumo de sustancias perjudiciales? ¿Es necesario enseñarles a los jóvenes a cultivar sus plantas? ¿El cannabis es bueno o es malo?
El consumo de cannabis afecta la función cerebral de manera directa, y afecta particularmente las partes del cerebro responsables de la memoria, el aprendizaje, la atención, la toma de decisiones, la coordinación, las emociones y el tiempo de reacción.
El THC es el principal compuesto psicoactivo presente en el cannabis y actúa sobre los receptores cannabinoides del cerebro. Estos puntos moleculares específicos en las células cerebrales se activan generalmente mediante sustancias químicas, similares al THC, que son producidas de forma natural en el cuerpo formando una red de comunicación neuronal llamada sistema endocannabinoide.
No existe desde la evidencia científica la validez de lo inocuo del consumo, el enlentecimiento en los procesos cognitivos, las respuestas de reacción en los reflejos sensoriales (un porro atrasa 50 metros la reacción de frenada en auto o moto) ya la desregulación del control sobre los frenos inhibitorios al enlentecer la dinámica del lóbulo prefrontal, que es el lugar donde se procesan los razonamientos mas elevados, como por ejemplo decir NO.
Sabemos que el riesgo de tener un brote psicótico aumenta 11 veces si se usa THC en la adolescencia.
Es incomprensible que las autoridades no reconozcan los peligros que acechan en nuestra sociedad, donde el consumo de sustancias está extendido y la Ley no garantiza el derecho a la salud de los adictos. La falta de acceso a tratamientos efectivos y a internaciones en tiempo y forma es un obstáculo grave para la recuperación y la reinserción social de las personas.
¿Cómo puede ser que se priorice la tolerancia y la permisividad sobre la protección de la salud y la vida de los ciudadanos? La indiferencia y la inacción de las autoridades frente a este problema son un fracaso en la defensa de la salud pública.
Es hora de que las autoridades tomen medidas concretas para abordar esta crisis, proporcionando recursos y servicios adecuados para la prevención, el tratamiento y la recuperación de las adicciones. La salud y la vida de los adictos no pueden seguir siendo ignoradas.
Esperamos que la sociedad en su conjunto reaccione frente a este tipo de manifestaciones donde solo se benefician unos pocos y se perjudica a miles de jóvenes que por falta de información quedan expuestos a riesgos y consecuencias irreparables para su salud mental y física, su futuro y su bienestar.


